El PERTE del Vehículo Eléctrico y Conectado (VEC) entra en su cuarta fase con una dotación de 1.250 millones de euros, según ha anunciado este jueves el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu. De esa cifra, solo 250 millones serán subvenciones directas, mientras que 1.000 millones se ofrecerán en forma de préstamos, lo que refuerza el perfil financiero del nuevo plan.
La publicación de las bases reguladoras se hará efectiva este viernes, dando así el pistoletazo de salida a una convocatoria que, por primera vez, será gestionada íntegramente por la Sociedad Estatal de Promoción Industrial y Desarrollo Empresarial (Sepides). Con este cambio, el Gobierno busca ganar agilidad y eficacia en la asignación de las ayudas a un sector clave para la economía española.
Durante su intervención en un evento organizado por El Economista, Hereu pidió al sector que aproveche al máximo esta nueva oportunidad: “Que no sobre ni un euro”, instó. Y añadió: “Nos toca apoyar, y lo hacemos desde el sector productivo a través de los PERTES”.
Más financiación, menos subvenciones
El nuevo PERTE VEC IV llega en un contexto de acelerada transformación del ecosistema automovilístico, presionado por los objetivos de descarbonización, la competencia internacional y la irrupción de nuevas tecnologías. Desde su lanzamiento, este plan estratégico ha movilizado cerca de 2.500 millones de euros y ha beneficiado a unas 300 empresas en las tres convocatorias anteriores.
A diferencia de las ediciones previas, el cuarto PERTE VEC pone el acento en la financiación reembolsable, lo que podría limitar el acceso de pequeñas empresas o startups del sector. No obstante, el Ministerio defiende que esta fórmula permitirá movilizar más recursos con un mayor efecto multiplicador.
El sector de la automoción, que representa más del 10% del PIB industrial en España, mantiene altas expectativas sobre esta convocatoria. A pesar de los desafíos —como la incertidumbre regulatoria, la guerra comercial global y la falta de infraestructuras de recarga—, el Gobierno insiste en que este nuevo impulso financiero es clave para mantener la competitividad de España como polo industrial europeo.