Ferrari ha vuelto a demostrar su fortaleza financiera en tiempos revueltos, pero los mercados castigaron la marca porque temen que el 'milagro' de sus resultados no se pueda prolongar. El fabricante italiano de coches deportivos cerró el primer semestre de 2025 con un beneficio neto de 837 millones de euros, un 9% más que en el mismo periodo de 2024, y unos ingresos de 3.578 millones, también un 9% superiores. Sin embargo, las acciones de Ferrari cayeron un 12% en la Bolsa de Milán, la mayor caída en un solo día desde su salida a cotización en 2015.
El desplome bursátil llegó a pesar de los sólidos resultados financieros y de que la compañía reafirmó sus objetivos de crecimiento para 2025, con un aumento estimado del 5% en sus principales magnitudes. El motivo del castigo fue otro: el temor a que Ferrari haya tocado techo en términos de rentabilidad y exclusividad, especialmente en su mercado clave, Estados Unidos.
Los analistas pusieron el foco en dos aspectos clave. Primero, la ralentización en el volumen de entregas, que en el primer semestre se mantuvo prácticamente plana, con 7.087 vehículos entregados frente a los 7.044 del año anterior. Segundo, la reducción de precios en EEUU, anunciada por la propia compañía tras el acuerdo arancelario entre Washington y Bruselas. Esta rebaja implica el fin de la compensación que Ferrari había aplicado desde abril a ciertos modelos para paliar los aranceles impuestos por Donald Trump.
"Hemos eliminado los riesgos arancelarios"
En el segundo trimestre, Ferrari reportó un beneficio neto de 425 millones de euros, un 3% más que en el mismo periodo de 2024, con ingresos de 1.787 millones (+4%) y entregas prácticamente idénticas (3.494 vehículos frente a 3.484). El EBIT trimestral creció un 8% hasta los 552 millones y el EBITDA subió un 6%, hasta los 709 millones.
El consejero delegado de Ferrari, Benedetto Vigna, trató de enviar un mensaje de tranquilidad. “Hemos eliminado los riesgos arancelarios y mantenemos nuestra confianza en los objetivos de 2025”, declaró. Pero las palabras del CEO no lograron calmar a los inversores, que parecen más preocupados por el futuro que impresionados por el presente.
Ferrari sigue siendo uno de los fabricantes más rentables del mundo por coche vendido, y su posicionamiento de lujo extremo le ha permitido capear mejor que otros las tormentas de la transición eléctrica y la inflación. Sin embargo, los mercados han empezado a preguntarse cuánto tiempo más podrá seguir creciendo sin diluir su exclusividad.