Hay mercados en los que los impuestos tienen una importancia capital, hasta el punto de que pueden ser la clave para tomar decisiones. El mercado de los vehículos de flotas de empresas es uno de esos ecosistemas altamente sensibles a una subida de carga fiscal, tal como ha quedado demostrado en Cataluña. La comunidad ha perdido ya un 46% de las matriculaciones de turismos en régimen de renting y este año alcanzará el 50% de caída.
Los 6.000 coches que ha perdido Cataluña no se han volatilizado, sino que los han ganado otras comunidades en las que no existe el nuevo impuesto del CO2 que empezó a aplicar la Generalitata catalanha en 2021. En el conjunto de España, las matriculaciones de renting consideradas desde un punto de vista estricto casi igualaron en 2021 las de 2019, que superará claramente en 2022, según los datos de la consultora MSI explicados en un encuentro organizado por la patronal catalana de concesionarios (Fecavem).
Cataluña pierde, España gana
En 2022, Cataluña habrá perdido casi el 50% del mercado del renting mientras que el conjunto de España habrá crecido casi un 5% y llegará a 178.462 turismos.
En el conjunto del mercado automovilístico, las matriculaciones de coches y todoterrenos crecerá un 12% en España y llegará a 963.185 unidades, según anunció José Manuel López, director comercial de MSI Iberia, que suele acertar en sus vaticinios. Esta cifra de ventas se acerca al escenario optimista de Faconauto, que prevé 970.000 matriculaciones (+13%) si mejora un poco el racionamiento de microchips en la industria. El escenario pesimista estima que las matriculaciones se quedarían en 900.000 unidades (+5%).
Un tiro en el pie
La consecuencia del trasvase de matriculaciones de flotas de empresas fuera de Cataluña es que el peso del mercado catalán bajaría a 12% sobre el total de España frente al 13,8% que tenía antes de la pandemia. La causa, según Fecavem, está clara: "Los operadores de flotas se han concentrado y, cuando matriculan, evitan Cataluña por la presión impositiva que les genera el impuesto sobre las emisiones de (dióxido de carbono) CO2".
Estos datos muestran la teoría y la práctica de un caso como la imposición de un nuevo impuesto con una recaudación relativamente pequeña que ha causado un merma en el impuesto de matriculación, que recaudan directamente las comunidades autónomas. Si el Govern de Pere Aragonès buscaba un efecto disuasorio para la compra de vehículos de combustión, lo está consiguiendo con creces por la fuga de las empresas de flotas. A eso se le llama dispararse un tiro en el pie.