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Carlos Ghosn, expresidente de Renault, Nissan y Mitsubishi, en Beirut / MARWAN NAAMANI / DPA / EP

Carlos Ghosn, expresidente de Renault, Nissan y Mitsubishi, en Beirut / MARWAN NAAMANI / DPA / EP

Carlos Ghosn escapó de la 'nada'

Dos años después de su detención, se ha ido confirmando que el exjefe de Nissan y Renault fue traicionado en un 'golpe de Estado'

Sergio Piccione

28.11.2020 23:50h

6 min

Apenas se han cumplido dos años de la detención de Carlos Ghosn al aterrizar en un avión privado en el aeropuerto de Haneda, entre Tokio y Yokohama, que el Grupo de Trabajo del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU) ha dictaminado que la detención de Carlos Ghosn durante casi 130 días en una cárcel japonesa no fue necesaria ni razonable y que violó los derechos humanos del célebre ejecutivo que presidía la Alianza de Renault, Nissan y Mitsubishi. Además, ha realizado una dura crítica a los fiscales japoneses que lideraron el caso. Es solo el último episodio de un culebrón que va camino de convertirse en una adaptación de La Historia Interminable de Michael Ende, en la que la Nada avanzaba destruyéndolo todo. Nada es también protagonista de la historia de Carlos Ghosn.

Los miembros del grupo de trabajo de la ONU han considerado que la decisión de arrestar a Ghosn cuatro veces seguidas para extender su detención fue "fundamentalmente injusta y carece de una base legal bajo el derecho internacional”. Añadieron que remitirían el caso al relator de la ONU sobre tortura, tratos crueles y otros tratos inhumanos o degradantes.

Carlos Ghosn y el secretario general de Nissan, Greg Kelly, fueron arrestados en Tokio el 19 de noviembre de 2018 y fueron encarcelados mientras se preparaba la acusación por parte de la fiscalía. A ambos se les acusaba de no haber informado de la compensación de Carlos Ghosn cuando dejara la presidencia, de unos 80 millones de dólares. Una compensación que, en cualquier caso, no había cobrado todavía. Un asunto tan endeble que obligó al juez, en una de las sesiones preparatorias, a sancionar a Nissan por no haber destapado desde el primer momento este supuesto caso de corrupción. Posteriormente, se presentaron cargos adicionales contra Ghosn por usar los activos de la compañía de manera indebida, cosa que él ha negado.

A finales de diciembre del año pasado, Carlos Ghosn consiguió escapar de Japón al Líbano metido en una caja que se cargó en un avión privado. A su llegada a Beirut, justificó su acción como la única posible para hacer frente a las acusaciones falsas de fechorías financieras inventadas por algunos de sus antiguos colegas de Nissan. Para entonces ya había sido destituido como presidente del consejo de Nissan y Mitsubishi y, algo más tarde, del de Renault. Por cierto, que esta última marca no había sido advertida de las acciones contra su presidente por su aliada Nissan. 

Carlos Ghosn, traicionado

Ghosn sigue viviendo en Libano, a salvo de las peticiones de extradición de Japón que de momento se tiene que conformar con intentar encarcelar a quienes le ayudaron a escapar, y a enjuiciar a Gregg Kelly quien lo ha negado todo y se ha declarado inocente. El juicio empezó el 15 de septiembre pero no contempla la comparecencia del acusado para su defensa hasta mayo de 2021.

Mientras tanto, algunas suposiciones iniciales han ido teniendo confirmación. Desde el primer momento dio la impresión que Carlos Ghosn había sido traicionado y que su denuncia por sus propios compañeros de Nissan era un “golpe de Estado”. Ahora existen ya cartas y personas que conocen el caso que cimientan esta sospecha. Algo de lo que ya se ha hecho eco Bloomberg en repetidas ocasiones. Se trataba sobre todo de evitar que Ghosn consiguiera una mayor integración entre Renault y Nissan y de hacer saltar por los aires de dependencia de la japonesa respecto a la francesa para, eventualmente, poder comprar más acciones de Renault y revertir la situación o incluso vender las que ya tiene.

