Ha pesado más el lobismo que las marcas y concesionarios y sus asociaciones tienen inoculado hasta la médula que otras visiones más comerciales que se han producido en otros sectores. Según las marcas y los vendedores, los tres puntos más de IVA -del 18% al 21%- provocarán un encarecimiento medio de 650 euros por coche, con lo que causará un efecto psicológico disuasorio para las escasas matriculaciones que se registran.
Los 700.000 coches y todoterrenos que se prevén vender en el 2012, según el sector, obligarán a bajar la persiana a más vendedores, con lo que crecerá la factura de 40.000 despidos en la red comercial y de reparación desde el inicio de la crisis. Esa es la versión apocalíptica interesada para seguir presionando al Gobierno para que ponga en marcha un nuevo plan 2000E.
El ejemplo de Inditex
¿Qué han hecho otras empresas y sectores? A los pocos minutos de que Mariano Rajoy anunciara que subirá el IVA, compañías textiles como Inditex y Mango dejaron claro que no subirán sus precios y que asumirán el incremento fiscal a costa de su margen comercial. Está claro que el IVA no tiene la misma repercusión en una prenda de 50 euros que en un vehículo de 15.000, pero todo depende del volumen global de venta y de la estrategia de marketing. Amancio Ortega e Isak Andic han sido más espabilados que los James Muir o José Vicente de los Mozos que están al frente de Seat, Renault y el resto de marcas en España. Si las marcas de coches quieren generar la confianza que no transmite el Gobierno con sus vaivenes, lo más acertado hubiera sido seguir los pasos de Zara y Mango y anunciar que se van a tragar el IVA.
Desde el punto de vista económico, estoy seguro que es asumible teniendo en cuenta el esfuerzo promocional que ya hacen los fabricantes y concesionarios y que podría absorber los tres puntos de IVA. Entre el apocalipsis y un eslogan en el que las marcas digan "te pagamos la subida del IVA" hay mucha diferencia en la imagen que se da al consumidor. El problema se convierte entonces en una oportunidad.
