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Imagen del puerto de Barcelona en la zona de carga y descarga / PORT DE BARCELONA

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La llamativa arbitrariedad de las Zonas de Bajas Emisiones

El corralito de Barcelona convive con una zona de exclusión de altas emisiones que indulta los cruceros y el puerto

Toni Fuentes

29.12.2019 10:16h

2 min

Las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) darán un salto importante en 2020 con la puesta en marcha de las nuevas restricciones de tráfico en Barcelona, Madrid y otras ciudades. Es una tendencia imparable y, en buena parte, necesaria para combatir la contaminación, pero se trata de medidas con importantes carencias y defectos. Uno de los más llamativos es la arbitrariedad en los trazados del corralito para los vehículos más viejos.

Barcelona es un buen ejemplo de la llamativa arbitrariedad que se ha seguido a la hora de definir el perímetro de la Zona de Bajas Emisiones Rondas de Barcelona. El Ayuntamiento y el Área Metropolitana de Barcelona presumen de que es la zona de restricciones de tráfico más grande de Europa con 95 kilómetros cuadrados. El criterio utilizado es seguir el perímetro de las rondas que rodean la ciudad con algunas excepciones como la zona al norte de la vía y Sant Adrià de Besòs, que también se incluyen en la ZBE.

Árbol de Navidad con columnas de humo

También está incluido en la zona afectada por las restricciones el litoral de Barcelona, pero con una notoria excepción. El muelle de pescadores queda dentro de la ZBE, pero en cambio quedan fuera la zona donde atracan los cruceros, todo el puerto industrial y el polígono industrial de la Zona Franca. La línea de la ronda, que queda desbordada por la Zona de Bajas Emisiones en algunos tramos, sirve aquí al Ayuntamiento para dejar fuera uno de los principales focos de contaminación del aire del área metropolitana.

He podido comprobar la absurdidad de la frontera de la ZBE de Barcelona. Mientras contemplaba el espectáculo de luces del árbol de Navidad instalado en el Port Vell, en territorio de restricciones, todos podíamos ver también las enormes columnas de humo negro permanentes que desprendían los ferris y cruceros atracados unos metros por detrás, en una zona de exclusión de altas emisiones. 

Cruzar los dedos por la nube tóxica

En términos de contaminación las fronteras y las lineas de delimitación se difuminan y, lo que es peor, se pueden emplear de forma arbitraria para indultar algunos territorios y actividades económicas. Los camiones y la maquinaria industrial del puerto de Barcelona podrá seguir emitiendo óxido de nitrógeno, CO2 y partículas que, irremediablemente, se desplazarán. En Madrid, el Ayuntamiento acaba de indultar también la circulación por dos calles importantes de acceso a la zona de Madrid Central, con unas restricciones que en algunos casos se han ido suavizando mientras llega el nuevo proyecto Madrid 360 que seguirá el trazado de la M-30. 

Solo queda cruzar los dedos para que el viento sople hacia el mar en Barcelona o la sierra en Madrid para que se lleve la nube contaminante de las zonas con patente de corso. Arbitrariedades como estas son las que alimentan la percepción popular de que siempre acaban pagando los más débiles, los conductores de coches viejos que no tendrán ayudas para cambiar el vehículo, a diferencia de lo que planea Madrid. 

 

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