Hay que recordar que Renault, en 1999, salvó a Nissan de la quiebra, adquiriendo el 34% de su capital e invirtiendo en ella. Ghosn hizo un trabajo sorprendente y dos años más tarde, con Nissan de nuevo en beneficios, incrementó la participación de la marca francesa hasta el 43,4% mientras que hacía que la japonesa adquiriera un 15% de su aliada. Pese a esta estructura de capital, Ghosn y Renault fueron siempre muy respetuosos con sus asociados nipones a los que el ejecutivo brasileño-franco-libanés defendió frente algunas tendencias nacionalistas del Gobierno francés que tiene un 15% de Renault en calidad de “acción de oro”. Sin embargo, a comienzos de 2018 pareció claro que podía ser interesante estrechar más los lazos internos de la “Alianza”, para hacerla irreversible, y eso desató  las iras en Yokohama, la sede mundial de Nissan.

Campaña para neutralizar a Ghosn

Supuestamente, a comienzos de 2018, comenzó una campaña destinada a neutralizar al que era entonces presidente del consejo, Carlos Ghosn, en cuyo centro se coloca al coreano Hari Nada, quien dirigía la oficina del presidente ejecutivo de Nissan, Hiroto Saikawa. Nada estuvo enviando durante 2018 repetidos mensajes a ejecutivos sensibles a este tema, en los que pedía la rescisión del contrato de la “Alianza”, recuperar la capacidad de que Nissan nombre a sus altos directivos y la libertad de actuar por iniciativa propia con las acciones de su propiedad. Según indica Bloomberg, el día anterior a la detención de Ghosn, Nada envió un memorando en esta línea al propio Saikawa, a quien sugería que se hiciera con el mando como así sucedió. Llama la atención que casi simultáneamente con la detención Ghosn, Saikawa reunió a los máximos dirigentes de Nissan para anunciar la destitución de éste y sentirse avergonzado por su comportamiento. Sin que hubiera habido ningún juicio. Para entonces ya había declarado que no le daba ningún mérito especial a la creación de la “Alianza” Renault-Nissan.

Por cierto, que podía haber habido más detenidos entre los dirigentes de la cúpula no-japoneses si algunos de ellos no hubieran sido advertidos de lo que estaba pasando y evitaran ir a su oficina en Yokohama. Como el español José Muñoz, vicepresidente responsable de la Perfomance, que fue advertido por el embajador de Estados Unidos de lo que podía pasar si volvía a Japón. Muñoz dejó Nissan y actualmente es el director general mundial (COO) de Hyundai.

Incluso después del encarcelamiento de Ghosn, Nada siguió insistiendo en destruir departamentos internos de la “Alianza”, como Renault-Nissan BV, creada para supervisar el gobierno de la misma. Pero se descubrió que había recibido “bonus” anuales por encima de lo que le correspondía. Al final llegó a un acuerdo con los fiscales para declarar en contra de Ghosn. Ha sido reasignado a un puesto de asesor.

Problemas con Renault sin resolver

En cuanto a Saikawa, tuvo que dimitir después de que había cobrado compensaciones muy por encima de las que le correspondían y anunciar en abril unas pérdidas de 6.300 millones de dólares, las primeras en 10 años y las más altas en los últimos 20. Cierto que en noviembre se había hecho una previsión de una reducción de los beneficios, pero antes de la detención de Ghosn no se esperaba entrar en pérdidas. Hubo el rumor que en su agenda en Yokohama, el hasta entonces presidente del consejo de Nissan llevaba una reunión con Saikawa para anunciarle su despido. 

Tras la marcha de Saikawa estableció un triunvirato para administrar Nissan. Unos de los nombrados, Jun Seki, renunció al cabo de un mes, dejando como director general (COO) a Ashwani Gupta. Como presidente actúa Makoto Uchida.

En cuanto a las relaciones con Renault, son algo mejores que a comienzos de 2019, pero los problemas siguen sin resolverse. En cuanto a Ghosn, que no parece dispuesto a exponerse a un juicio en Japón, nadie ni nada (Nada?) puede quitarle el haber sido el más brillante de los ejecutivos en casi las dos primeras décadas del siglo XXI. Aunque quiera destruir su logro.


Para saber más sobre el autor, Sergio Piccione, y su colaboración con la web Coche Global pincha en este enlace.

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