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Imagen de un vehículo de Uber recogiendo a un pasajero / CG

Imagen de un vehículo de Uber recogiendo a un pasajero / CG

El órdago de las VTC lo pagan los conductores

El cierre sin contemplaciones es el inicio de una guerra judicial contra las administraciones

Toni Fuentes

02.02.2019 23:45h

2 min

Las grandes empresas de VTC han cerrado a la americana. Antes de cumplir con los trámites mínimos como un ERE para despedir a la plantilla, Uber y Cabify han bajado la persiana en Barcelona pero no con un 'adiós', sino con un 'hasta luego'. El cierre a la brava forma parte del órdago de las empresas VTC a las regulaciones de las administraciones en el conflicto desatado con los taxistas.

Hasta hace dos años, Barcelona era una de las pocas ciudades del mundo en la que no operaba el gigante norteamericano Uber. La empresa volvió a Barcelona hace un año después de abandonar la ciudad al ser expulsada por su intento fallido de exportar el modelo de falsos taxistas 'amateurs' que puso en marcha inicialmente. Gracias a la ventana abierta con las licencias de VTC, Uber y Cabify cambiaron su 'modus operandi' para acaparar el mercado haciéndose con esas licencias.

Ahí empezaron los problemas al convertir un servicio de chófer particular en un taxi más con el respaldo de grandes plataformas tecnológicas. En la batalla en los tribunales que presumiblemente comenzará ahora, el cierre de las grandes empresas de VTC será utilizado como una prueba para argumentar la imposibilidad de operar con la precontratación de 15 minutos, aunque no la hayan probado aunque sí la ofrecían hasta ahora.. 

Recolocación de conductores 

El envite de Uber y Cabify no lo pagan las empresas, para las que las ganancias de Barcelona son un granito de arena en su negocio, sino los asalariados y los falsos autónomos que conducían sus coches, que ahora se quedan en la calle hasta que la justicia resuelva el contencioso.

Los taxistas se equivocan si creen que con el cierre de Uber y Cabify en Barcelona han ganado. Su imagen ha salido seriamente tocada por la agresividad de unos pocos y tienen por delante mucho que mejorar en el servicio que prestan. Harían bien los taxistas y las empresas que operan con licencias de taxi en intentar recolocar al máximo número posible de conductores de Uber y Cabify, que también pueden tener una alternativa en otras empresas tradicionales de VTC si aprovechan la huida de las multinacionales para crecer en el mercado. No lo tendrán fácil puesto que las licencias de VTC siguen en manos de Uber y Cabify.

Después del órdago, la partida sigue adelante para ver quién controla el mercado de la movilidad.

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