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Pros y contras del Mazda CX-30 en nuestra prueba a fondo

Lo mejor del SUV con aire coupé de la marca japonesa es su diseño y lo peor, las prestaciones de su motor

Prueba a fondo del Mazda CX-30 en ARC Motor y Coche Global

Abel Real

22.08.2020 01:02h

12 min

Normalmente cuando las marcas nos dejan un coche nos dicen el modelo y la motorización que nos prestarán para que podamos prepararnos la prueba a fondo antes de ir a por el coche pero no suelen decirnos detalles como el color o el equipamiento opcional que montan. Así que me llevé una alegría cuando al ver el Mazda CX-30 comprobé que iba vestido con el imponente Soul Red Cristal que tan famoso ha hecho Mazda. Supongo que ya os suena ese color rojizo con unos reflejos preciosos. Los consiguen poniéndole una capa más de pintura que la habitual para conseguir un efecto de profundidad en los tonos más pronunciado y realmente cuando la carrocería está limpia y le da el sol en el ángulo adecuado, ¡vaya que si lo consiguen! Aquí tenís los resultados del 'test drive' para ARC Motor y Car Review & Rating de Coche Global

A primera vista el modelo CX-30 se me antoja bastante parecido al CX-5 pero cuando empiezas a buscar los detalles acabas viendo que realmente se parece más al Mazda 3. Si me preguntas a mi, este coche me parece más un turismo que un SUV pese a llevar en la carrocería los típicos plásticos en ambos parachoques y taloneras. El CX-5 es más culón, más alto y por lo tanto para mí, algo menos estilizado, precisamente porque tiene ese aire algo más "todoterreno".  

El diseño general del Mazda CX-30 responde a la segunda generación de la línea de diseño KODO que Mazda ha ido desarrollando a lo largo de los últimos años: un frontal muy estilizado con una parrilla enorme rodeada por una franja cromada que se introduce en la zona de la iluminación (de LED matricial en este caso). Esa misma parrilla finaliza en su parte superior en el mismo sitio donde empieza el parachoques delantero de manera que se crea un diseño muy armonioso en la zona delantera. Vemos una zona plástica importante en la parte inferior del parachoques que alberga los intermitentes que quedan en una zona demasiado baja para que el resto de conductores los vean en la mayoría de posiciones. 

Diseño

Pero para mí, la zona donde se han lucido realmente los diseñadores es en el lateral. Para los menos interesados, el lateral de este CX30 no es más que una zona lisa pero para los que nos fijamos la cosa cambia. En ambas puertas encontramos una ondulación en diagonal que va desde atrás y de abajo hacia adelante y arriba. Cuando le da el sol al lateral en el ángulo adecuado podemos ver unos contrastes en los colores que la pintura que a mi me han encantado, precisamente por lo sencillos que parecen pero lo complicados que son a la vez.

Por otra parte vemos una cintura muy alta, con unas ventanas bastante pequeñas que estilizan en cuanto a diseño pero que no acaban de ser lo ideal a la hora de buscar iluminación y sensación de amplitud en el interior. Como detalle característico del lateral vemos también un pilar C bastante pequeño que da lugar a un cristal trasero que queda en una posición bastante vertical. Esto me permite enlazar con el  diseño trasero en el que vemos un corte bastante vertical que casa con el diseño que os acabo de comentar del pilar C.

Iluminación ya conocida en la marca, completamente en LED y con una característica que no había visto hasta ahora. Sí conocemos los intermitentes dinámicos tanto en la zona anterior como en la posterior e incluso en los retrovisores pero nunca había visto unos que desvanezcan su intensidad como lo hace este Mazda, un detalle muy llamativo. También en la parte trasera, igual que hemos visto en la delantera y en la zona de la talonera, tenemos una parte plástica bastante grande que alberga dos salidas de escape discretas y los catadriópticos. Os decía antes que este coche me recuerda más al 3 que al CX-5 y lo hace por sus líneas generales de diseño pero también por detalles específicos como por ejemplo la zona del alerón y los aletines pintados completamente en negro.  

Espacio del Mazda CX-30

El espacio no es una de las virtudes principales de este vehículo. Si bien es cierto que en la parte delantera se viaja muy cómodo y además en una posición de conducción fácil de encontrar, en la parte trasera no ocurre lo mismo. El espacio para las piernas se queda algo justo cuando el conductor es alto o le gusta conducir con las piernas algo estiradas. Por otra parte es espacio hasta el techo se queda también corto para personas altas, precisamente por la caída que hace la carrocería en esa zona y además a lo ancho tampoco es ningún primor. Tres adultos viajaran justos y si hay una silla de un crío, sera prácticamente imposible hacer un viaje largo sin acabar echo polvo. Lo que sí es cierto es que los materiales y el asiento (banqueta y respaldo) son muy agradables. No tenemos en las plazas traseras ningún guiño a sus ocupantes excepto un par de aireadores para el aire acondicionado o la calefacción, echo bastante en falta algún USB para cargar dispositivos.  

