Industria

La crisis de Nissan acaba con una histórica planta japonesa

Nissan confirma el cierre de la fábrica de Oppama, una de las 7 afectadas por el plan global, y reconoce que negocia alternativas con otras empresas, que podrían incluir Foxconn

Fábrica de Nissan en Oppama (Japón)

Fábrica de Nissan en Oppama (Japón)

Toni Fuentes

15.07.2025 12:53h

3 min

Nissan ha confirmado el cierre definitivo de su histórica planta de Oppama, la misma fábrica que, desde su inauguración en 1961, simbolizó las ambiciones globales de la marca y de toda la industria de automoción japonesa. Con más de 17,8 millones de vehículos producidos y conocida durante décadas como la “fábrica madre” de Nissan, Oppama cesará la producción de vehículos a finales del año fiscal 2027, como parte del agresivo plan de reestructuración global Re:Nissan con el que pretende superar una profunda crisis.

El mensaje, cargado de nostalgia, lo transmitió Iván Espinosa, CEO de Nissan, quien reconoció el peso de la decisión: "No fue fácil, ni para mí ni para la empresa, pero es un paso vital para superar nuestros desafíos actuales y construir un futuro sostenible". Sin embargo, la crudeza de la situación supera cualquier matiz de relato corporativo. La planta de Oppama cae como consecuencia directa de la crisis estructural que vive Nissan: ventas en caída en mercados clave como Estados Unidos y China, elevados pagos de deuda y márgenes erosionados junto a dificultades de tesorería.

Unos 2.400 trabajadores se verán afectados por el cierre de la factoría de Oppama. Nissan asegura que permanecerán en sus puestos hasta marzo de 2028 y promete diálogo con los sindicatos para definir reubicaciones o recolocaciones, aunque Espinosa ya adelantó que podrían ser transferidos a otras plantas o a funciones no fabriles.

Un cierre que define la estrategia Re:Nissan

Bajo su plan Re:Nissan, la marca busca reducir su capacidad de producción global de 3,5 a 2,5 millones de vehículos y pasar de 17 plantas a solo 10. Con Oppama, son ya siete las instalaciones afectadas. El objetivo es brutalmente claro: elevar la tasa de utilización de sus plantas hasta casi el 100%, evitando la infrautilización que hoy se encuentra en torno al 60% en Japón. En este caso, la producción se transferirá a la fábrica de Nissan Motor Kyushu, en Fukuoka, para reducir costes de fabricación, reforzar la competitividad industrial y devolver a la compañía a beneficios sostenibles.

La planta de Oppama no es solo otra línea de producción. Fue pionera como una de las primeras fábricas de automóviles a gran escala en Japón y cuna de modelos clave en la expansión global de Nissan. Su cierre confirma el desmantelamiento de estructuras industriales creadas durante el milagro económico japonés, arrastradas hoy por la tormenta perfecta: electrificación acelerada, competencia china, guerra de precios en vehículos eléctricos y un modelo de negocio que necesita reinvención urgente.

¿Foxconn al rescate?

Pero la historia de Oppama aún podría tener un giro inesperado. Reuters adelantó que Nissan negocia con varias empresas, entre ellas Foxconn, para reutilizar la planta. Foxconn, gigante taiwanés de la fabricación electrónica, busca capacidades para producir vehículos eléctricos y la fábrica de Oppama –con su localización estratégica en Yokosuka, al sur de Tokio– encajaría en sus planes. De concretarse, sería un símbolo poderoso de la transición industrial de Japón: de la automoción tradicional al ensamblaje de EVs bajo plataformas tecnológicas globales.

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