La veterana serie The Walking Dead, estrenada en 2010 y que va por su temporada número 11, ha 'resucitado' y actualizado los viejos zombis y la amenaza que suponen. La movilidad tiene también sus propios zombis, los coches de motor de combustión con fecha de caducidad que siguen deambulando y absorbiendo recursos en el ínterin hasta que se imponga un mercado solo con vehículos sin emisiones.
Ese entretanto hasta la plena eliminación de los vehículos contaminantes se está convirtiendo en un periodo muy incómodo para muchos, para los ecologistas que reclaman la anticipación de la muerte de la gasolina y el diésel y también para los fabricantes de automóviles, que se ven obligados a seguir invirtiendo en la propulsión derivada del petróleo para cumplir con la nueva vuelta de tuerca que suponen las nuevas normativas.
GM invierte en combustión
General Motors acaba de anunciar una inversión de 854 millones de dólares con el fin de preparar cuatro factorías para la producción de una nueva generación de su motor de gasolina V8, con el que van equipados sus vehículos más potentes y populares como las pickups tan demandadas en Estados Unidos. "Estas inversiones permitirán a la compañía fortalecer su negocio de camionetas líder en la industria y de modelos todocamino y continuar respaldando la creciente cartera de eléctricos", ha asegurado General Motors para justificar el nuevo desembolso. Juega a su favor una regulación en EEUU menos exigente con los motores de combustión, incluso en los estados más ecologistas, en comparación con Europa.
En Europa, la patronal europea ACEA, presidida por el CEO de Renault, Luca de Meo, sigue presionando a la Unión Europea ante lo que considera como un gran esfuerzo para adaptar los motores de combustión a la norma Euro 7 que tendrá unos resultados pírricos de cuatro puntos de reducción de las emisiones de óxido de nitrógeno en 2030.
"Una inversión masiva en Euro 7 solo tendría un beneficio ambiental adicional marginal, pero requeriría que los fabricantes desviaran importantes recursos financieros y de ingeniería de la electrificación y los vehículos de cero emisiones hacia el motor de combustión interna. En última instancia, esto conlleva un gran riesgo de ralentizar la transición hacia la neutralidad climática", ha advertido el lobby de la industria de automoción europea.
El reto de la norma Euro 7
Si las presiones de los fabricantes automovilísticos no logran retrasar o suavizar la norma Euro 7, ese aumento de la exigencia de reducción de emisiones se convertirá, en el actual contexto de progresiva electrificación, en otro elemento más que influirá en el mercado. Ya estamos viendo como la apuesta por la electromovilidad está provocando un encarecimiento de los precios medios de los vehículos a la venta, a menudo con unas prestaciones por debajo de las de sus homólogos de gasolina y diésel.
El siguiente paso puede ser la penalización de los coches de combustión como consecuencia de los mayores costes que supone la homologación con la norma Euro 7. Ese encarecimiento de los vehículos de combustión ya anunciado por las marcas fabricantes provocaría en sí mismo un efecto de abaratamiento de los eléctricos al reducir el sobreprecio con los de gasolina y diésel. Un efecto similar al que ha dado a Noruega el liderazgo en electrificación gracias a su política fiscal ahora en revisión.
El dilema ahora es la velocidad de la transición ecológica una vez que tenemos ya el ultimátum a los automóviles con motor de combustión. El plazo hasta el veto a la gasolina y el diésel en 2035 puede ser muy poco tiempo, pero también demasiado largo por las distorsiones que provoca en el viejo modelo de negocio.
En ese ínterin, cualquier pieza que se toque del ecosistema de la movilidad influirá en el conjunto. Siempre nos quedará la alternativa de la propuesta, hemos de suponer que seria y meditada, que hizo el eurocomisario de Mercado Interior, Thierry Breton, de que la potente industria europea destine la producción de motores y coches de combustión (zombis en la UE) a la exportación a otros países y regiones anclados todavía en la movilidad del petróleo.