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Las VTC, ante la batalla final con el taxi

Las empresas operadoras de VTC Uber, Cabify y Bolt se movilizan ante las restricciones para defender el taxi como la que prepara Cataluña

Manifestación de conductores de VTC en Barcelona / UNAUTO

Manifestación de conductores de VTC en Barcelona / UNAUTO

Toni Fuentes

21.10.2025 13:17h

7 min

Barcelona vuelve a ser el epicentro de un viejo conflicto que, lejos de apagarse, ha alcanzado su momento más decisivo. Tras una década de choques, movilizaciones, decretos y recursos judiciales, las plataformas de vehículos de transporte con conductor (VTC) Uber, Cabify y Bolt— se preparan para “la batalla final” frente al sector del taxi. La nueva ley catalana de transporte, impulsada en el Parlament con el apoyo del PSC, ERC, Junts, Comuns y la CUP, amenaza con relegar a las VTC fuera del área metropolitana de Barcelona, reservando los trayectos urbanos exclusivamente a los taxis. La batalla ha salpicado también al FC Barcelona por la firma de un acuerdo de patrocinio con Uber rechazado por los taxistas, que amenazaron con una huelga desconvocada in extremis.


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La patronal Unauto VTC, que agrupa a las principales operadoras del sector, ha lanzado una ofensiva pública inédita: más de 1.500 vehículos circulan por la capital catalana con un cartel en sus reposacabezas advirtiendo a los usuarios de que “este podría ser tu último viaje”. “Si se aprueba la nueva ley del taxi en Barcelona, este conductor se queda en la calle”, se lee en el cartel. El mensaje, acompañado de un código QR que dirige a la web tuultimoviaje.cat, busca movilizar a los ciudadanos para presionar al Govern y al Parlament antes de la aprobación definitiva de la norma.

De hecho, en la página piden la ayuda de los usuarios, a los que remite a enviar un correo electrónico preconfigurado dirigido al President Salvador Illa y a la consejera competente. Los miles de usuarios de la VTC en Cataluña no vamos a permitir que el Govern haga desaparecer nuestro medio de transporte habitual. Barcelona no puede continuar siendo rehén del taxi. Y es su responsabilidad plantarle cara para defendernos a todos", se afirma en el correo.

La campaña es el último intento de un sector que se siente acorralado. Según Unauto, si la ley se aprueba tal y como está redactada, se producirá “el mayor ERE de la historia en Cataluña”, con la pérdida de unos 4.000 empleos, por encima incluso del cierre de Nissan en 2020, que dejó en la calle de forma directa a 2.525 empleados. La patronal ha advertido que el texto supone una regresión en materia de competencia, movilidad y sostenibilidad, y que vulnera el Derecho europeo.

Una ley para 'pacificar' el conflicto

El consenso político alcanzado en el Parlament —que incluye desde socialistas hasta anticapitalistas— es tan inédito como significativo. El proyecto de ley, que pretende poner fin a años de guerra abierta entre taxi y VTC, nace con la voluntad de dar estabilidad al sector del transporte urbano. Pero también con un claro mensaje político: reforzar el papel del taxi como “servicio público de interés económico general” y limitar la liberalización del transporte urbano que abanderan las plataformas digitales.

ERC y PSC defienden que la norma busca “ordenar” un sector desbordado por la irrupción tecnológica y garantizar la seguridad jurídica, la fiscalidad y la protección laboral. Los Comuns y la CUP ponen el acento en la dignificación del trabajo del conductor, frente a lo que consideran “precarización” en las plataformas. Junts, por su parte, ha apoyado el texto por “responsabilidad de país”, aunque avisa de que peleará por introducir enmiendas que garanticen la libre competencia.

Modelo eléctrico Polestar 2 de la flota de Cabify de Barcelona

Modelo eléctrico Polestar 2 de la flota de Cabify de Barcelona

El taxi celebra su momento histórico

Para el sector del taxi, este momento representa mucho más que una victoria regulatoria: es la culminación de una larga lucha por el reconocimiento institucional. Élite Taxi, el sindicato mayoritario en Barcelona, lo define como “un momento histórico para el taxi de toda Cataluña”.

