La industria europea de proveedores de automoción afronta una nueva amenaza geopolítica. La Asociación Europea de Proveedores de Automoción (CLEPA) ha advertido de que las recientes restricciones impuestas por China a la exportación de tierras raras e imanes ya han provocado el cierre de varias líneas de producción y plantas en toda Europa, con previsión de que los efectos se agraven en las próximas semanas conforme se agoten las existencias disponibles.
Desde el pasado abril, China exige licencias especiales para exportar siete minerales estratégicos, entre ellos varios tipos de tierras raras utilizados en la fabricación de componentes esenciales para vehículos eléctricos y de combustión. Según CLEPA, se han presentado “cientos de solicitudes de exportación”, pero apenas un 25 % han sido aprobadas. A esto se suma la falta de transparencia del proceso: los criterios varían entre provincias, algunas licencias han sido denegadas por cuestiones formales y otras dependen de que se revele información sensible sobre propiedad intelectual.
"Impacto inmediato y grave"
“El resultado es un impacto inmediato y grave sobre la cadena de suministro de la automoción en Europa, altamente dependiente de estos materiales”, ha declarado Benjamin Krieger, secretario general de CLEPA. “Instamos urgentemente a la UE y a las autoridades chinas a abrir un diálogo constructivo que garantice procedimientos de concesión de licencias transparentes, proporcionales y en línea con las normas internacionales”.
Los componentes afectados —imanes permanentes, materiales magnéticos y otros elementos críticos— son vitales para una amplia gama de vehículos, desde los tradicionales con motor de combustión interna hasta los eléctricos más innovadores, lo que multiplica el alcance de las disrupciones. La situación pone en evidencia la fragilidad de una cadena de suministro global altamente interdependiente, donde las decisiones de un solo país pueden paralizar industrias enteras a miles de kilómetros de distancia.
Búsqueda de alternativas
Aunque los esfuerzos por diversificar fuentes de aprovisionamiento y por desarrollar motores eléctricos libres de tierras raras ya están en marcha en Europa, desde CLEPA advierten que se trata de soluciones a medio y largo plazo. “No resuelven el problema inmediato ni evitan los cierres que ya estamos viendo”, ha señalado Krieger.
Además del impacto en la producción, la patronal europea advierte de un riesgo añadido: la destrucción de empleo. Miles de puestos de trabajo en plantas de componentes se encuentran en peligro si las restricciones se prolongan en el tiempo.
La situación también expone la necesidad de una estrategia industrial más robusta por parte de la Unión Europea, que garantice el acceso a materiales críticos y refuerce la autonomía estratégica en sectores clave como el de la automoción.