Industria

La redada migratoria en Hyundai abre un conflicto EEUU-Corea

Corea del Sur fleta un avión para repatriar a cientos de trabajadores detenidos en la planta de baterías de Hyundai y LG en EEUU

Donald Trump junto a Chung Eui-sun, presidente de Hyundai

Donald Trump junto a Chung Eui-sun, presidente de Hyundai

José Del Barrio

10.09.2025 10:05h

3 min

La redada migratoria en una planta de Hyundai en Georgia (EEUU) ha escalado en cuestión de días hasta convertirse en un conflicto diplomático. Las autoridades estadounidenses detuvieron a 475 trabajadores, en su mayoría surcoreanos, acusados de carecer de permisos laborales válidos o utilizar visados inadecuados en las obras de la gigafactoría de baterías eléctricas que Hyundai Motor Group construye junto a LG Energy Solution cerca de Savannah.


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La operación, ejecutada por agentes de inmigración la semana pasada, sorprendió a Seúl en plena luna de miel comercial con Washington: Corea del Sur se había comprometido en julio a inversiones por 350.000 millones de dólares en EEUU y a la compra de 100.000 millones en energía a cambio de rebajas arancelarias.

“Estamos profundamente preocupados por las detenciones de nuestros ciudadanos”, declaró el ministro de Exteriores surcoreano, Cho Hyun, que voló de urgencia a Washington.

Trump endurece el discurso

El presidente estadounidense, Donald Trump, utilizó la redada para reforzar su mensaje de control migratorio: “Las inversiones extranjeras son bienvenidas, pero sólo si respetan nuestras leyes de inmigración. Traigan a su gente LEGALMENTE y contraten y formen trabajadores estadounidenses”, escribió en Truth Social.

El mensaje, dirigido directamente a los grandes inversores internacionales, cayó como un jarro de agua fría en Seúl, donde la oposición calificó la redada como “un asunto grave con posibles repercusiones más amplias”.

Repatriación inmediata

La mayoría de los detenidos están recluidos en un centro de inmigración en Folkston, Georgia, sin cargos formales hasta ahora. El gobierno surcoreano fletará un Boeing 747-8i de Korean Air para repatriar a más de 300 ciudadanos. El vuelo partirá desde Incheon hacia Atlanta, con capacidad para transportar a todos los arrestados en un solo trayecto. “Las negociaciones para su regreso están cerradas”, confirmó el jefe de gabinete presidencial, Kang Hoon-sik.

Hyundai Motor Group reaccionó con cautela, asegurando que ninguno de los detenidos era empleado directo de la compañía y que cumple la legislación estadounidense. Sin embargo, el episodio vuelve a exponer una vieja queja de las multinacionales coreanas: la falta de visados adecuados para desplazar técnicos especializados a las plantas que construyen en EEUU. La carencia de permisos laborales específicos habría empujado a muchos trabajadores a ingresar con visados que no autorizaban tareas en obras.

La gigafactoria de EEUU forma parte de las inversiones millonarias anunciadas por Hyundai en un encuentro con Donald Trump en marzo. Hyundai invertirá 21.000 millones de dólares en Estados Unidos en los próximos cuatro años, incluyendo la construcción de una planta siderúrgica de 5.800 millones en Luisiana. Aunque la compañía surcoreana ya tenía proyectos en marcha en el país, la Administración republicana ha presentado este anuncio como un triunfo de su política arancelaria. El presidente ejecutivo de Hyundai Motor, Chung Eui-sun, realizó el anuncio en la Casa Blanca, acompañado del presidente estadounidense. Chung destacó que Hyundai "se enorgullece de ser un socio más fuerte en el futuro industrial de Estados Unidos", y extendió una invitación a Trump para visitar sus instalaciones y comprobar "de primera mano" su compromiso con el país.

Malestar en Corea del Sur

El caso ha provocado indignación social en Corea del Sur. Manifestaciones en Seúl y una encuesta de Realmeter reflejan que casi un 60 % de los ciudadanos se declaran decepcionados con la Administración Trump por considerar la medida “excesiva”, frente a un 31 % que la justifica como una aplicación estricta de la ley.

La tensión se produce apenas dos semanas después de la primera reunión bilateral entre Trump y el presidente surcoreano Lee Jae Myung, un encuentro que buscaba blindar la relación estratégica en comercio, energía y tecnología. Ahora, la redada pone en entredicho la confianza mutua en un momento clave para la cooperación en baterías y semiconductores.

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