La Comisión Europea ha decidido posponer hasta enero la presentación de su esperado plan para revisar la hoja de ruta de descarbonización de la movilidad y apoyar a la industria de automoción, un asunto clave del Pacto Verde que había generado gran expectativa en el sector. La decisión, motivada por las fracturas entre Estados miembros y la sensibilidad política de cualquier modificación, rompe el calendario inicialmente previsto y evidencia las crecientes tensiones entre competitividad industrial y ambición climática.
El Ejecutivo comunitario tenía previsto presentar el 10 de diciembre un paquete legislativo que incluía, además del plan del automóvil, una revisión del mecanismo que grava las emisiones de CO₂ de productos importados (CBAM) y una propuesta para impulsar industrias limpias. Finalmente, solo se mantendrán las iniciativas sobre simplificación medioambiental y redes energéticas, mientras que las medidas relativas al automóvil y al comercio de emisiones quedan aplazadas.
Competitividad, energía y burocracia
Pese al retraso del plan automotor, Bruselas sí publicará este miércoles un paquete para abordar la reducción de la burocracia ambiental, simplificar trámites y armonizar normativas entre países. La Comisión quiere acelerar la ejecución de proyectos renovables y fijar un “mínimo denominador común” administrativo que permita compatibilizar protección ambiental y despliegue acelerado de energías limpias.
En paralelo, presentará un segundo paquete para reforzar las redes energéticas europeas, facilitar permisos, mejorar interconexiones transfronterizas y movilizar al menos 30.000 millones de euros del próximo presupuesto comunitario. El objetivo: abaratar la energía —que cuesta entre dos y tres veces más que en EEUU o China— y avanzar en la electrificación del sistema productivo.
Aun así, organizaciones ecologistas como Birdlife han expresado dudas ante el riesgo de que la simplificación afecte a la biodiversidad, mientras que la industria eléctrica, a través de Eurelectric, pide dedicar a las redes parte de las inversiones en defensa comprometidas con la OTAN.
El automóvil, la gran pieza pendiente
El retraso del esperado plan del automóvil es significativo porque constituye el núcleo de la estrategia industrial de la legislatura. Según el comisario de Industria, Stéphane Séjourné, la propuesta —que debía presentarse este miércoles— se dividirá ahora: algunos elementos se revelarán la próxima semana, y la revisión general de la hoja de ruta del automóvil se pospone a enero.
La Comisión intenta cuadrar un círculo complejo: mantener la ambición climática y, al mismo tiempo, garantizar la competitividad de un sector que representa el 7% del PIB europeo y que atraviesa un momento de incertidumbre por la competencia china, la demanda de eléctricos por debajo de lo previsto y el coste de la transición.
El sector ha reclamado un enfoque “pragmático y tecnológicamente neutral”, con incentivos a las ventas de coches eléctricos, apoyo a las infraestructuras de recarga y la posibilidad de mantener en el mercado determinadas tecnologías más allá de 2035.
Bloques de países en la UE
La falta de consenso entre los Estados explica parte del retraso. Alemania, primer fabricante europeo, ha pedido levantar el veto a la venta de coches que emitan CO₂ a partir de 2035 y permitir también híbridos y vehículos alimentados con combustibles sintéticos.
Francia y España, en cambio, defienden “mantener el rumbo” del Pacto Verde, rechazan que los híbridos se computen como vehículos limpios y exigen incentivos para fabricar más en Europa.
En paralelo, Bruselas trabaja en un plan específico para impulsar los coches eléctricos urbanos y asequibles fabricados en Europa e imponer cuotas mínimas de eléctricos en las flotas corporativas, con el objetivo de dinamizar tanto el mercado nuevo como el de ocasión.
Otra propuesta que se retrasará parcialmente es la revisión del arancel climático europeo, que empezará a aplicarse en 2026 a sectores como acero, aluminio, fertilizantes o hidrógeno importados desde países con normativas ambientales laxas. La Comisión planteará compensaciones para los productores europeos que ya pagan por sus emisiones y clarificará el método de cálculo de los gravámenes.
Un Pacto Verde en revisión
El retraso del plan del motor se produce en plena revisión del Pacto Verde Europeo y tras la confirmación de que Bruselas adelantará a finales de 2025 la actualización de los objetivos de emisiones para automóviles, inicialmente prevista para 2026. El adelanto responde a la presión de la industria y de países como Alemania e Italia, que reclaman flexibilidad y reconocimiento de los combustibles renovables (e-fuels y biocombustibles avanzados).
La presidenta Ursula von der Leyen ha defendido que la descarbonización sigue siendo esencial, pero ha reconocido que “nadie debe someter al tejido económico y social a una tensión que lo derrumbe”, abriendo la puerta a ajustes que permitan acomodar las circunstancias nacionales y evitar un choque frontal con el sector.