Industria

La automoción a la UE: "Nos piden transformarnos con las manos atadas"

Los presidentes de ACEA y CLEPA avisan a Ursula von der Leyen que los objetivos de reducción de CO2 en la UE son inviables

Reunión de la Comisión Europea con la industria de automoción / UE

Reunión de la Comisión Europea con la industria de automoción / UE

Toni Fuentes

27.08.2025 21:52h

3 min

La industria del motor europeo ha puesto negro sobre blanco lo que muchos ejecutivos del sector venían advirtiendo desde hace meses: los objetivos de descarbonización de la Unión Europea para el automóvil ya no son factibles en los plazos fijados. En una carta enviada a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, las patronales de fabricantes (ACEA) y de proveedores (CLEPA) advierten de que la ruta marcada hacia 2030 y 2035 choca contra una realidad industrial, económica y geopolítica muy distinta a la que inspiró aquellas metas.


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La carta llega en vísperas de un encuentro de Von der Leyen con líderes del sector y antes de la revisión del cumplimiento de la hoja de ruta de descarbonización. El diagnóstico de la industria del automóvil es contundente: la exigencia de reducir en un 100% las emisiones de CO₂ de coches y furgonetas en 2035 es, en palabras de Ola Källenius (presidente de ACEA y CEO de Mercedes-Benz) y Matthias Zink (presidente de CLEPA y CEO de Schaeffler), “simplemente inviable en el mundo actual”.

Una transición con las manos atadas

Los ejecutivos recuerdan que el sector ha invertido más de 250.000 millones de euros en la transición eléctrica y que hoy ofrece cientos de modelos enchufables. Sin embargo, la realidad es tozuda: los eléctricos apenas representan el 15% de las matriculaciones en la UE (9% en furgonetas y apenas 3,5% en camiones).

Las causas son múltiples y ajenas, en parte, a los fabricantes:

  • Dependencia casi total de Asia para baterías y materias primas críticas.
  • Costes de fabricación más altos, agravados por el precio de la electricidad en Europa.
  • Infrastructura de recarga insuficiente y desigual, que genera desconfianza en los consumidores.
  • Aranceles estadounidenses del 15% a las exportaciones de coches europeos, que encarecen su competitividad en un mercado clave

“Nos piden transformarnos con las manos atadas a la espalda”, resume la carta.

Flexibilidad frente a dogmas

El núcleo de la propuesta es recalibrar el calendario y, sobre todo, dar cabida a una neutralidad tecnológica real. La industria no reniega del coche eléctrico como protagonista de la descarbonización, pero reclama espacio para soluciones intermedias: híbridos enchufables, extensores de autonomía, combustibles sintéticos, hidrógeno y motores de combustión ultralimpios

Este enfoque no es nuevo: China lo aplica con éxito en su mercado interno, y Japón ha convertido al híbrido en la piedra angular de su industria. Europa, en cambio, ha legislado desde un enfoque binario: eléctrico puro o nada.

El sector pide a Bruselas que la descarbonización no se mida únicamente por las emisiones del vehículo en circulación, sino también por el impacto de su fabricación, la renovación acelerada del parque circulante o incluso soluciones a largo plazo como el almacenamiento de carbono. Y alerta de que mantener una estrategia rígida amenaza con vaciar la base industrial europea, debilitando la innovación, el empleo de calidad y la soberanía tecnológica frente a China y Estados Unidos.

Cita decisiva y evaluación de objetivos

El próximo 12 de septiembre, Von der Leyen recibirá a los principales ejecutivos del sector en un Diálogo Estratégico que se anuncia tenso. En juego no está solo la hoja de ruta climática, sino el lugar de Europa en la carrera global del automóvil.

“Compartimos el destino común de la neutralidad climática en 2050 —concluye la misiva—, pero el viaje requiere más pragmatismo y flexibilidad para que el motor de la automoción europea no se cale antes de tiempo”

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