Los proveedores de automoción en España han cerrado 2024 con una ligera caída del 0,7 % en su facturación, hasta los 41.238 millones de euros, y encaran 2025 con el horizonte plano. Después de dos años de fuertes crecimientos motivados por la inflación, la industria entra en "un nuevo ciclo" de desaceleración y de caída de las inversiones que plantea nuevos desafíos estructurales.
“Estamos ante un nuevo ciclo para el sector”, advirtió este miércoles el presidente de Sernauto, Francisco Riberas, durante la presentación del balance anual de la asociación. “El entorno no ha sido fácil, pero los resultados son razonablemente satisfactorios”, matizó.
Facturación estancada, inversión a la baja
La lectura más inmediata es clara: la industria se enfría, las inversiones se reducen y la rentabilidad continúa bajo presión. En 2024, la inversión en capacidades productivas cayó un 12,3 %, hasta los 1.466 millones de euros, mientras que la inversión en I+D+i bajó un 2 %, hasta los 1.245 millones.
“Tras dos años de crecimiento fuerte estamos afrontando una fase de estabilización”, explicó el director general de Sernauto, José Portilla. El responsable insistió, no obstante, en la resiliencia del sector, que sigue sosteniendo más de 325.000 empleos directos e indirectos en España.
Exportaciones resistentes, pero bajo amenaza
Uno de los pilares del sector sigue siendo el comercio exterior, que representa casi el 60 % de la facturación. En 2024, las exportaciones alcanzaron los 25.065 millones de euros, apenas un 0,3 % menos que el año anterior. Sin embargo, la amenaza de nuevos aranceles —especialmente desde EE. UU.— ensombrece las previsiones.
Solo el mercado estadounidense generó 1.021 millones de euros en ventas para los proveedores españoles, una cifra que podría verse gravemente afectada si prosperan los aranceles del 25 % anunciados por la Administración Trump. Pero el impacto no sería solo directo: también afectaría a las exportaciones a Alemania y Francia, países que ensamblan vehículos con piezas españolas y los venden al otro lado del Atlántico. “Tiene poco sentido poner barreras los unos a los otros”, lamentó Portilla, que, pese a todo, se mostró “moderadamente optimista” por el diálogo abierto entre Bruselas y Washington.
Caída en el suministro, auge en recambios
El análisis desglosado de la facturación revela un comportamiento dispar. La cadena de suministro cayó un 6,7 %, hasta los 9.419 millones, mientras que el mercado de recambios creció un 7,3 %, hasta los 6.755 millones, impulsado por el envejecimiento del parque automovilístico en España.
De hecho, Portilla volvió a pedir un Plan Renove ambicioso para rejuvenecer el parque, reducir emisiones y reactivar la demanda. “Tendría un efecto inmediato en la descarbonización y la seguridad vial”, subrayó.
Reivindicación de una política industrial con “luces largas”
Más allá de las cifras, el mensaje del sector fue inequívoco: España necesita una política industrial fuerte y moderna. Sernauto reclamó una nueva ley de industria que sustituya a la vigente desde 1992 y que contemple medidas específicas para el sector, especialmente para las pymes.
“No pedimos subvenciones indiscriminadas, sino un entorno competitivo”, afirmó Portilla. “Si no fortalecemos nuestra autonomía estratégica, los proyectos industriales acabarán en otros países más atractivos”.
Mirando hacia nuevos mercados (y oportunidades en defensa)
Ante la incertidumbre geopolítica, los proveedores buscan diversificar riesgos. Europa del Este, India, Brasil y Turquía son algunos de los mercados que ya están explorando. Además, algunas empresas podrían tener sinergias con el sector defensa, aunque Riberas insistió en que el automóvil no debe perder su identidad industrial por esa vía.
“Tenemos un sector que está vivo, fuerte, con retos evidentes, pero también con muchas capacidades”, concluyó Riberas, que está a punto de ceder el testigo de presidente de Sernauto a Javier Pujol, CEO de Ficosa.
Previsiones para 2025: realismo sin resignación
Para 2025, Sernauto anticipa una facturación similar a la de 2024, con el empleo prácticamente estable. La clave estará en la producción de vehículos, el comportamiento del consumo y la estabilidad global.
Pero también, insisten, en la colaboración público-privada, en instrumentos como los PERTE, en estímulos al mercado y en una visión estratégica capaz de garantizar que España siga siendo un país fabricante… y no solo ensamblador.