La tormenta parece empezar a disiparse. Después de semanas de incertidumbre que pusieron en alerta a toda la industria de automoción europea, la crisis de los chips muestra señales de alivio justo cuando se registraban los primeros impactos en fábricas de componentes. El Gobierno chino anunció que considerará otorgar exenciones a las exportaciones de semiconductores de Nexperia —la firma neerlandesa de propiedad china en el epicentro del conflicto—, tras los contactos diplomáticos con la Unión Europea. La medida se enmarca en la tregua de 12 meses para el sumnistro de tierras raras en un pacto que sigue los pasos del anunciado por Donald Trump con Xi Jinping para EEUU.
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El Ministerio de Comercio de China explicó que estudiará permitir los envíos a aquellas empresas que “cumplan los requisitos” y que logren justificar sus necesidades de suministro. “Tras una revisión exhaustiva de las circunstancias reales de las empresas, se considerarán exenciones para las exportaciones que reúnan las condiciones pertinentes”, indicó el ministerio en un comunicado difundido en el diario oficial China Daily.
La diplomacia, al rescate de la automoción europea
El anuncio llega apenas dos días después de que la comisaria europea de Tecnología, Henna Virkkunen, mantuviera una reunión virtual con los representantes de Nexperia para “lograr un avance diplomático” y “fortalecer la resiliencia de la cadena de suministro”. Las gestiones parecen haber surtido efecto. En Bruselas se respira cierto alivio: el temor a un nuevo colapso como el vivido en 2021 —cuando la falta de semiconductores paralizó fábricas de coches y disparó los costes de producción— comienza a disiparse.
Fuentes comunitarias señalan que la mediación de la Comisión Europea fue clave para desbloquear el diálogo con Pekín y evitar que el bloqueo comercial escalara. La medida, aunque temporal y sujeta a revisión, permitirá a empresas europeas afectadas por el parón de Nexperia solicitar suministros de emergencia mientras continúa la negociación política.
China responde con matices
El Ministerio de Comercio chino, no obstante, aprovechó la ocasión para culpar a La Haya de haber provocado la tensión. “Las indebidas injerencias del gobierno holandés en los asuntos internos de las empresas han perturbado las cadenas industriales y de suministro mundiales”, afirmó un portavoz del ministerio, recordando que el país “tiene plenamente en cuenta la seguridad y estabilidad de las cadenas de suministro tanto nacionales como globales”.
El mensaje tiene doble filo: China suaviza su postura, pero deja claro que el control sobre Nexperia y del suministro de chips seguirá siendo un tema estratégico por la elevada dependencia de la UE. El gigante asiático también instó a las compañías con dificultades logísticas a comunicarse directamente con las autoridades para evaluar caso por caso la posibilidad de exportar chips.
El grupo chino Wingtech Semiconductor, propietario de Nexperia, aseguró que podrá mantener el suministro de chips pese a su filial de Países Bajos, donde se originó el conflicto, dejó de enviar las obleas de silicio utilizadas para fabricar chips a su planta de ensamblaje de Dongguan. Las dos compañías se acusan mutuamente de impagos.

Microchips del fabricante Nexperia / NEXPERIA
Un respiro para la industria, no el final de la crisis
El gesto chino fue recibido con alivio en el sector automotriz europeo, donde fabricantes como ZF, Stellantis o Nissan habían comenzado a redoblar sus planes de contingencia. Los proveedores confían en que la medida evite nuevas interrupciones en la producción, aunque reconocen que el flujo de componentes tardará semanas en normalizarse.
En Bruselas, el episodio refuerza la convicción de que Europa necesita acelerar la puesta en marcha de la nueva Ley de Chips y del plan estratégico impulsado por la Semiconductor Coalition Europe, que reclama “acción audaz y coordinación estrecha entre gobiernos e industria”. El documento, respaldado por los principales actores del sector, insiste en que el continente debe asegurar una cadena de suministro propia, ágil y diversificada para no volver a depender de decisiones geopolíticas ajenas.
El chip, de nuevo símbolo de poder
La crisis de Nexperia ha servido de recordatorio: en la economía global del siglo XXI, los chips son más que un componente electrónico; son una herramienta de influencia política y económica. Lo mismo que sucede con las baterías, el litio o las tierras raras en el nuevo ecosistema de la movildiad electrificada y conectada. La tregua alcanzada entre Bruselas y Pekín ofrece oxígeno, pero también evidencia la fragilidad de un sistema en el que la tecnología se ha convertido en diplomacia.
Por ahora, la diplomacia europea puede apuntarse una victoria. Los chips volverán a fluir —aunque con cuentagotas— hacia las fábricas del continente. Y mientras los motores vuelven a encenderse, en los despachos de Bruselas se repite una consigna: esta vez, la calma no puede ser excusa para bajar la guardia.