El coche eléctrico avanza en matriculaciones y también en infraestructura de recarga, aunque sigue frenada por la burocracia. Según los últimos datos del Barómetro de Electromovilidad de Anfac, la red de puntos de carga de acceso público creció un tímido 3% en el segundo trimestre, alcanzando los 47.892 puntos operativos, un ritmo más lento que en trimestres anteriores. De forma paralela, crecen los enchufes a la espera de autorización o averiados.
El dato más preocupante no es el crecimiento, sino la parálisis administrativa que mantiene inactivos casi 13.800 puntos de carga, un 22% del total. Estas instalaciones, aunque están físicamente construidas, no pueden usarse por retrasos en licencias, permisos o conexiones a la red, además de averías. Si estuvieran operativas, España rozaría los 61.700 puntos, muy cerca del objetivo de 64.000 marcado por Anfac para este año.
Carga rápida, en mínimos europeos
El barómetro, basados en datos de la plataforma colaborativa Electromaps, alerta también de que la carga rápida, imprescindible para igualar la experiencia de repostaje de combustibles fósiles, sigue siendo marginal. Los puntos de alta potencia (más de 150 kW) apenas representan el 9,1% del total, con 4.379 instalaciones en todo el país.
Esta carencia limita no solo los viajes largos de turismos eléctricos, sino también la electrificación del transporte pesado y de mercancías, un sector que, según Anfac, sigue “completamente paralizado” por la falta de apoyos y visibilidad de planes específicos.
La burocracia como freno estructural
José López-Tafall, director general de Anfac, subraya que la electrificación avanza “a buen ritmo”, impulsada por el incremento de modelos eléctricos y el Plan Moves III, pero advierte: “No basta con crecer, hay que hacerlo al ritmo que impone la regulación europea”.
Para el directivo, la solución no pasa solo por planes de ayudas o beneficios fiscales, sino también por acabar con la maraña administrativa que bloquea puntos ya instalados y evitar mensajes contradictorios que confundan a consumidores y empresas.
España, por debajo de Europa
El indicador global de electromovilidad en España, que combina ventas de eléctricos e infraestructura de carga, subió a 18,7 sobre 100, muy lejos de la media europea (32,3 puntos). Países como Noruega y Países Bajos lideran el ranking, mientras que Alemania muestra repuntes significativos.
Por comunidades, Madrid, Navarra y Cataluña encabezan el despliegue, aunque la red sigue siendo insuficiente para responder al crecimiento de las ventas, que se duplicaron en el último trimestre con 62.615 nuevos eléctricos matriculados.
La red de recarga crece, pero la burocracia vuelve a mostrar su cara más inmovilista. España roza sus objetivos de infraestructura, pero miles de cargadores siguen sin funcionar, recordando que la transición no depende solo de inversión y tecnología, sino también de la velocidad administrativa que le permita despegar.