Algo parecido pasa con el maletero que se queda en unos escasos 430 litros, una cifra bastante inferior a la competencia y a coches con los que podría competir por tamaño. A cambio ofrece formas regulares y un espacio aprovechable, aunque algo justo.  

Interior

Me subo al coche e inmediatamente tengo dos percepciones. La primera es una sensación de calidad muy alta en todo lo que toco y en todo lo que tengo a la vista y la segunda es una sensación de minimalismo, no me parece que hayan detalles superfluos que no sean necesarios.  

En cuanto a la primero, conforme pasan los días con el coche confirmo mi percepción inicial. Materiales agradables al tacto, incluso los plásticos, botoneras y palancas con un toque de calidad y no es una tontería porque a veces los materiales plasticosos estropean un poco el tacto general del interior. No es el caso, incluso los botones tienen un tacto de calidad. 

Por otra parte, una sensación de minimalismo: una botonera del clima discreta y con botones integrados en las formas del salpicadero para que queden disimulados, unos aireadores pequeños que siguen las líneas de diseño del interior y sin el típico botoncito de abrir - cerrar, una pantalla de GPS algo alejada de la vista y de las manos, por lo que no es táctil, pero queda totalmente integrada en la parte superior del salpicadero, dentro de un hueco específico con unas formas muy suaves.  

Con el pack de cuero que nuestra unidad montaba (1.800 euros) tenemos en puertas y en salpicadero detalles de cuero marrón oscuro que acompañan a los asientos eléctricos y calefactables de cuero negro. Es una opción algo cara pero hay que reconocer que le da al interior un aspecto muy premium que aumenta aún más si montamos el cuero blanco (2.000 euros). 

Tenemos una pantalla central escoltada por agujas analógicas para el cuentavueltas, el combustible y la temperatura. Para mi gusto Mazda saca poco partido a los "efectos especiales" que podría añadir este coche ya que una pantalla completa al más puro estilo virtual cockpit y una iluminación ambiente de la que carece este coche, le daría un toquecito interior aún de más calidad. Tenemos también un HUD muy efectivo y completo y en la parte izquierda del volante, al más puro estilo Mazda, un par de botoneras para algunos sistemas de seguridad y para las memorias de los asientos. 

Sí es cierto que el interior tiene un matiz especial y algo particular y es que me ha dado la sensación de que debido a que la cintura del coche es bastante alta, la luminosidad y el espacio en el interior se ven algo afectados. Quizás un techo solar panorámico (que ni como opción se puede montar) ayudaría a mitigar ligeramente esa sensación. En general, este es un coche muy cómodo y con unos materiales y acabados en los que no hemos escuchado ni un solo crujido, por lo que os diría que si no están en lo que entendemos como premium... poco les falta. 

Motorización

En este caso, la unidad que hemos podido probar, monta el motor con la tecnología Skyactiv-X. Es un 2 litros con 180 CV y con una tecnología híbrida entre un diésel y un gasolina ya que por un lado puede funcionar con una compresión muy alta en la que el motor funciona como en los diésel consiguiendo que el combustible se inflame por compresión y también puede funcionar como un gasolina puro, consiguiendo la explosión con las bujías. Es una tecnología revolucionaria pero también realmente complicada y tal y como os digo en el vídeo prefiero no empantanarme en detalles técnicos ni tampoco copiar de un texto de Mazda cómo actúa ese motor para rellenar esta reseña.

Lo que sí os puede explicar es cómo funciona en la práctica y las sensaciones que me ha transmitido. Igual me metéis caña, pero oye, qué queréis que os diga, me parece lo más honesto. Como os decía son 180 CV, una potencia ya considerable, y además monta un compresor volumétrico para darle un toquecito picante. Además al ser este coche un 'mild hybrid', monta también el típico motorcito eléctrico que ayuda al coche en arrancadas y en salidas desde parado, además de hacer las veces de alternador.  

¿El resultado de todo esto junto? Pues lo siento para todos los que esperaban otra respuesta, pero el comportamiento general del coche en cuando potencia pura se refiere, es bastante justito. Le cuesta acelerar y subir de vueltas con alegría y si quieres exprimirlo un poco tendrás que llevarlo realmente alto de vueltas. Ya me había pasado en otros motores gasolina de Mazda que había probado, y aunque esperaba un poco más por la incorporación de la tecnología híbrida y del compresor, el resultado no ha sido el que esperaba. Así que si esperáis un coche que corra bastante al leer que tiene 180 CV, os recomiendo que antes de comprarlo, lo probéis.

