Industria

El efecto bumerán del ERE de Nissan

Los 600 despidos forzosos tendrán el efecto contrario a las prejubilaciones en la planta de Barcelona

Asamblea de trabajadores en Nissan Barcelona

Asamblea de trabajadores en Nissan Barcelona

Toni Fuentes

04.05.2019 02:58h

3 min

El callejón sin salida en el que aparentemente se encuentra la negociación en la fábrica de Nissan de Barcelona preocupa por igual a la dirección y a los sindicatos. Ante el fracaso de la mediación de la Generalitat por los reproches de las dos partes, el ERE forzoso parece la única salida para la multinacional japonesa. Sin embargo, el ERE para recortar 600 puestos de trabajo tendrá un efecto bumerán en la plantilla que seguirá trabajando.

Por un lado, el ERE reducirá sensiblemente los costes de la reducción de plantilla para la compañía, ya que solo tiene obligación de pagar el mínimo legal de 20 días de sueldo por año trabajado con un máximo del salario de un ejercicio, según reconocen fuentes de Nissan. Con la última oferta que hizo Nissan para las 600 prejubilaciones y bajas incentivadas, el coste para la empresa se dispara hasta un importe que puede ir de 125 a 150 millones de euros, según reconocen fuentes sindicales. 

Sin embargo, ese ahorro de costes para Nissan Motor Ibérica sería pan para hoy y hambre para mañana debido al efecto que tendría un ERE forzoso en los 2.500 empleados que seguirían en la plantilla tras los 600 despidos. Una cláusula del convenio colectivo vigente en la actualidad tendría ahora unas consecuencias perversas y no buscadas cuando se acordó.

Efecto perverso del convenio de Nissan

Corría el año 2012 cuando, con la promesa de adjudicar a Barcelona la producción del modelo Pulsar y contratar a 1.000 trabajadores, el comité aceptó a regañadientes una rebaja del sueldo para los nuevos empleados que iba de un 38,5% en el primer año hasta el 20% en el quinto a cambio de dedicar una parte de la jornada a formación. Finalmente, el Pulsar se dejó de fabricar en el verano de 2018 y esos 1.000 empleados no llegaron a entrar.

Sin embargo, ante el temor de los sindicatos de que la empresa aprovechara la llegada de los trabajadores más baratos para ir sustituyendo a los veteranos y más caros, se introdujo una cláusula de protección laboral. "En el caso de necesidad de ejecutarse un expediente de regulación de empleo extintivo de despido colectivo, se utilizará la menor antigüedad en la compañía como criterio único de afectación al objeto de asegurar al personal con mayor grado de conocimiento de los procesos productivos de la fábrica. Este criterio obedece a razones de competitividad de la compañía", se afirma en la disposición final duodécima del convenio colectivo de Nissan. 

Voluntad negociadora de comité y empresa

La aplicación de esa cláusula obligará a la empresa a despedir a los empleados que llevan menos tiempo en la fábrica de Barcelona, precisamente lo contrario de lo que se persigue con las prejubilaciones a partir de los 55 años. Es decir, que en lugar de rejuvenecerse la plantilla, se envejecerá al permanecer en la factoría los más veteranos. 

Tanto los sindicatos como la dirección de Nissan Motor Ibérica han mostrado su predisposición a seguir negociando, aunque con condiciones y matices. El comité de empresa ha manifestado su voluntad de seguir negociando con la única premisa de encontrar "un acuerdo válido para las dos partes" que incluya garantías para evitar despidos en los próximos años. Los sindicatos rechazaron una propuesta de la empresa al considerar que era una mera declaración de intenciones de hacer esfuerzos para mantener la plantilla.  

Fuentes de Nissan advierten de que han agotado los fondos para la reestructuración, aunque se muestran abiertos a un último intento de negociación para evitar un ERE forzoso. En todo caso, la empresa advierte de que el tiempo juega en contra de las opciones de un pacto por los elevados costes que recaen sobre una planta con una producción que apenas supera el 30% de su capacidad máxima.

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