Nissan Motor ha logrado una inyección de liquidez de más de 5.000 millones de euros tras colocar con éxito una emisión de bonos de elevado interés, pese a su reciente degradación a categoría especulativa por las principales agencias de calificación. La operación, que tuvo sobredemanda, refleja la confianza de los inversores en su plan de recuperación, según destacó la compañía japonesa en un comunicado.
En total, Nissan recaudó 860.000 millones de yenes (5.000 millones de euros), de los cuales 660.000 millones de yenes (3.882 millones de euros) corresponden a bonos denominados en dólares y euros, y 200.000 millones de yenes (1.176 millones de euros) a bonos convertibles en yenes. Citi, Bank of America y HSBC actuaron como coordinadores de la colocación.
Los bonos se emitieron con plazos de entre 4 y 10 años y cupones notablemente altos para una gran corporación industrial: un 7,5% para el tramo a cinco años, un 7,75% a siete años y un 8,125% a diez años. Estos márgenes reflejan la situación financiera de Nissan, cuya deuda ha sido rebajada a “bono basura” tras registrar pérdidas netas de 670.000 millones de yenes (3.900 millones de euros) en su último ejercicio fiscal.
Degradación de la deuda de Nissan
El fabricante japonés pretende destinar los fondos captados al refinanciamiento de su deuda, especialmente los vencimientos de este ejercicio fiscal que concluye en marzo de 2026, así como a inversiones en electrificación, nuevos modelos y tecnologías de actualización mediante software, claves de su estrategia Re:Nissan.
La emisión de bonos llega apenas una semana después de que la compañía solicitara a proveedores aplazar pagos para reforzar su caja, en un contexto marcado por la caída de ventas en China y Estados Unidos, su gama envejecida y el retraso en el lanzamiento de híbridos. Moody’s rebajó recientemente su calificación a Ba1 con perspectiva negativa, advirtiendo que Nissan mantendrá un flujo de caja libre negativo al menos hasta 2026.
En un mercado que duda de su capacidad de recuperación, Nissan celebró la demanda de la emisión como un voto de confianza hacia su plan estratégico, que incluye recortes de producción y 20.000 despidos globales. Las acciones de la compañía subieron un 2,24% tras el anuncio, aunque siguen acumulando pérdidas de más del 20% en el último año.