Sostenibilidad

¿Qué aportan los vehículos híbridos en la descarbonización?

Un estudio destaca la aportación de los coches 100% eléctricos a la reducción de emisiones totales pero cuestiona el papel de los híbridos

Producción del recuperado Fiat 500 híbrido

Producción del recuperado Fiat 500 híbrido

Pau Rodríguez

09.07.2025 11:40h

3 min

En el gran tablero de la descarbonización de la movilidad, los vehículos híbridos han sido durante años la pieza intermedia: esa tecnología de transición que prometía reducir emisiones mientras Europa completaba su salto al coche 100% eléctrico. Sin embargo, un nuevo estudio del Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT) cuestiona su verdadero impacto climático y reabre un debate crucial: ¿qué aportan hoy los híbridos al proceso de electrificación?

Según el análisis, los coches eléctricos de batería que se venden actualmente en Europa producen un 73% menos de emisiones de gases de efecto invernadero durante su ciclo de vida que un coche de gasolina equivalente. Esta cifra, que incluye las emisiones de fabricación, supone una mejora del 24% respecto a las estimaciones de 2021, gracias a la aceleración de las energías renovables y a la creciente eficiencia de los BEV (battery electric vehicles).

Sin embargo, el papel de los híbridos no muestra avances significativos. Los híbridos convencionales (no enchufables) apenas reducen las emisiones un 20% frente a un coche de gasolina, mientras que los híbridos enchufables (PHEV) logran un 30%, en el mejor de los casos. Además, su ventaja real se reduce al analizar el uso diario: los PHEV se conducen con electricidad mucho menos de lo estimado en laboratorio, perdiendo gran parte de su potencial de ahorro de CO₂.

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Emisiones totales por motorización

La ayuda de la energía renovable

La doctora Marta Negri, investigadora del ICCT, resume con claridad el giro que estamos presenciando: “Los coches eléctricos de batería en Europa se están volviendo más limpios a un ritmo mayor del previsto y superan a todas las demás tecnologías, incluyendo los híbridos y los híbridos enchufables”.

Este progreso no es casual. En 2025, el 56% de la electricidad europea procederá de fuentes renovables, frente al 38% en 2020, y las proyecciones apuntan a un 86% en 2045. Es decir, la huella de carbono de los eléctricos puros será cada vez menor, mientras que la de los híbridos y de la combustión interna permanecerá prácticamente estancada, anclada a los combustibles fósiles.

Híbridos: solución parcial ante un desafío total

La conclusión del estudio del ICCT es contundente: solo los coches eléctricos de batería pueden lograr las reducciones masivas de emisiones que exige el Pacto Verde Europeo. Los híbridos, si bien aportan mejoras marginales, no bastan para cumplir los objetivos climáticos a largo plazo, que demandan emisiones netas cercanas a cero en el transporte.

Incluso tecnologías como el hidrógeno presentan limitaciones. Hoy, el hidrógeno verde (producido con electricidad renovable) no está disponible a gran escala en Europa, y el hidrógeno gris (producido a partir de gas natural) apenas reduce las emisiones un 26% frente a la gasolina.

Más allá de la narrativa de transición

La crónica de los híbridos parece acercarse a un punto de inflexión. Durante años, fueron la respuesta inmediata para cumplir normativas de emisiones y tranquilizar a consumidores reticentes a la autonomía limitada de los eléctricos puros. Hoy, con baterías de mayor capacidad, redes de recarga cada vez más densas y una matriz energética cada vez más limpia, su aportación se diluye frente a un eléctrico puro que compensa su mayor huella de fabricación tras apenas 17.000 kilómetros, uno o dos años de uso en Europa.

Mientras la industria afronta su transformación más profunda en un siglo, el estudio del ICCT desmonta parte de la narrativa de neutralidad climática asociada a los híbridos. No se trata de demonizar una tecnología, sino de colocarla en su justa escala de impacto. Porque, como concluye el ICCT, la electrificación total no es una cuestión de elegir aventuras tecnológicas a la carta, sino de apostar decididamente por soluciones que reduzcan las emisiones en la magnitud y el tiempo que exige el cambio climático.

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