Mercado

'Road Movie' a bordo del nuevo Peugeot 508

La nueva berlina Peugeot 508 con motorización híbrida enchufable de 225 caballos demuestra sus grandes cualidades ruteras con estilo

Peugeot 508 en la prueba de Coche Global / A.M.

Peugeot 508 en la prueba de Coche Global / A.M.

Ana Montenegro

14.01.2024 19:00h

5 min

En un mercado inundado de SUV en sus diferentes tamaños y volúmenes, la aparición en el garaje de una berlina es un golpe de aire fresco. El Peugeot 508 es una berlina, pero también es un clásico. Nació en 2011 y en 2019 llegó la segunda generación que es la que ahora se ha sometido a una profunda actualización para mantener su frescura unos años más y que hemos sometido a prueba en una ruta.


Valoración Peugeot 508 berlina PHEV 225: diseño, 8,1; interior, 8,7; motor, 8,7; conducción, 8,3; global, 8,45


El nuevo 508 que acabo de probar es prácticamente un coche nuevo. Con respecto al anterior estrena la parrilla de efecto 3D y las luces con tres líneas verticales en cada extremo, como el zarpazo de una fiera verticales y laterales, que está implantándose como estilo de la casa en todos los nuevos modelos Peugeot, además de faros led con tecnología Matrix y con un diseño muy fino. Los traseros también tienen un nuevo diseño y tecnología led. Esos elementos, unidos a un nuevo paragolpes, un capó muy alargado y un frontal afilado le da, de frente, un aire felino. También lleva más ayudas a la conducción y al aparcamiento, cámara de visión trasera, algunos cambios en el interior y más motorizaciones.

En ruta con el Peugeot 508 / A.M.

En ruta con el Peugeot 508 / A.M.

A bordo de un clásico renovado

El nuevo Peugeot 508 está disponible con dos carrocerías. La clásica familiar o Station Wagon (SW) mide 4,79 metros de largo y tiene un gigantesco maletero de 530 litros. La versión berlina, que fue la que yo probé, tiene una fuerte caída en la parte trasera que la hace parecerse a un coupé. Es un poco más corta, 4,75 metros de largo y ligeramente más baja, 1,40 metros, frente a 1,42 la carrocería SW. Ambas comparten anchura (1,85) y batalla (2,79 metros). El maletero del coupé también es ligeramente más pequeño, 487 litros de capacidad, pero muy profundo y con espacio para casi todo sin abatir las plazas traseras.

La gama cuenta con propulsores diésel, gasolina e híbrido enchufable, con una autonomía oficial en modo eléctrico de 62 km, y potencias de 130, 180, 225 y 360 caballos. Todas las versiones llevan cambio automático de ocho velocidades. Las combinaciones de todas estas alternativas, más dos terminaciones Allure y GT (para el mercado español) dan casi una veintena de versiones que pueden cubrir las más diferentes necesidades desde poco más de 38.000 euros.

Frontal del renovado Peugeot 508 / A.M.

Frontal del renovado Peugeot 508 / A.M.

Pude probar este modelo con el motor de gasolina híbrido enchufable (PHEV, Plug-in Hybrid Electric Vehicle) de 225 caballos, por lo tanto con etiqueta 0, y la terminación GT, una opción excelente para devorar km como era mi objetivo. Esta versión tiene un precio, sin descuentos ni ayudas de unos 50.000 euros.  Aprovechando los días de menos carga de trabajo entre Nochebuena y Fin de Año pude hacerle una prueba a fondo, más de 2.000 kilómetros entre el frio de la provincia de León, donde por la mañana el parabrisas amanecía lleno de hielo, el sur de Extremadura y la meseta. Diferentes climas, aunque en esas fechas siempre con bastante frio y nieblas, por carreteras y autovías. 

Sensacion de confianza y seguridad

Desde los primeros kilómetros el Peugeot 508 transmitía la sensación de ser un perfecto compañero para escribir una 'road movie'. Al sentarse al volante hay dos aspectos iniciales que transmiten confianza y seguridad. La facilidad de entrar y de ajustar el asiento para conseguir comodidad y una visibilidad perfecta. Todos los mandos están bien colocados. Por ejemplo, el cambio, la pequeña palanca que utilizan los modelos de este segmento del grupo Stellantis, está enrasada en la consola central. Un diseño minimalista que completa el mando para seleccionar los modos de conducción (eléctrico, híbrido, sport, confort), el freno electrónico y una pequeña guantera con tapa perfecta para dejar el teléfono. Nada sobresale ni estorba. Hay otro hueco en la parte inferior del salpicadero accesible para el conductor y el pasajero donde se pueden dejar objetos ocultos de miradas indiscretas.

A los aspectos más prácticos el Peugoet 508 suma un elegante diseño interior que se completa con algunos elementos deportivos como las puertas sin marco superior en la ventanilla o la elegante caída del gran portón trasero que refuerzan un estilo aerodinámico.

Un gran rutero

Para hacer kilómetros sin descanso son perfectos los asientos, con el mullido adecuado, tapicería perforada y el logo del león grabado en los reposacabezas. En la versión que probé, incluso con masaje. El Peugeot 508 es un gran rutero, ágil al tomar curvas o en carretera de montaña, no parece que pese 1.500 kilos, pero también muy estable. El cambio automático está muy bien ajustado para actuar sin intervención del conductor y aunque lo puede hacer con las levas que tiene tras el volante esa intervención es siempre un poco limitada.

A bajas velocidades la dirección es suave y muy manejable, lo que ayuda a hacer maniobras al aparcar o al moverse entre el tráfico urbano. Cuando llegamos a una autovía y nos ponemos a velocidad de crucero es preciso y muy estable, un perfecto devorador de kilómetros sin cansar al conductor ni a los ocupantes.

Recarga del Peugeot 508 híbrido

El sistema híbrido enchufable ayuda a reducir el consumo, sobre todo en recorridos urbanos. En carretera y en viajes largos siempre es fácil repostar, pero no tanto enchufar el coche. En casa no hay problema si podemos recargar mientras dormimos en un enchufe doméstico. En carretera, si encontramos un cargador de 7,4 kW desocupado y que esté operativo, en una hora y siete minutos tendremos la batería al máximo de carga, puede ser el tiempo que dedicamos a comer, pero tienen que encajar demasiadas variables. Confieso que en esos 2.000 km de recorrido solo pude cargar una vez y por la noche.

La recarga ayuda a reducir el consumo de carburante, lo que se nota también en carretera, incluso si no nos preocupamos de hacer una conducción especialmente eficiente. Pero cuando se acaba la batería tira sólo del motor de gasolina, salvo lo que podamos recuperar en frenadas y desaceleraciones, que en autopista y autovía es poco o nada. Pero no se dispara excesivamente el consumo, que se mantiene en nivel similares a uno de gasolina convencional

Hoy destacamos