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Protesta de trabajadores de la fábrica de Audi en Bruselas / VIDEO BELGAN NEWS AGENCY

Protesta de trabajadores de la fábrica de Audi en Bruselas / VIDEO BELGAN NEWS AGENCY

El plan del coche eléctrico de la UE llega tarde para Audi en Bruselas

La automoción aguarda con expectativa el anuncio del plan de Bruselas, que plantea incentivos a los eléctricos 'Made in Europe'

Toni Fuentes

01.03.2025 21:05h

4 min

La Comisión Europea se prepara para presentar su plan de impulso al vehículo eléctrico el próximo 5 de marzo, en un intento de frenar la caída de las ventas y recuperar terreno frente a China y Estados Unidos. El plan incluirá, según algunas filtraciones, incentivos para los eléctricos 'Made in Europe' con más requisitos de contenido local para las baterías. Sin embargo, el plan de Ursula von der Leyen llega demasiado tarde para los más de 3.000 trabajadores de la planta de Audi en Bruselas, que el pasado viernes cerró definitivamente sus puertas tras 76 años de historia.

La fábrica belga es solo el último símbolo del impacto de una transición mal gestionada. En el camino ha habido otras víctimas como la fábrica de Nissan de Barcelona, una de las pioneras en producir vehículos eléctricos. Mientras la UE endurece sus normativas y empuja a la industria a la electrificación sin contar con una infraestructura de carga suficiente ni modelos asequibles para el consumidor medio, los fabricantes europeos luchan por sobrevivir en un mercado con el auge de marcas chinas más competitivas y por la agresiva estrategia industrial de Estados Unidos, que puede verse reforzada con los aranceles de Donald Trump.

Un mercado que no responde

El gran problema que enfrenta Europa es que la demanda de vehículos eléctricos sigue sin despegar al ritmo necesario para cumplir con los objetivos climáticos. En 2024, las ventas de VE en la UE cayeron un 5,9%, según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA). La desaparición de los subsidios en Alemania y la falta de modelos asequibles han hecho que muchos consumidores opten por alternativas más asequibles y conservadoras, como los híbridos no enchufables, que han ganado popularidad en los últimos meses.

El plan de Bruselas busca acelerar la adopción de eléctricos en flotas de empresa, que representan el 60% del mercado de coches nuevos en Europa. También prevé exenciones en tasas viales para vehículos pesados de cero emisiones y mayores incentivos para la producción de baterías en suelo europeo. Sin embargo, las medidas pueden llegar demasiado tarde para revertir la crisis industrial que está afectando al sector.

Audi en Bruselas: una víctima más

El cierre de la fábrica de Audi en Forest (Bruselas) es un golpe duro para la industria del automóvil en Bélgica y un síntoma de lo que podría ocurrir en otras plantas del continente si la UE no actúa con rapidez. Audi justificó su decisión alegando altos costes de producción y exceso de capacidad. El Q8 e-tron, cuya llegada a Bruselas fue celebrada como una apuesta de futuro, será trasladado a México, donde los costes laborales son más bajos y la marca puede competir mejor en un mercado global cada vez más complicado.

El cierre deja a más de 3.000 empleados sin trabajo, aunque las autoridades belgas están organizando iniciativas para recolocar a los trabajadores en otros sectores industriales. No es un caso aislado: en los últimos años, Europa ha visto el cierre de importantes fábricas de Renault, Opel y Ford, dejando un vacío difícil de llenar.

Bruselas, ante una decisión existencial

La gran pregunta ahora es si la UE aprenderá de estos errores o si continuará con una política de electrificación que ignora la realidad del mercado. Mientras Europa impone sanciones a los fabricantes que no cumplen con las reducciones de CO2, China y Estados Unidos han optado por estrategias más pragmáticas: subsidiar directamente a la industria y garantizar que la transición sea gradual y viable.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tiene en sus manos una decisión clave: apostar por incentivos eficaces y realistas que impulsen la competitividad del sector o seguir adelante con una regulación que podría acelerar la desindustrialización del continente.

El cierre de Audi en Bruselas es una señal de advertencia de lo que puede ocurrir si la UE no reacciona a tiempo. La electrificación del parque automovilístico es una meta inevitable, pero debe hacerse con inteligencia y sin perder de vista el impacto económico y social de decisiones precipitadas. Si Bruselas no ajusta su estrategia, la historia de Audi en Bélgica podría repetirse en muchas otras plantas de Europa.

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