Industria

La semana de 4 días es posible. Volkswagen salvó miles de empleos

El debate sobre la reducción de jornada en España tiene como precedente el acuerdo en VW para trabajar 28,8 horas semanales

Fábrica de Volkswagen en Wolfsburg / VW

Fábrica de Volkswagen en Wolfsburg / VW

Toni Fuentes

13.12.2020 22:27h

5 min

"Me llamaban loco cuando planteaba la semana de cuatro días hace más de dos años y es algo necesario", asegura Jordi Carmona, responsable de automoción del sindicato UGT FICA. La reducción del tiempo de trabajo como mecanismo para evitar despidos ha reaparecido como el Guadiana y ha entrado en la agenda de las futuras reformas. En realidad, no es nada nuevo ya que cuenta con casos de éxito como la experiencia en Volkswagen, que forma parte del temario de las escuelas de negocio y de las facultades de Económicas y de Derecho y que permitió salvar miles de empleos, según el sindicato IG Metall. 

El secretario de Estado de Empleo y Economía Social, Joaquín Pérez Rey, ha reconocido que la discusión sobre el tiempo de trabajo y, en concreto, de la semana laboral de cuatro días, "es el gran debate" y que debe abordarse en una futura ley. El Gobierno de coalición tiene un "compromiso fuerte" con ese debate, para el que "una ley de uso del tiempo sería un escenario propicio".

Ésa era la respuesta del Ejecutivo a una enmienda a los Presupuestos presentada por Más País en defensa de una jornada laboral de 32 horas sin merma de salarios. En un momento de una profunda e insólita crisis desencadenada por la pandemia, la propuesta de reducir la semana laboral en un día ha recibido una buena acogida como mecanismo para salvaguardar empleos amenazados, aunque con discrepancias en la forma y el momento de implementarse. 

Carmona recuerda que la semana de cuatro días era una de las 17 propuestas que hizo UGT bastante antes de la crisis por el coronavirus, en noviembre de 2019. En ese momento, el temor era la destrucción de empleos como consecuencia de la transición ecológica y de los nuevos hábitos de consumo en la movilidad. 

El caso de Volkswagen

Antes de la pandemia, el sindicato UGT calculaba que la industria de automoción mundial podía perder 4,5 millones de empleos en los próximos años por la irrupción de los coches eléctricos compartidos y autónomos. La producción de vehículos bajará en Europea entre un 5% y un 16%, cerrarán entre un 30% y un 50% de los concesionarios, se recortará el parque de automóviles en circulación de 280 millones a 200 en el continente europeo, la producción mundial de vehículos se desplomará de 97 millones en todo el mundo en 2017 a 35 millones.

Con esas amenazas y con la crisis y la incertidumbre sobrevenidas con la pandemia, la automoción ve con interés la propuesta de reparto del trabajo. El precedente más claro se produjo en la crisis de 1993, cuando el Grupo Volkswagen y el sindicato IG Metall firmaron un acuerdo para reducir el tiempo de trabajo a 28,8 horas semanales, equivalente a un 20% de la jornada, a cambio de un recorte salarial efectivo que fue del entorno del 10%. La alternativa a ese acuerdo era, según Volkswagen, 30.000 despidos de la compañía en Alemania. En ese mismo año, la filial española de Seat aplicó el mayor ERE en su historia con 7.600 despidos y prejubilaciones sobre una plantilla que en aquel momento era de 23.000 empleados.

El sindicato IG Metall evalúa en 1 millón el número de empleos salvados y creados desde 1985 gracias a las progresivas medidas de reducción del tiempo de trabajo. El instituto de coyuntura económica de Berlín DWI estima que la reducción de la semana de trabajo de 40 a 37 horas entre 1985 y 1990 preservó o creó 700.000 empleos.

"La reducción del tiempo de trabajo llevada a cabo en Alemania se ha producido en el marco de la negociación colectiva, en particular, la negociación en el ámbito sectorial, aunque se mantienen importantes diferencias entre las distintas ramas de actividad", según explicaban los profesores de la Universidad Autónoma de Madrid Santos Ruesga y Laura Pérez en un estudio de 2003. "La reducción del tiempo de trabajo, bajo sus diferentes modalidades, puede tener un efecto generador de empleo, por lo que ha venido tomándose como una medida de política activa", aseguran.

Rechazo de la CEOE

Desde la patronal, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha dicho que es una materia que, en cualquier caso, debe negociarse entre empresas y sindicatos e implantarse a través de los convenios y ha rechazado que sea el momento de abrir estos temas. "En el momento que estamos, no se pueden plantear debates que lo único que generan es desconfianza y paralizar contrataciones, afectando además a la inversión y a la creación de empleo", ha advertido.

"Creemos que desde que se instauró la jornada de 40 horas semanales ha pasado mucho tiempo y la productividad ha aumentado de forma notable, lo que hace posible abrir el debate de su reducción", apunta a Efe el secretario de Juventud y Nuevas Realidades de Trabajo de CCOO, Carlos Gutiérrez.

El investigador asociado de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) Florentino Felgueroso ve "forzado" querer implementar un cambio vía legislación y apunta a otras vías para abordarlo: la negociación colectiva o un mejor uso de la jornada parcial. "La realidad del mercado de trabajo es muy heterogénea: lo que puede venir bien para unas empresas no le viene bien a otras", subraya Felgueroso, que recuerda además la coyuntura que atraviesa el mercado laboral y la economía con el impacto de la pandemia.

Una reducción de la jornada laboral manteniendo el mismo nivel salarial, recuerda, tiene un fuerte impacto en las empresas que, de alguna forma, debe compensarse, como ocurrió en Francia donde durante años se asumió por parte del Estado parte de este gasto con un peso bastante relevante en su PIB. "¿Estamos en el momento de hacerlo?", se cuestiona Felgueroso, que tampoco ve "evidente" una causalidad directa entre trabajar un día menos y una mejora de la productividad.​

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