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Ford y GM reconectan con Detroit y la sociedad

Las nuevas sedes de GM y Ford son una metáfora de la nueva era, en la que necesitan reconectar con la sociedad y atraer nuevo talento

Nueva sede de Ford en Deaborn

Toni Fuentes

21.11.2025 21:25h

5 min

Por primera vez en décadas, los dos grandes fabricantes automovilísticos que definieron el siglo XX estadounidense regresan al corazón del nuevo Detroit. No es un simple cambio de dirección: es un acto cargado de significado. En plena transición hacia un modelo eléctrico, digital y basado en el software, Ford y General Motors reescriben su historia con un cambio de sus sedes centrales para adaptarse a los nuevos tiempos y para ganar atractivo en la atracción y retención de nuevo talento.

Detroit, nuevamente el centro del mapa

Detroit fue durante un siglo un gigantesco corazón de acero: la Ciudad del Motor, patria del ensamblaje masivo, del sueño de la clase trabajadora y de la movilidad moderna. Pero también fue símbolo de la caída industrial estadounidense, del éxodo a los suburbios, del abandono urbano y de la desindustrialización.

Hoy, cuando la industria automotriz vive la mayor transformación desde la línea de montaje de Henry Ford, sus dos grandes protagonistas están “volviendo a casa”. Y lo hacen en un momento decisivo: electrificación, software, nuevas formas de trabajo y una feroz guerra por el talento tecnológico. Volver al centro no es nostalgia: es estrategia y recuerda los tiempos en los que Chrysler tenía su sede en el rascacielos que toma su nombre en Manhattan (Nueva York).

Los Ford y Jim Farley

Los Ford y Jim Farley

Ford: nueva sede a la velocidad del software

Bill Ford y Jim Farley, presidente y CEO de Ford, respectivamente, enviaron un mensaje histórico a sus empleados: la nueva sede mundial de Ford ya no sería la icónica Casa de Cristal, sino un edificio completamente nuevo en su campus renovado de Dearborn: el Centro Mundial Henry Ford II.

Era algo más que un anuncio. Era un manifiesto. Ford explicaba que para competir en la nueva era —vehículos definidos por software, inteligencia artificial, electrificación acelerada— necesitaban un espacio radicalmente distinto: “más conectado, más flexible y diseñado para la velocidad”.

El nuevo campus, una estructura vanguardista de tres hexágonos superpuestos, duplicará la capacidad de la sede anterior y alojará a 4.000 empleados cuando esté terminado en 2027. En un radio de 15 minutos a pie, otros 14.000 trabajadores podrán colaborar de forma presencial.

Todo está concebido como un ecosistema de innovación:

  • seis estudios de diseño,
  • tres salas de exposición conectadas,
  • 30.000 metros cuadrados de patios interiores,
  • senderos, zonas verdes, espacios abiertos,
  • y un comedor que parece más Silicon Valley que Detroit.

La Casa de Cristal —centro neurálgico de Ford durante casi 70 años— será desmantelada de forma sostenible. Un gesto contundente: Ford honra su historia, pero no se aferra a ella.

La inauguración, en una ventosa tarde de noviembre de 2025, reunió a miles de empleados, familias y vecinos. Hubo desfiles, flotas históricas, un campamento Bronco, pilotos firmando autógrafos y un momento icónico: Bill Ford y Jim Farley iluminando el nuevo óvalo azul en lo alto del edificio.

“Bienvenidos a casa”, dijo Farley. “Este campus es una inversión en nuestro activo más importante: nuestra gente”. Ford no solo construye coches eléctricos. Está reconstruyendo su identidad.

Nuevo cuartel general de GM en Detroit

Nuevo cuartel general de GM en Detroit

GM: del Renaissance Center al renacer de Hudson’s Detroit

Mientras Ford redefine su campus histórico, General Motors también ejecuta un movimiento cargado de simbolismo: trasladará su sede mundial al complejo Hudson’s Detroit en 2026, justo en Woodward Avenue, la misma avenida donde instaló su primera oficina en 1911.

La decisión implica abandonar el Renaissance Center, un coloso de acero y vidrio que dominó el skyline de Detroit durante décadas. GM lo adquirió en 1996 para impulsar la revitalización urbana de la ciudad y, desde entonces, invirtió más de mil millones de dólares en su modernización.

Pero el RenCen, con su estructura circular y su diseño defensivo de los años 70, no encaja en la era del trabajo híbrido, la colaboración ágil y los espacios abiertos. El nuevo Hudson’s Detroit es todo lo contrario: un proyecto mixto de 140.000 m², con un hotel de 5 estrellas, terrazas públicas, un bar en la azotea, residencias de lujo, comercios y una torre acristalada de 45 plantas.

GM ocupará los pisos superiores como inquilino principal y contará con un espacio de exhibición a nivel de calle. La entrada del edificio se llamará “Entrada Uno”, recuperando el nombre histórico del antiguo gran almacén Hudson’s, un guiño a la memoria colectiva de Detroit.

La CEO de GM, Mary Barra, lo explicó así: “Nos enorgullece permanecer en Detroit, en un edificio moderno que se ajusta a las necesidades cambiantes de nuestra plantilla. No se me ocurre un mejor lugar para escribir nuestro siguiente capítulo”.

La llegada de GM consolida la transformación del centro de Detroit en un núcleo atractivo para el talento tecnológico, mientras Bedrock —el gigante inmobiliario de Dan Gilbert— continúa rehaciendo el 'downtown' con inversiones que superan los 7.500 millones de dólares desde 2011.

Al mismo tiempo, GM, la ciudad de Detroit y el condado de Wayne planifican el futuro del propio Renaissance Center. Por primera vez en medio siglo, su destino no está ligado a la sede de una automotriz. Es un final y un comienzo.

Por qué vuelven: talento, identidad y el futuro del automóvil

Las dos decisiones, aunque distintas, comparten un hilo conductor.

1. Competir por talento tecnológico

Para atraer a ingenieros de software, expertos en IA, diseñadores de UX o especialistas en baterías, Ford y GM necesitan espacios inspiradores, conectados al pulso urbano y a la vida cultural. Los viejos edificios aislados ya no bastan.

2. Reconectar con Detroit

La ciudad vive una regeneración que combina inversión privada, apoyo público y un renacer cultural. Las automotrices vuelven al centro no por nostalgia, sino porque Detroit vuelve a ser deseable.

3. Transformación industrial sin precedentes

Nunca la industria cambió tanto tan rápido: electrificación total, plataformas digitales, fábricas inteligentes, nuevas cadenas de suministro, y competencia global sin fronteras. Volver al origen es una forma de recordar quiénes son… mientras se transforman en algo nuevo.

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