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Los ecologistas cuestionan los híbridos enchufables

Un estudio de Transport & Environment rebaja a un 19% la reducción de emisiones reales de los coches híbridos enchufables (PHEV)

Estudio de emisiones de los híbridos de Transport & Environment

Estudio de emisiones de los híbridos de Transport & Environment

Helena Martín

17.10.2025 11:14h

4 min

Durante años, los híbridos enchufables (PHEV) fueron presentados como el puente ideal hacia la movilidad eléctrica: coches capaces de combinar lo mejor de dos mundos —batería y motor térmico— sin las limitaciones de autonomía ni los temores de enchufar. Pero el relato verde de esta tecnología está cuestionado por grupos ecologistas. Según un nuevo estudio de Transport & Environment (T&E), los PHEV apenas reducen un 19 % las emisiones reales de CO₂ respecto a los vehículos de gasolina o diésel.


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El informe, basado en datos de 127.000 coches híbridos enchufables matriculados en 2023 y recopilados por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), es contundente. En el mundo real, los PHEV emiten 135 gramos de CO₂ por kilómetro, frente a los 166 g/km de los coches de combustión pura. Una diferencia mucho menor que la que sugieren las pruebas oficiales WLTP, en las que los híbridos parecen casi tan limpios como un eléctrico. Esas pruebas 

La explicación es sencilla: la mayoría de los PHEV circulan más tiempo en modo gasolina que en modo eléctrico. Su batería, aunque recargable, ofrece autonomías reducidas que en muchos casos no superan los 50 o 60 kilómetros reales. Y cuando el conductor no los enchufa con regularidad, el motor térmico asume casi todo el trabajo.

Según los datos de T&E, incluso en modo eléctrico los PHEV consumen unos 3 litros de gasolina cada 100 kilómetros, lo que genera 68 g/km de CO₂, casi ocho veces más de lo que declaran los fabricantes. “El motor de combustión entra en funcionamiento en un tercio del recorrido, incluso cuando el coche debería moverse solo con la batería”, explica Laura Vélez de Mendizábal, experta en electromovilidad de T&E España. “Los híbridos enchufables no han cumplido las expectativas ambientales que se les atribuían. Emiten casi tanto como los coches de gasolina. La neutralidad tecnológica no puede significar ignorar la realidad”.

Una factura ambiental… y económica

La brecha entre las cifras oficiales y el uso real no solo contamina más, también vacía los bolsillos. Los datos de T&E calculan que el consumo oculto de energía y combustible cuesta a los conductores unos 500 euros adicionales al año. A eso se suma un precio de venta medio 15.000 euros más alto que el de un coche eléctrico de batería.

En Alemania, Francia y Reino Unido, el precio medio de un PHEV ronda los 55.700 euros, según Bloomberg Intelligence. En comparación, los eléctricos puros cuestan unos 40.500 euros. En otras palabras: los híbridos enchufables son más caros, más pesados y más contaminantes de lo que aparentan.Y lo peor, dice T&E, es que las versiones de “rango extendido” —aquellas con baterías mayores para ofrecer más autonomía— terminan siendo aún más emisoras. Las baterías más grandes añaden

peso, lo que eleva el consumo de combustible cuando entra el motor térmico y también la demanda energética en modo eléctrico.

Entre los fabricantes, Mercedes-Benz encabeza el ranking de discrepancia entre cifras oficiales y emisiones reales. Según los datos de 2023, sus híbridos enchufables registran un 494 % más emisiones de las declaradas, con el GLE alcanzando un 611 % por encima de lo homologado. El resto de marcas europeas también superan en torno al 300 % los valores de laboratorio.

El pulso político por 2035

La polémica llega en un momento clave. Los fabricantes europeos están presionando a Bruselas para que los PHEV sean considerados vehículos neutros en carbono y puedan venderse más allá de 2035, fecha marcada por la UE para el fin de los coches de combustión.

Las marcas también reclaman eliminar los llamados “factores de utilidad”, mecanismos diseñados para corregir la diferencia entre las emisiones homologadas y las reales. Esas correcciones, previstas para 2025 y 2027, endurecen los objetivos de CO₂ y empujan a los fabricantes a vender más eléctricos puros.

“Debilitar esas normas”, advierte Vélez de Mendizábal, “equivale a comprometer la solidez de la legislación europea sobre emisiones. Si se cede, el mercado se llenará de híbridos enchufables caros y contaminantes, frenando la inversión en eléctricos asequibles que Europa necesita”.

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