En pleno corazón de Barcelona, en el Atelier Alpine, el rugido —silencioso pero poderoso— del futuro de la marca ha tomado forma con el nuevo Alpine A390, el deportivo eléctrico con el que la firma francesa quiere escribir el próximo capítulo de su renacimiento dentro del Grupo Renault.
El A390 no es solo un coche nuevo. Es el primer modelo concebido íntegramente por Alpine, aunque beneficiándose de las sinergias con Renault. Un paso adelante en la emancipación de una marca nacida para competir, resucitada para emocionar y ahora reinventada para electrificar los coches deportivos.
A390, un modelo clave para Alpine
Su silueta esculpida en clave fastback —una berlina con alma de coupé— combina elegancia y músculo. La zaga, ancha y poderosa, cae con suavidad hasta un difusor funcional que promete tanto deportividad como eficiencia aerodinámica. En vivo, el coche impresiona: no solo por su presencia, sino por su equilibrio entre fuerza y refinamiento.
Al asomarse al portón trasero, llega una de las primeras sorpresas: un maletero generoso, muy lejos del minimalismo radical de los deportivos puros. Alpine parece haber entendido que el conductor de hoy quiere emociones… pero también espacio para la vida cotidiana.

Aspecto del 'fastback' Alpine A390
Calidad y continuismo en el interior
El habitáculo del A390 es una declaración de intenciones. La primera impresión es de calidad premium, con materiales nobles, cuero de gran tacto y detalles metálicos que transmiten robustez y precisión. El continuismo del ADN Renault se percibe en la disposición de la pantalla central vertical, pero aquí todo está reinterpretado al estilo Alpine: el diseño se orienta al conductor, la atmósfera es envolvente y cada detalle tiene un propósito.
El volante, achatado por la parte inferior, invita a conducir con precisión milimétrica. Tras él, un cuadro digital de 12,3 pulgadas ofrece gráficos específicos de Alpine, mientras que la pantalla vertical de 12 pulgadas gestiona el sistema multimedia Android Automotive, con conectividad total y fluidez impecable.
Y como guiño a la historia, los botones deportivos del volante evocan los mandos de los clásicos de la marca: un puente entre el pasado de competición y el futuro eléctrico.
En las plazas traseras, el espacio sorprende por su equilibrio. Los asientos tipo bucket, anchos y envolventes, restan algo de hueco, pero la comodidad es más que suficiente. Un detalle omnipresente recuerda el orgullo francés de la marca: la bandera tricolor cosida en los reposacabezas.

Interior del Alpine A390
Potencia eléctrica con alma deportiva
Bajo su carrocería fluida se esconde un conjunto técnico que combina precisión y garra. El A390 desarrolla hasta 470 CV en su versión más potente —400 CV en la GT—, con tracción integral y una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 3,9 segundos. Tres motores eléctricos orquestan una entrega de potencia instantánea y modulable, ajustable según los modos de conducción: Normal, Sport o Track.
La batería de 89 kWh ofrece hasta 555 kilómetros de autonomía, y su capacidad de carga rápida de 190 kW permite recuperar el 80% en menos de 25 minutos. Todo, gestionado con la precisión de un sistema térmico que mantiene la potencia media de carga en valores óptimos. El resultado es un coche que acelera como un Alpine y respira como un GT, sin renunciar a la eficiencia que exige la nueva era eléctrica.
En el Atelier Alpine de Barcelona, inaugurado en 2024, el nuevo A390 comparte espacio con los dos modelos que tenía hasta ahora la marca, el A290, derivado del R5, y al clásico actualizado A110. Es el preludio de una etapa nueva para Alpine, que ya prepara otros lanzamientos eléctricos para completar su Dream Garage, el garaje de los sueños donde el pasado y el futuro comparten el mismo espíritu: ligereza, precisión y emoción.