Desde 1957, la Escuela de Aprendices de Seat se convirtió en una institución del nuevo barrio de la Zona Franca que crecía alrededor de la fábrica de la marca. En las aulas del histórico edificio del paseo de la Zona Franca se han formado 2.800 profesionales. Pero desde este curso, el centro de formación profesional que actúa como la cantera de Seat se ha trasladado a una nueva sede en Martorell integrada en el Centro Técnico, junto a la fábrica, siguiendo así el espíritu inicial.
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La Escuela de Aprendices de Seat S.A. estrena sede en el Centro Técnico de Martorell, un moderno espacio de 4.400 metros cuadrados que ha supuesto una inversión de 3,7 millones de euros. Allí, junto a la nueva planta de ensamblaje de baterías y de las líneas de producción de vehículos, incluidos los nuevos eléctricos, la nueva generación de alumnos convivirán con ingenieros, técnicos, diseñadores y operarios.
"Con el traslado de la Escuela de Aprendices a Martorell, acercamos la formación a nuestra actividad industrial y, en concreto, al corazón de la innovación de nuestra compañía", explica Laura Carnicero, vicepresidenta ejecutiva de Personas y Organización de Seat S.A. "De este modo, impulsamos las sinergias entre los expertos del Centro Técnico y los profesores y estudiantes de la Escuela".
Centro pionero en FP dual
La Escuela de Aprendices no es un centro más: es una cantera de talento industrial y uno de los proyectos formativos más longevos del país. Fundada en 1957, cuando Seat era la empresa símbolo del desarrollo español, ha acumulado más de 15 millones de horas de enseñanza técnica y mantiene su filosofía original: formar para trabajar, aprender haciendo.
Su metodología, basada en el modelo alemán de Formación Dual, combina teoría y práctica desde el primer día. Los estudiantes dedican más de 2.100 horas de prácticas reales en los talleres y en las tres plantas productivas de la compañía: Martorell, Barcelona (estampación) y El Prat (cajas de cambio y componentes). Al finalizar, obtienen una doble titulación oficial española y alemana, además de un contrato laboral de formación y aprendizaje con remuneración.
Dentro del Centro Técnico
El traslado a Martorell marca un cambio simbólico y estratégico. Lo que durante décadas fue el punto de partida del empleo industrial barcelonés, la Zona Franca, deja paso a un entorno de innovación tecnológica conectado con la estrategia eléctrica de Seat y Cupra. Los 160 estudiantes actuales se formarán a partir de ahora junto a los ingenieros del Centro Técnico, en un espacio compartido con los equipos que desarrollan los nuevos modelos eléctricos del grupo. Además, serán testigos de la transformación de la fábrica de Martorell con el inicio de la producción en serie del primer eléctrico, el Cupra Raval, en 2026.
La escuela se convierte así en una pieza clave en la transformación cultural y tecnológica de Seat, que ha anunciado un plan de 500.000 horas de formación para sus 14.000 empleados, con el objetivo de preparar a toda su plantilla para la transición al vehículo eléctrico.

Una clase en la Escuela de Aprendices de Seat
Los oficios del mañana
En la nueva sede, los aprendices cursan cuatro ciclos de Grado Superior:
- Automatización y Robótica Industrial
- Mecatrónica Industrial
- Programación de la Producción en Fabricación Mecánica
- Automoción
Este año, además, todos los alumnos reciben formación en Power Apps, un entorno de desarrollo de software y conectividad industrial que refleja el giro digital de la compañía para preparar a los profesionales de las fábricas inteligentes del futuro.
Un campus junto a la producción
A lo largo de sus 68 años de historia, la Escuela ha sido semillero de directivos y técnicos: más del 11 % de los actuales mandos de Seat fueron antes aprendices. También ha sido pionera en inclusión femenina: en 1971 llegó la primera alumna, y hoy el porcentaje de mujeres es el doble que en otras escuelas técnicas del sector.
La mudanza a Martorell supone una actualización del espíritu original de aquella escuela nacida en la Barcelona obrera de los años 50. Con la nueva sede, Seat convierte Martorell en un campus industrial donde educación, innovación y producción confluyen en un mismo espacio.