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Max Verstappen con su equipo en Suzuka / DPPI / EUROPA PRESS

Max Verstappen con su equipo en Suzuka / DPPI / EUROPA PRESS

La superioridad de Verstappen. Por Josep Viaplana

Max Verstappen puede ganar su tercer título consecutivo en Qatar después de que Red Bull ya se proclamara campeón en Japón

Josep Viaplana

26.09.2023 00:12h

3 min

La superioridad de Max Verstappen es abrumadora. El neerlandés domina con mano de hierro una temporada en la que ya lo tiene todo a su favor para conseguir el tercer título consecutivo, apabullando a sus rivales y demostrando una autoridad que roza lo insultante, le ha dejado sin competencia. En Suzuka dejó claro el domingo que el tropiezo de Singapur fue, precisamente, un tropiezo y que la teoría de la conspiración no tenía ni pies ni cabeza.

El coche ayuda, está claro, y el Red Bull es el mejor de la parrilla en todos los aspectos, prácticamente, pero hay que reconocer también que el piloto vive en un momento dulce, único y es el mejor en pista. El paseo es total y no se le encuentra ni un pero a una temporada inmaculada, de libro y sin el más mínimo error pese al inesperado bajón de Marina Bay.

Verstappen celebra su triunfo en el GP de Japón / DPPI / EUROPA PRESS

Verstappen celebra su triunfo en el GP de Japón / EUROPA PRESS

Verstappen, de 25 años y que ya ha renovado hasta el 2028, cerrará el tercer título probablemente el sábado 7 de octubre en la carrera al sprint del GP de Qatar. O lo hará el domingo 8, en la carrera principal del fin de semana. Con sumar 3 puntos le vale. Su equipo, Red Bull, ya se proclamó campeón de constructores el pasado domingo en Japón, en casa de Honda.

Un paso (o dos) por delante

La impresionante temporada de Max Verstappen es producto de una maquinaria perfecta, en la que no se encuentran puntos débiles y en la que encontramos el mejor coche, la mejor escudería, entiéndase también técnicos, y… el piloto más fuerte, que hoy está tocado con una varita mágica que convierte en oro todo lo que toca.

Max y Red Bull conforman una máquina perfecta que se ha apoderado de la Fórmula 1 y puede dejarla sin alicientes, como mínimo hasta el próximo cambio de reglamento, en 2026. Se han disputado 16 grandes premios y aún quedan 6 por delante, de los cuales el equipo de Milton Keynes los ha ganado todos exceptuando el de Singapur, donde se impuso Ferrari con Carlos Sainz. 

Verstappen ha protagonizado este año un nuevo récord, encadenando diez triunfos entre Miami y Monza y superando los nueve de Vettel en 2013, también con un Red Bull. El neerlandés ha ganado trece grandes premios y el número tiene visos de aumentar en esta recta final de un año impresionante.

El 'cerebro' de Adrian Newey –y su equipo- ha proyectado un coche muy superior al resto de sus rivales. No solo tiene la mejor aerodinámica y equipa un motor Honda capaz de desafiar a la 'joya' de Ferrari, sino que el RB19 se ha revelado también como uno de los bólidos más fiables. El abandono de Checo Pérez en Suzuka fue el primero de Red Bull en 2023.

Los 'secretos' del Red Bull

La suspensión delantera es uno de los puntos fuertes del Red Bull, que se ha convertido en el coche con el que sueñan todos los técnicos del paddock y cuyo ritmo en carrera es tan impresionante como el cuidado de las gomas. Sin embargo, la mayoría de ingenieros mantienen que la principal baza del monoplaza es su avanzado DRS, que ha sido bautizado como ‘triple DRS’ por la perfecta integración del alerón, el ‘beam wing’ y el difusor en el tren trasero. Para un Red Bull no es incompatible generar mucha carga aerodinámica con tener puntas superiores a las de monoplazas que se decantan por ir más descargados.

De todas formas, la clara ventaja del coche no se podría limitar a señalar estos factores, puesto que ha demostrado ser el más completo de la parrilla y todos los elementos funcionan con la sincronización de un reloj suizo. No solo la base del monoplaza es excelente y Verstappen está en el mejor momento de su carrera, sino que se adapta rápido a las diferentes características de cada pista y ni técnicos ni mecánicos cometen errores en la gestión de los grandes premios o en las paradas en boxes. Solo se le ha indigestado Singapur, un borrón en un camino intachable.

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