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¿Deportará Donald Trump a Elon Musk tras su 'divorcio'?

Crece la escalada de amenazas en la bronca pública entre Elon Musk y Donald Trump, que agrava los problemas de Tesla

Elon Musk junto a Donald Trump

Elon Musk junto a Donald Trump

Pilar Aragón

06.06.2025 10:59h

3 min

En menos de un año, pasaron de los abrazos en la Casa Blanca a los misiles en redes sociales. De la “MAGA dark” a la “abominación repugnante”. De la foto familiar con Trump en el Despacho Oval a la acusación de encubrimiento en el caso Epstein. El vínculo entre Donald Trump y Elon Musk se ha roto de forma espectacular y pública, arrastrando consigo no solo una relación política, sino el valor bursátil de Tesla, contratos multimillonarios con el Gobierno de EEUU y cohetes espaciales. En esa escalada de amenazas, ¿podría deportar Trump al inmigrante surafricano Musk?

Todo comenzó como una relación de conveniencia. Musk, millonario visionario. Trump, presidente populista. En 2024, tras un atentado fallido contra el entonces candidato republicano, Musk se convirtió en su mayor donante individual, con más de 250 millones de dólares inyectados a su campaña. Fue nombrado incluso jefe de una flamante comisión de eficiencia gubernamental (DOGE), y asistía a mítines luciendo una gorra con el lema “MAGA oscuro”.

Pero todo se torció. Rápido. El pasado 28 de mayo, Musk anunció su salida del Gobierno tras denunciar “desacuerdos estructurales”. Trump lo despidió dos días después en rueda de prensa, afirmando que “no se va realmente”. Pero el 5 de junio, el divorcio se consumó: Trump amenazó con cancelar todos los contratos gubernamentales con las empresas de Musk; Musk lo acusó en su red X de estar vinculado a los archivos de Jeffrey Epstein; Tesla perdió un 14 % en bolsa, lo que supuso una caída de 150.000 millones de dólares en capitalización y 20.000 millones menos para el patrimonio personal de Musk.

Donald Trump con Elon Musk junto a un Tesla / X POTUS

Donald Trump con Elon Musk junto a un Tesla / X POTUS

Escalada de represalias

Fue el estallido de una guerra entre dos de los egos más colosales de nuestra era. Por ahora Trump no ha utilizado la carta del origen extranjero del magnate tecnológico dentro de su cruzada contra los inmigrantes. Musk, nacido en Sudáfrica en 1971, obtuvo la ciudadanía canadiense en 1989 y la estadounidense en 2002 tras años de residencia y una visa de inversión (EB-5). Técnicamente, es ciudadano naturalizado, no por nacimiento.

De momento, Trump ataca a Musk en el terreno económico. En Truth Social, Trump se preguntaba: “¿Por qué Biden nunca le quitó los contratos a Elon? Yo lo haré. Es la forma más fácil de ahorrar miles de millones”, indicó en respuesta a las críticas de su antiguo aliado por frenar los recortes.

Musk tardó poco en responder: “Sin mí, nunca habría ganado”. El CEO de Tesla y de SpaceX amagó con retirar la nave Dragon de la Estación Espacial Internacional, una medida que habría sido desastrosa para la NASA. Horas después reculó. “Buen consejo. No lo haremos”, escribió, abriendo un hueco a una tregua temporal a sugerencia de uno de sus seguidores.

Otro golpe para Tesla

Pero en su red X, alentó incluso la creación de un nuevo partido político, y sus seguidores lo apoyaron masivamente. También insinuó que Trump debería ser destituido, algo que resonó con una parte del electorado independiente.

La escalada es total. Y en medio del fuego cruzado, Tesla sufre, los mercados tiemblan y SpaceX, Starlink y otras empresas con contratos federales están en riesgo inminente de represalias. Para Tesla en particular, este divorcio con bronca y represalias supone una nueva amenaza en un momento en el que Musk había dejado el Gobierno para aumentar su dedicación para dirigir el fabricante de coches eléctricos e intentar frenar la hemorragia de caída de ventas que están ganando sus competidores.

De momento, los daños ya son reales: caída bursátil, deterioro reputacional y una fractura pública entre dos de los actores más influyentes del planeta. Trump, en campaña para mantenerse en el poder. Musk, cada vez más político, pero sin partido. Ambos, con millones de seguidores, mucho dinero… y un odio fresco que promete más capítulos.

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