La pandemia del Covid-19 nos ha cambiado radicalmente a todos. Nuestro sector de la automoción ha sido uno de los más castigados. La total paralización de las fábricas de coches provocó una caída fulminante del mercado y de la producción. Y nos deja un entorno de incertidumbre. Mientras trabajamos en la recuperación, el escenario a corto plazo es imprevisible, condicionado por la evolución del virus y su impacto económico.
Este impacto nos ha alcanzado en medio de la transformación más importante de nuestra historia. Pero la incertidumbre actual no cambia el foco. Los fundamentales son los mismos: la movilidad del futuro con la descarbonización y la digitalización como meta.
Plantas más competitivas
España es el segundo productor europeo de vehículos y no puede quedarse atrás. Tenemos que aprovechar las tendencias surgidas durante la pandemia para salir de ésta con más industria: la reflexión sobre la reindustrialización de Europa y los fondos del plan de recuperación europeo. Aprovechar estas tendencias será clave.
Los fabricantes ya están trabajando para la transformación de sus plantas para ser más competitivas para los nuevos modelos. Pero, para liderar la electro-movilidad, necesitamos planes de ayuda con mayor dotación y convertir la instalación de puntos de recarga en un proyecto de país.
Mucho que ganar
Tenemos ventajas competitivas, pero necesitamos potenciar más la industria 4.0, reformar la fiscalidad con criterios medioambientales y generar un entorno favorable a la inversión en movilidad. Si todo va bien, la industria de la movilidad puede generar hasta 1,5 millones de empleos en 2040. Tenemos mucho que ganar, pero hay que trabajar desde ya.