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Medio siglo del Lambo más raro

El Lamborghini Urraco nació para salvar la marca pero, pese a sus innovaciones, la crisis del petróleo de los 70 lo hizo fracasar

Lamborghini Urraco / LAMBORGHINI

Lamborghini Urraco / LAMBORGHINI

Ana Montenegro

02.11.2020 22:44h

3 min

 

En el Salón del Automóvil de Turín de 1970 Lamborghini dejó estupefactos a todos los asistentes con su nuevo modelo. Se trataba de una berlinetta de cuatro plazas (2+2 en el argot de los automóviles deportivos) que se llamaba Urraco, siguiendo la tradición de la marca de poner un nombre taurino a sus coches. Así se denominan los toros con el pelo blanco y negro, como las urracas.

Pero el nombre no fue lo que más sorprendió a los visitantes del salón italiano, sino las peculiares líneas del nuevo Lambo, su estilo y las innovaciones que incorporaba. Ferruccio Lamborghini, el creador de la marca en la que invirtió todo el dinero que había ganado fabricando y vendiendo tractores, intentaba salvar su proyecto automovilístico aumentando el volumen de producción y ventas con un modelo un poco más económico y menos deportivo para llegar a un público más amplio. Incluso en su proceso de producción se intentaron reducir costes, era mucho menos artesanal que el resto de los Lamborghini.

El Lamborghini Urraco nació para competir con el Porsche 911, con el Ferrari Dino 246 GT o con el Maserati Merak, estos dos últimos mucho más caros.

Modelo más asequible

El Urraco era relativamente asequible para ser un Lamborghini (6,5 millones de liras de la época, equivalentes a unos 27.000 o 30.000 euros actuales) pero en 1973 estalló la primera crisis del petróleo y el nuevo Lambo se quedó sin opciones para sobrevivir. Ese año Ferruccio dejó la compañía que sigue llevando su apellido.

Lamborghini había previsto producir un total de 3.000 unidades del Urraco en su vida comercial y no llegó a las 1.000 (fueron unas 780) en nueve años, hasta 1979. De ellas 21 se adaptaron para el mercado americano, con un paragolpes delantero más grande y menor potencia.

El Lambo Urraco no se merecía una vida tan mala, pese a su raro aspecto, por otro lado, muy setentero. Su diseño fue responsabilidad de Marcelo Gandini, que entonces trabajaba en Carrozzeria Bertone. De su lápiz salieron muchos modelos italianos míticos de los años 60 y 70 como los Lamborghini Diablo o Miura, el Innocenti Mini e incluro el Renault Supercinco. Paolo Stanzani, responsable técnico de Lamborghini en la época fue el responsable de las originales aportaciones mecánica. 

El Urraco medía 4,25 metros de largo, 1,76 de ancho, con 2,46 de batalla (distancia entre ejes) de lo que da idea de sus grandes voladizos. Era mucho más un sedán que un deportivo, con un peso de 1.100 kilos. El motor era V8 de 2,5 litros, situado en posición trasera central, con una potencia de 220 caballos a 7.800 rpm, que permitía al Urraco alcanzar los 245 km/h. Tenía un cambio manual de cinco velocidades con tracción trasera.

Innovaciones del Urraco

Su principal aportación fue las suspensiones de tipo McPherson independientes sobre las cuatro ruedas, que suponía una novedad en el sector del automóvil. Pero también incluía varias innovaciones para Lamborghini en su motor V8, con el objetivo de mejorar sus prestaciones. También eran diferente la posición del salpicadero, muy vertical, de los instrumentos y del volante.

La primera generación, que se fabricó entre 1970 y 1976, se denominó P250. La P por ‘posterior’, la colocación del motor, y 250 por su capacidad, 2,5 litros. Entre 1974 y 1977 se produjo el P200, con un motor con capacidad reducida a 1,9 litros y 182 caballos, que se destinó al mercado italiano. La última generación, entre 1975 y 1979, se denominó P300. Llevaba un motor que se amplió a 3 litros, con una potencia elevada a 265 caballos.

El Lambo Urraco cumplió el pasado mes de octubre 50 años y las pocas unidades que todavía existen son ahora objeto de deseo de coleccionista. Una de los 66 que se fabricaron en Sant’Agata Bolognese (Italia) del P200 se vendió en 2016 por 21.500 dólares (unos 18.500 euros).

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