En un momento en el que el mercado de los vehículos diésel diésel se desmorona en España —con una cuota del 5,6% en abril, frente al 6,9% en enero—, Repsol ha decidido doblar su apuesta por este combustible con el lanzamiento de su producto más premium: el Diésel Nexa 100% renovable. Un movimiento que, si bien se enmarca dentro de la estrategia de descarbonización de la compañía, choca con las cifras actuales de matriculaciones y el rumbo claro hacia la electrificación.
La energética ha alcanzado ya más de 1.000 estaciones de servicio con Diésel Nexa en la península ibérica —998 en España— y pretende llegar a las 1.500 antes de fin de año. Este diésel de origen renovable, producido con residuos orgánicos, presume de reducir hasta un 90% las emisiones netas de CO₂ respecto al diésel fósil. Además, se presenta como compatible con cualquier motor diésel convencional, sin necesidad de adaptar vehículos ni infraestructuras.
Descalabro del mercado de diésel
Sin embargo, la contradicción salta a la vista. Mientras el mercado abandona el gasóleo, Repsol redobla la inversión en una tecnología que pierde relevancia a cada mes que pasa. Según los últimos datos de matriculaciones de abril, recogidos por ANFAC, los coches diésel apenas representan una minoría marginal en un parque automovilístico que gira rápidamente hacia el vehículo eléctrico, los híbridos enchufables y los híbridos convencionales.

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz / REPSOL
La compañía defiende su decisión desde la óptica tecnológica y medioambiental. “Este combustible no solo es una alternativa sostenible, sino nuestro diésel más avanzado”, afirmaba Valero Marín, director general de Cliente de Repsol. "Para descarbonizar la movilidad, Repsol apuesta por un modelo que combine todas las soluciones que reduzcan las emisiones, como los combustibles renovables, la electrificación y el hidrógeno renovable que la compañía está desarrollando", indica la petrolera que preside Antonio Brufau y dirige Josu Jon Imaz, que optaron por rebautizarla como "compañía multinergética" y que recientemente ganó una batalla contra Iberdrola, que acusó a Repsol de 'greenwashing'.
Pero ese discurso choca con una realidad de mercado que avanza en dirección contraria. De hecho, el diésel ha pasado de representar un 70% de las ventas hace apenas una década a ser casi residual en la actualidad, especialmente en las grandes ciudades.
Diésel Nexa, el más caro
A ello se suma una cuestión de precio. Aunque Repsol anuncia descuentos promocionales con su app Waylet para igualar el coste del litro de Nexa al del Diésel e+, el Nexa se sitúa en el segmento premium, y su precio fuera de campañas puede ser notablemente más alto. Una apuesta difícil de justificar para un tipo de combustible cada vez menos demandado.
El desarrollo de los combustibles renovables —en los que Repsol lidera con la planta de Cartagena y la futura de Puertollano— tiene sin duda un papel relevante en sectores difíciles de electrificar como el transporte marítimo o la aviación. Pero su aplicación masiva en automóviles particulares parece, al menos en este momento, una batalla comercial contra el sentido común del mercado.
Mientras los consumidores giran hacia el coche eléctrico y las normativas europeas se endurecen contra los combustibles fósiles, incluso los renovables, Repsol se mantiene firme en su modelo multienergético. La cuestión es si esa firmeza será vista como visión estratégica o como resistencia a lo inevitable.