“Después de años de lucha en la calle, en los tribunales, en los medios y en las instituciones, hemos conseguido algo que muy pocos sectores pueden contar con orgullo: resistir el embate de las plataformas digitales, demostrar que teníamos razón y conseguir que el poder político nos escuchara”, ha manifestado la organización.

Durante más de dos años, los representantes del taxi han trabajado junto a Junts, ERC, PSC, Comuns y CUP, además de con la administración catalana, para construir lo que califican de “una ley pionera en Europa”. Un texto que —según Élite Taxi— “protege los derechos de los trabajadores, garantiza un modelo sostenible, ordena de una vez por todas el papel de las plataformas digitales y de los intermediarios, e incorpora avances estructurales como la mejora del nivel de catalán, en un momento crucial para salvar y fortalecer nuestra lengua”.

Para el colectivo liderado por Tito Álvarez, la ley “no va contra nadie, sino que quiere sumar y dar seguridad jurídica a todos los actores”. Y lanza un mensaje directo a los partidos: “Cataluña os necesita unidos para aprobar una norma que protegerá un servicio público esencial, que reforzará el tejido social y que pondrá al país en la vanguardia de Europa. El taxi ha demostrado su capacidad de resistencia y también de propuesta. Ahora os toca a vosotros”.

Este tono apelativo, entre institucional y emotivo, refleja una nueva fase del movimiento del taxi: de la protesta al reconocimiento. El relato que construye el sindicato ya no es el de David contra Goliat, sino el de un sector que se considera garante del modelo de ciudad frente a la disrupción tecnológica.

Las empresas de VTC, en pie de guerra

En el lado opuesto, Cabify, Uber y Bolt no se resignan. En un comunicado conjunto, las tres compañías alertan de que, si la ley sale adelante, “Barcelona retrocederá al siglo XX” y se perderá una “oportunidad histórica” de modernizar la movilidad y avanzar hacia la electrificación de flotas. “No competimos con el taxi, lo complementamos”, defienden, recordando que ambas modalidades conviven en otras grandes ciudades europeas.

Cabify, con cerca de un millar de conductores en Cataluña, calcula que sólo 250 podrán seguir operando en el área metropolitana. Su director general en España, Alberto González, ha hecho un llamamiento al diálogo: “Estamos ante una gran oportunidad para la movilidad en Cataluña. La propuesta actual deja desamparados a los ciudadanos y al sector. Hay que poner al usuario en el centro”.

El argumento de las VTC es recurrente: más competencia implica más oferta y mejor servicio para el ciudadano. Según sus datos, Barcelona es la gran ciudad europea con menos taxis y VTC por habitante —3,4 vehículos por cada mil—, muy por debajo de París o Lisboa. Para Unauto, la nueva norma consolidará un monopolio y elevará el precio del transporte urbano en un 30 %.

Un pulso por el modelo de ciudad

Más allá de la pugna por licencias o tarifas, el enfrentamiento entre VTC y taxi simboliza dos visiones opuestas de la movilidad. Una, representada por las plataformas digitales, aboga por la flexibilidad, la tecnología y la libre competencia; la otra, por la regulación, la protección del empleo y el control público del servicio.

El caso catalán adquiere además una dimensión simbólica. Mientras Madrid o Andalucía han optado por modelos de coexistencia más abiertos, Cataluña refuerza el control público, alineándose con una concepción más social de la movilidad. Unauto denuncia que “la Generalitat lleva años secuestrada por los intereses del taxi”, mientras Élite Taxi celebra que “Barcelona no será otra ciudad tomada por Uber”. En el fondo, la batalla entre taxis y VTC no es sólo económica, sino cultural y política: quién define las reglas de la movilidad urbana en la era digital.

Próximos capítulos: tribunales y calle

El conflicto no terminará con la aprobación de la ley. Unauto ya ha anunciado que abrirá un nuevo frente judicial, convencida de que el texto vulnera los principios de competencia y libertad de empresa. En paralelo, se avecinan nuevas protestas y una intensa campaña mediática por parte de las plataformas, que buscan movilizar a la opinión pública.

Mientras tanto, el Parlament seguirá tramitando el texto, que podría aprobarse en 2026. En un clima de polarización creciente, todo indica que la “batalla final” entre taxi y VTC no será una rendición, sino un nuevo capítulo en la disputa por el modelo de movilidad de las grandes ciudades.

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