Industria

Kia ajusta su estrategia ante la pérdida de rentabilidad

Kia sufre la incertidumbre de los mercados con un descenso del beneficio del 19% y un ajuste de su estrategia para mantener la rentabilidad

Un cliente observa el eléctrico Kia EV3 / T.F.

Un cliente observa el eléctrico Kia EV3 / T.F.

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José Del Barrio

25.07.2025 15:39h

2 min

Kia también sufre ante la incertidumbre global, que ha obligado al fabricante a ajustar su estrategia. La automovilística surcoreana registró un beneficio neto de 4,661 billones de wones (2.871 millones de euros) en el primer semestre, lo que supone una caída del 19,2 % respecto al mismo periodo del año anterior. Una contracción que, pese al ligero aumento de ventas globales, refleja la presión creciente sobre los márgenes del sector en plena transición eléctrica.

La facturación de Kia entre enero y junio ascendió a 57,367 billones de wones (35.347 millones de euros), un 6,7 % más, gracias a la venta de 1,58 millones de unidades, un 2 % por encima de las entregas de hace un año. Sin embargo, el beneficio operativo se redujo un 18,3 %, hasta 3.557 millones de euros, y su margen operativo retrocedió tres puntos, hasta el 10 %, alejándose del sólido 13,1 % que lucía en la primera mitad de 2024.

Incertidumbre y ajustes estratégicos

En su presentación de resultados, Kia reconoció que la “incertidumbre del mercado global” persistirá en la segunda mitad del año y que responderá con “flexibilidad” en su producción y “estrategias de incentivos centradas en la rentabilidad”. Es decir, priorizará el margen sobre el volumen para contener el deterioro de su rentabilidad operativa, una decisión cada vez más común en la industria ante la ralentización de la demanda y el aumento de la competencia, especialmente en el eléctrico.

Apuesta por el eléctrico en Europa

Para reforzar su posición en el mercado europeo, Kia lanzará en el tercer trimestre el EV4, su nuevo modelo 100% eléctrico que ampliará su ofensiva en este segmento, clave para cumplir los objetivos de CO₂ en la región. La compañía espera que su gama eléctrica le permita sostener la competitividad sin recurrir a guerras de precios que comprometan su cuenta de resultados.

Aunque Kia sigue mostrando cifras robustas frente a otros fabricantes asiáticos, la erosión de su rentabilidad empieza a encender señales de alerta. La presión en costes, la competencia creciente en eléctricos y la necesidad de mantener su ritmo de inversión en tecnología y nuevos modelos marcan un semestre de transición para la marca coreana, que deberá afinar su estrategia para evitar que la caída de margen se convierta en tendencia estructural.

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