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Probamos el Peugeot 508 PSE, el primer deportivo electrificado de carretera

Nos ponemos al volante del primer modelo de la nueva familia con carrocerías berlina y SW que ya está a la venta desde 62.200 euros

Peugeot 508 Sport Engineering / AM

Ana Montenegro

28.03.2021 23:02h

5 min

Con más de 210 años de historia (haciendo vehículos con motor sólo el último siglo), el fabricante francés Peugeot, ahora integrado en el grupo Stellantis, ha hecho de todo a lo largo de su vida. Ha fabricado centenares de vehículos particulares, comerciales, motos y ha triunfado en casi todas las vertientes de la competición: WRC, Dakar, Pikes Peak o las 24 Horas de le Mans. También participó en F1. En la nueva era de la electrificación Peugeot, que acaba de renovar su logo, ha creado una nueva familia de modelos que combinan deportividad con la electrificación para lo que ha contado con la colaboración de Peugeot Sport, la división que se ocupa de desarrollar los modelos de competición

El primero de esta nueva marca que se llama Peugeot Sport Engineered (PSE), es el 508 PSE que adelanta muchas de las características que tendrán los que le seguirán. El logo son tres líneas verticales, de color verde ácido, que parecen querer imitar el efecto de las garras de un felino sobre la carrocería. Hemos probado el nuevo Peugeot 508 PSE para Car Review & Rating de Coche Global.

Este nuevo 508 utiliza como base el modelo convencional, pero en él han actuado a fondo los ingenieros de competición de Peugeot para conseguir una suspensión más firme, mejor aerodinámica y un comportamiento en conjunto muy deportivo, sin ser radical. El chasis es diferente, con ejes ligeramente más anchos (24 mm más en el delantero y 12 en el trasero) y un poco más bajo, con lo que se consigue una mayor estabilidad y una mejor conducta en curvas, como pude comprobar en el recorrido que hice por carreteras secundarias de Navarra y Guipúzcoa. 

Opinión sobre el Peugeot 508 PSE

La versión PSE del 508 está disponible en carrocería berlina y SW, con un precio desde 62.200 euros la primera y desde 63.400 la segunda. En el primer golpe de vista ambos resultan inconfundibles por los detalles verde ácido (Peugeot lo llama Kryptonita) en los bordes de las tomas de aire frontales, en las pinzas de los frenos y en los detalles del nombre y en el modelo del frontal. Resaltan más sobre el exclusivo gris Selenium, que sólo llevará esta gama, aunque se puede cambiar por un blanco nácar o un negro perla. También aparece, al lado del nombre de la nueva familia, retroiluminado en la parte inferior del marco de a puerta. Antes de sentarnos al volante ya sabemos dónde estamos entrando. El agresivo frontal leva aún el antiguo logo del león sobre las dos patas traseras

Llaman la atención también las deportivas llantas de 20 pulgadas que según me explicaron tienen un diseño exclusivo para este modelo que mejora la aerodinámica. Aunque las dos siluetas explotan los detalles deportivos, desde mi personal punto de vista la SW no es tan dinámica y atractiva, no puede sustraerse a su origen de coche familiar.

Se trata de un híbrido enchufable, pero con una autonomía en modo 100% eléctrico ligeramente inferior a lo habitual en este tipo de berlinas, 42 km. Está propulsado por una combinación de un motor de gasolina turbo 1.6 con una potencia de 200 caballos y dos motores eléctricos. Uno de ellos actúa sobre el eje delantero y tiene una potencia de 110 caballos y el otro de 113 caballos sobre el eje trasero. En conjunto aportan una potencia total de 360 caballos, pero sólo cuando se opta por el modo de conducción 4x4 o Sport. En el resto (Confort, Híbrido y Eléctrico), la potencia máxima es de 330 caballos. El cambio es automático, de 8 velocidades, con levas en el volante, pero no son muy cómodas de utilizar cuando hay que girar rápidamente el volante porque están ancladas a la columna y en giros cerrados no están tan a mano. De todas formas, la rápida respuesta del cambio no las hace tan necesarias en un recorrido como el que yo hice. 

Resultado de la prueba

Conduje la berlina en un recorrido de unos 200 km, muy pocos por autopista, la mayoría en reviradas carreteras de Navarra. No fue un trayecto de altas velocidades, pero sí de carreteras secundarias, algunas muy estrechas, curvas enlazadas y subidas y bajadas en medio de un paisaje casi mágico. Dado lo poco que hemos podido conducir en los últimos 12 meses este recorrido fue perfecto para volver a disfrutar del volante, más aún con un coche de una respuesta tan ágil, pero nunca agresiva. Los asientos que combinan Alcántara y piel, son cómodos. El puesto de conducción es confortable y fácil de ajustar con accionamiento eléctrico. 

La verdad es que el equipamiento de sistemas de ayuda a la conducción y de seguridad es máximo. Desde las cámaras de visión delantera y trasera que ayudan al aparcamiento hasta el sistema de visión nocturno que supuso una gran ayuda en un tramo muy revirado y estrecho cuando ya había caído la noche y no había ni quitamiedos al barranco.

La respuesta del motor es rápida y eficaz. En el modo Sport se nota más dureza de los pedales y la dirección. Y los frenos, con pinzas, tienen un comportamiento que transmite seguridad y con rápida respuesta. Durante todo el recorrido, este deportivo 508 se comportó haciendo juego con su estilo, con elegancia incluso cuando pisamos a fondo.

Cuando podamos volver a viajar y sin controles quizás haya que salir de las autopistas y autovías para volver a disfrutar de conducir por carreteras que trasmiten sensaciones al volante y al resto de los sentidos. Y este Peugeot 508 PSE demostró que puede ser un buen compañero.


Valoración Peugeot 508 PSE: diseño 8,8; interior 8,6; motor 8,7; conducción 8,8; global 8,7.

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