La junta de accionistas de Volkswagen correspondiente a 2018 siguió la tradición de los últimos ejercicios y volvió a ser agitada. Desde que se produjo el relevo abrupto de Ferdinand Piëch al frente de la multinacional como consecuencia del cisma con la familia Porsche, los accionistas de Volkswagen tienen que llevar las palomitas a las juntas. La de este año no fue una excepción puesto que tuvo lugar unos días después del relevo de la cúpula directiva y con la oposición frontal de algunos analistas financieros a la línea seguida por la compañía desde que estalló el dieselgate.
NOMBRAMIENTOS POLÉMICOS
La consultora Hermes EOS ha recomendado públicamente a sus clientes, grandes inversores de Volkswagen, que voten en contra de la propuesta de nombrar como miembros del consejo de supervisión, un órgano similar al consejo de administración, a Marianne Heiss y a Wolgang Porsche porque supone dejar al órgano con "cero representación independiente, lo que va claramente en contra de la práctica de buen gobierno corporativo". