Nissan ha consumado, durante su Junta General de Accionistas, un giro histórico: Renault, su hasta ahora socio principal, abandona por completo el consejo de administración del fabricante japonés tras más de dos décadas de participación directa como primer accionista.
La retirada de los dos representantes de Renault —Jean-Dominique Senard, presidente del consejo, y Pierre Fleuriot, consejero independiente— se produce pocas semanas después de que la firma francesa redujera drásticamente su participación accionarial en Nissan y de que ambas compañías revisaran los términos de su alianza. La salida culmina un proceso de “desenlace” de participaciones cruzadas y marca el inicio de una nueva etapa de autonomía para la compañía japonesa.
En su lugar, la junta de Nissan ha aprobado la entrada de nuevos consejeros independientes de perfil financiero: Valérie Landon y Timothy Ryan, ambos con experiencia internacional en banca de inversión y gobernanza corporativa. Estos nombramientos buscan apuntalar la estrategia de reestructuración del grupo en una etapa especialmente delicada: Nissan ha cerrado su último ejercicio fiscal con unas pérdidas netas de 4.500 millones de dólares, ha suspendido el pago de dividendos y sus acciones acumulan una caída del 36% en un año.
Un CEO con más poder pero con apuros
Este viraje de gobierno refuerza la posición de Iván Espinosa, que afronta su primera junta como nuevo CEO de Nissan tras sustituir en abril a Makoto Uchida. Espinosa, veterano de la casa con una larga trayectoria en planificación de producto y estrategia global, encabeza ahora un plan de choque que incluye el cierre de siete plantas, la supresión de 20.000 empleos y la revisión de la red de filiales.
Durante la junta, Espinosa prometió un “compromiso firme con la recuperación de la rentabilidad” y defendió la renovación de la cúpula directiva como una condición indispensable para devolver a Nissan al crecimiento. Los accionistas, sin embargo, mostraron su descontento y cuestionaron la responsabilidad del consejo por la prolongada crisis de resultados de la compañía.
El nuevo órgano de gobierno, con 12 miembros (8 de ellos independientes y una composición diversa en género y nacionalidades), tendrá ahora la misión de supervisar la reestructuración y garantizar un modelo de gobernanza más alineado con estándares internacionales.
Fin de una era en la alianza Renault-Nissan
La alianza Renault-Nissan, tejida en 1999 por el entonces todopoderoso Carlos Ghosn, entró en crisis tras el escándalo de la detención del ejecutivo en 2018. Desde entonces, las tensiones internas y la pérdida de competitividad de Nissan frente a competidores japoneses y chinos aceleraron la renegociación de la relación entre ambos fabricantes.
En marzo pasado, Renault y Nissan pactaron la reducción de participaciones cruzadas y acordaron que Nissan no estaría obligada a invertir en Ampere, la división de vehículos eléctricos de Renault. La salida de Senard, que asumió la presidencia del consejo de Nissan en 2019 precisamente para recomponer la confianza entre los socios, simboliza la culminación de este proceso de separación.
Con Renault fuera del consejo, Espinosa y su equipo se enfrentan ahora al reto de reestructurar Nissan sin el respaldo directo de su antiguo socio y tras fracasar el intento de fusión con Honda, en un momento en el que el mercado japonés es el único de Europa que sigue creciendo y la competencia —especialmente de las marcas chinas— se recrudece.