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El coche de Giorgia Meloni retrata sus intenciones en movilidad

La ganadora de las elecciones en Italia descarta las opciones de la automoción local y anuncia que plantará cara a la UE para retrasar la transición ecológica

Giorgia Meloni celebra su triunfo en Italia / ETTORE FERRARI / EFE / EPA

Giorgia Meloni celebra su triunfo en Italia / ETTORE FERRARI / EFE / EPA

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Toni Fuentes

26.09.2022 19:41h

3 min

Giorgia Meloni, la ganadora de las elecciones en Italia, proclama su italianidad siempre que habla. Se suele envolver en la bandera tricolor del país para defender sus políticas de ultraderecha por la patria. Sin embargo, mantener la coherencia al 100% entre lo que se proclama y los hechos es difícil, como demuestra el coche que tiene Meloni.

El coche que ha conducido en los últimos años Giorgia Meloni no ha salido de ninguna fábrica italiana, sino de la planta británica de Oxford. Se trata de un Mini Copper S, la versión de cinco puertas y más deportiva con un motor de gasolina de 1.999 centímetros cúbicos y 178 caballos de potencia. Hasta ahora, la líder del partido ha dado la espalda a la industria automovilística italiana, con una larga tradición y una amplia oferta en el mercado, desde una marca generalista como Fiat a otras más sofisticadas y estilosas como Lancia y Alfa Romeo, junto a los superdeportivos de Ferrari y Lamborghini.

Choque con la UE por el CO2

Las opciones italianas parece que no han seducido hasta ahora a Giorgia Meloni, que se ha decantado por la marca británica Mini, en manos de la alemana BMW. El Mini Cooper S se vende en España a partir de 34.149 euros. Aunque su procedencia no encaja con la defensa de la italianidad de Meloni, el Mini Cooper S (con unas emisiones de CO2 de hasta 151 gramos) casa perfectamente con cierto negacionismo al cambio climático mediante la oposición a los plazos de la transición ecológica en la movildiad que pretende la Unión Europea.

Ese puede ser uno de los primeros choques entre la primera ministra Giorgia Meloni -si se mantiene la alianza de derechas- y la Comisión Europea y otros países europeos de peso en la UE. En su programa electoral, Fratelli d'Italia anuncia su compromiso de "alcanzar los objetivos de la transición ambiental y ecológico" salvaguardando el sistema productivo golpeado por años de crisis, "con especial atención a las cadenas de suministro industriales difíciles de reconvertir (por ejemplo, el sector de la automoción)". Para ello, Meloni quiere "desempeñar un papel activo y proactivo en los próximos meses en Europa durante las negociaciones del paquete Fit for 55, con el objetivo de defender y proteger los intereses del sistema industrial y productivo nacional". 

Reacción de Stellantis

El partido ganador de las elecciones italianas ha rechado la prohibición de vender coches de gasolina y diésel en la UE a partir de 2035 al considerar que es "un sensacional gol en propia puerta" que llevaría a Italia "a depender totalmente de países como China, que tienen casi monopolio de materiales y componentes para producir y operar coches eléctricos, desde baterías hasta microchips". 

De hecho, Matteo Salvini, líder de La Lega y aliado de Meloni, ha propuesto someter a un referéndum el veto a la venta de vehículos de combustión a partir de 2035 para que "los trabajadores de la planta de Mirafiori y de toda Italia decidan si es justo despedir a gente en Italia y darle ventaja a China". 

Habrá que ver cómo reacciona el grupo Stellantis, fruto de la unión de Fiat y de Peugeot y sus satélites y bajo el control de Carlos Tavares como CEO y John Elkan -procedente de la familia Agnelli- a la victoria y, especialmente, a la política en defensa de reducir la velocidad de la transición ecológica. Stellantis se ha convertido en uno de los grupos automovilísticos pioneros en la electrificación con importantes inversiones en marcha, entre ellas la de una planta de baterías en Italia

También habrá que ver si Meloni mantiene el coche oficial de su predecesor, Mario Draghi, que también dejó aparcados las opciones italianas y se decantó por un Volkswagen. Algo muy diferente de lo que sucede con los mandatorios en países como Francia y Alemania, en los que sería inconcebible que tuvieran un coche oficial de una marca extranjera, aunque sea europea también.

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