Tendencias

¿Cuánto cuesta cargar un coche eléctrico? Los países más baratos y los más caros

España se sitúa en la parte media del ranking por recargar en casa un coche eléctrico aunque el precio puede bajar mucho más

Cupra Born eléctrico en una recarga / CUPRA

Cupra Born eléctrico en una recarga / CUPRA

Toni Fuentes

12.06.2025 11:00h

4 min

Tan silenciosos como eficientes, los coches eléctricos siguen su expansión en Europa. Pero al igual que ocurre con la gasolina o el diésel, repostar electricidad para recargar un vehículo tampoco cuesta lo mismo en todas partes. Un estudio publicado por el comparador y comercializador irlandés Switcher radiografía el mapa de los costes de recarga doméstica de un vehículo eléctrico en 38 países del continente. Y el resultado confirma algo que ya sabíamos: Europa es un mosaico energético… y España ocupa un lugar intermedio, ni entre los más baratos ni entre los más caros.

España, en el puesto 14 del ranking, pero con precios muy variables

Según el informe, cargar por completo un coche eléctrico en un hogar español cuesta 15,71 euros de media, lo que equivale a 4,31 euros por cada 100 kilómetros. Esto sitúa a España en la posición 14 del ranking europeo, y como el cuarto país más barato entre las grandes economías del continente, por detrás de Reino Unido, Países Bajos y Polonia, pero por delante de Francia (19,09 €), Italia (20,30 €) y, muy especialmente, Alemania (25,73 €).

No obstante, este coste es solo una media. En realidad, es posible pagar bastante menos si se aprovechan tarifas nocturnas, se recurre a planificaciones de carga inteligente o se contratan ofertas específicas para vehículos eléctricos con compañías energéticas.

Los extremos: Turquía, la más barata; Alemania, la más cara

El contraste es notable. En Turquía, una carga completa cuesta apenas 4,05 euros (1,11 €/100 km), y le siguen Georgia (4,59 €) y Kosovo (4,87 €) como los mercados más accesibles para la electromovilidad doméstica. En el extremo opuesto, Alemania, país con uno de los mayores índices de electrificación, encabeza el ranking de precios con sus 25,73 euros por carga completa, seguido por Dinamarca (24,56 €) e Irlanda (24,14 €).

Curiosamente, los países con mayor penetración del vehículo eléctrico (como Dinamarca o Alemania) son también los que pagan más por recargarlo, debido en parte a una combinación de políticas fiscales, eliminación de subsidios y costes estructurales.

¿Por qué hay tanta diferencia?

La explicación está en múltiples factores: el mix energético, los impuestos sobre la electricidad, la infraestructura de red, los subsidios en vigor o retirados y, en algunos casos, incluso el nivel de competencia entre operadores eléctricos.

Además, las políticas públicas están influyendo directamente en la factura de los usuarios. En Alemania, por ejemplo, el recorte a las ayudas a la compra de coches eléctricos ha coincidido con un aumento de otros incentivos fiscales. En contraste, países del este y sureste europeo ofrecen tarifas más baratas, pero su infraestructura de carga y el acceso a modelos eléctricos sigue siendo limitado.

El precio, una barrera más para la electrificación

A pesar de contar con precios más bajos que Alemania o Francia, España sigue muy rezagada en electrificación. En mayo se matricularon 9.051 vehículos 100% eléctricos, frente a los 43.060 del mercado alemán. En lo que va de año, Alemania ha vendido casi seis veces más eléctricos que España, con 201.563 unidades frente a las 35.111 registradas aquí.

Esto demuestra que el precio de la recarga no es el único factor decisivo: la red de puntos de carga, los incentivos públicos, la oferta de vehículos y la conciencia del consumidor también juegan un papel clave.

¿Qué puede hacer España?

Aunque España no está entre los países más caros, hay margen para mejorar. Las tarifas pueden bajar aún más con regulación favorable, ayudas a la infraestructura de carga doméstica y pública, y más competencia en el mercado eléctrico. Asimismo, una mayor educación energética y movilidad inteligente ayudaría a los conductores a optimizar su consumo.

Y lo más importante: si de verdad queremos que el vehículo eléctrico se consolide como la alternativa real al motor de combustión, hacerlo más barato de usar es tan clave como hacerlo más accesible de comprar. En la carrera por una movilidad eléctrica más asequible, España no parte desde la pole… pero tampoco desde la última fila. Con algunas reformas, podría adelantar por la izquierda a muchos de sus vecinos europeos. Y eso, en términos energéticos, sería una gran victoria.

Hoy destacamos