A lo largo de la semana que he podido disfrutarlo, he notado que tiene una particularidad, y es que en un momento dado, quizás cuando el motor pasa a funcionar de una tecnología a la otra, da un tironcito. Lo que ocurre es que si circulas en regímenes en los que el coche alterna la compresión y la explosión de manera continuada (suponiendo que el tirón sea por eso) pueden llegar a sucederse varios tironcitos seguidos, lo que da la impresión de que puedes llegar a tener una avería. Pero nada más lejos, después de leer y escuchar otras opiniones, este es un tema generalizado en este motor. Imagino que con el paso de los meses Mazda lo arreglará sin problema. 

Las otras dos opciones mecánicas son el 2.0 Skyactiv-G de gasolina y 122 CV, que se queda como podéis imaginar bastante más justo aún, y la variante 1.8 Skyactiv-D diésel de 116 CV. Así que si os interesa este CX-30 es importante que conduzcáis con cada motor antes de tomar la decisión final.  

Pero el hecho de que el coche ande algo justo de patada diría que es el único "pero" que le puedo encontrar porque el resto es todo una delicia. En cuanto lo arrancas por primera vez te da la sensación de ser un coche extremadamente silencioso, sensación que se mantiene de ahí en adelante. Y además de silencioso, es suave: dirección, suspensiones, sonido del coche (o mejor dicho, silencio) y tacto general. Eso sí, se le nota que va enfocado al confort y a la comodidad como ahora veremos en el siguiente apartado.  

Comportamiento

Es un coche cómodo y enfocado al confort. Le he notado cero concesiones a lo que podríamos llamar deportividad o a darle un toque dinámico, independientemente de que el motor no sea el más adecuado para ello. Un coche suave en todos los aspectos, dirección perfectamente asistida aunque poco directa para mi gusto, suspensión blandita que absorbe una barbaridad. Se nota que los ajustes son excelentes cuando entras en una carretera bacheada o pasas por un badén, ya que no se oye ni un solo crujido y el tìpico golpeteo de la carrocería se transmite de una manera muy suave. Un gran trabajo de aislamiento de Mazda en este sentido.  

En general es un coche bastante neutro y solo si lo chinchas de una manera sensible notarás una ligera tendencia a perder el morro, sobretodo dejando correr el coche. La versión que he probado es un tracción delantera, me gustaría ver como se comporta este coche en apoyos a alta velocidad y acelerando con energía con la tracción integral, debería mejorar o eliminar esa tendencia algo subviradora. Esta unidad dispone de un cambio manual de seis relaciones cuya palanca es una delicia por tacto y por recorrido, otro tanto favorable para Mazda. También hay disponible una caja de cambios automática por convertido de par que no he podido probar en esta unidad pero sí en el CX-5 y puedo deciros que es muy suave en el día a día pero que igual que es resto del coche, se queda algo justa cuando tratamos de sacarle todo el partido a la potencia del coche, sobretodo cuando circulando a velocidad constante pisamos buscando el kick down y la caja ha de reducir con rapidez.  

Por lo demás y en términos generales, un coche enfocado a la comodidad y a la suavidad y si es lo que buscamos, esta es una alternativa más que a tener en cuenta.  

Equipamiento 

Tenemos tres niveles de equipamiento para este CX-30: de más bajo a más alto: Origin, Evolution y Zenith. No os aburriré con qué incluye cada uno porque si os interesa el coche ya miraréis la relación de equipamiento y precio que os interesa, lo que sí os digo es que el coche va muy bien equipado desde su acabado más básico y que desde la opción más sencilla se pueden elegir todas las motorizaciones disponibles aunque no en todas las combinaciones de tracción y cajas de cambios. La unidad de esta prueba montaba el acabado más alto con el color más caro y la dos únicas opciones disponibles: 1.000 euros por el pack Safety (asistentes de seguridad y la cámara de 360º) y otros 1.800 por los asientos de cuero eléctricos y calefactables con contrastes en marrón por el resto del habitáculo como los de la prueba.  

Como os digo no hay demasiadas opciones de personalización ni siquiera en el exterior, donde solo podemos elegir el color: una opción sin coste adicional, 6 opciones a 500 €, un gris por 650 € y el rojo de la prueba por 850 €. Las llantas serán sí o sí de 16 pulgadas para el acabado Origin y de 18 para el Evolution y el Zenith. 

Precio

Tenemos un CX-30 disponible desde 27.575 € para el acabado más sencillo, el Origin con el motor gasolina de 122 CV, tracción delantera y cambio manual. Y podemos llegar hasta los 37.675 € del Zenith con la tracción integral y la caja automática. Precios antes de añadir los extras aunque en cualquier caso, pocas opciones disponibles ya que cualquiera de los acabados viene bien cargado y sobretodo tened en cuenta que estos son los precios de tarifa, siempre antes de los descuentos de la marca. Como alternativa a la compra, tenemos el renting del Mazda CX-30 también.

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