Industria

Renault y el Gobierno francés optan por el discreto François Provost

El consejo de Renault nombra por sorpresa como nuevo CEO a François Provost, un viejo conocido de los ministerios franceses

François Provost, nuevo CEO del Grupo Renault

François Provost, nuevo CEO del Grupo Renault

Toni Fuentes

30.07.2025 19:38h

4 min

Por sorpresa y con calculada discreción, Renault da un giro de 180 grados al elegir a un rostro poco conocido para dirigir su próximo capítulo: François Provost, un hombre de la casa y de los pasillos ministeriales. Mientras el sector esperaba un relevo carismático, en línea con Luca de Meo, el grupo opta por la continuidad y la diplomacia en tiempos inciertos.

En el ajedrez de las grandes corporaciones, a veces gana el peón que mejor conoce el tablero. El miércoles, tras el cierre de los mercados, el Consejo de Administración de Renault anunció lo inesperado: François Provost, hasta ahora director de compras y asuntos públicos del grupo, será el nuevo CEO en sustitución de Luca de Meo. Un nombramiento que descolocó al paddock del sector automovilístico, donde todos daban por hecho que Denis Le Vot, el exitoso y carismático patrón de Dacia, cruzaría primero la línea de meta.

Pero el guion cambió en la última curva. El discreto Provost, sin el brillo mediático de su predecesor ni la popularidad de sus competidores, emergió como la figura de consenso entre los accionistas —entre ellos, el Estado francés, con un decisivo 15 % del capital—. La elección habla más de prudencia que de audacia, más de estabilidad que de ruptura.

Luca de Meo firma un acuerdo con Geely para Brasil

François Provost tras Luca de Meo en la firma de un acuerdo con Geely para Brasil

El arte de estar sin hacerse notar

François Provost, 57 años, ingeniero formado en las prestigiosas Politécnica y Minas, llegó a Renault en 2002 tras pasar por varios gabinetes ministeriales (Industria y Defensa). Esta doble militancia —industrial y gubernamental— le ha servido para cultivar una red de confianza que ahora rinde sus frutos. El diario Le Monde confirma que mantuvo reuniones clave con ministros días antes del anuncio. No es casualidad. En un momento en que el Gobierno francés exige a Renault mayor compromiso industrial en el país —como la producción de drones militares—, tener al frente a un hombre bien conectado con el Estado es, sin duda, una jugada táctica.

Desde su posición como número dos tapado de De Meo, Provost ha pilotado algunas de las maniobras estratégicas más delicadas de los últimos años: la escisión de las filiales Ampere y Horse, la entrada de la china Geely y la saudí Aramco en los motores térmicos, y el difícil desmantelamiento del vínculo accionarial con Nissan. Una carrera hecha en silencio, sin entrevistas ni titulares, pero con una eficacia que hoy se premia.

Provost hizo una excepción en esa discreción justo poco antes de su elección como CEO. A final del pasado mes de junio, François Provost declaraba en el diario Cinco Días que “el futuro industrial de las plantas de España está asegurado más allá de 2030 si siguen siendo competitivas”.

François Provost, jefe de compras de Renault

François Provost, anterior jefe de compras de Renault

Un relevo de perfil bajo pero de alto alcance

El comunicado oficial del grupo no deja lugar a dudas: se trata de asegurar “la continuidad del desarrollo del grupo” y completar el plan estratégico vigente. En otras palabras, que nadie toque lo que Luca de Meo ya dejó escrito. Provost deberá también esbozar las líneas del plan "Futurama", una ambiciosa hoja de ruta pensada para 2026 que combinará inversión tecnológica, reorganización industrial y expansión internacional.

En términos económicos, Renault ha enderezado su rumbo: sus márgenes han mejorado (6 % de ingresos en el primer semestre) y la gama se ha reposicionado hacia vehículos más rentables. Sin embargo, las previsiones financieras se han revisado a la baja y la presión sindical crece ante el refuerzo del plan de reducción de costes. La CGT ya ha manifestado su inquietud: teme más externalización, más lógica financiera y menos industria nacional. No será un mandato plácido.

Una elección política en tiempos de equilibrio

Provost encarna un perfil híbrido: es un ejecutivo técnico con sensibilidad política. En tiempos donde Renault camina sobre la cuerda floja de la electrificación, la competencia global y las exigencias estatales, esa combinación puede marcar la diferencia. Su nombramiento no entusiasma, pero tranquiliza. No emociona, pero ordena.

El contraste con su antecesor es evidente. Luca de Meo era un estratega con carisma, un comunicador nato que devolvió ambición a la marca. Provost es, en cambio, un negociador en la sombra, metódico y austero. De Meo soñaba con convertir Renault en el Apple del automóvil; Provost se conformará, quizá, con no convertirla en el nuevo Nokia.

“Voy a poner toda mi energía y mi pasión”, dijo Provost en su primera declaración. Habrá que observar si eso basta. El nuevo CEO hereda una Renault más ligera, más rentable y con una hoja de ruta definida, pero también vulnerable ante la volatilidad de los mercados, el cambio tecnológico y los riesgos geopolíticos. Su desafío será ejecutar con precisión, sin derrapar, una estrategia heredada y aún inacabada.

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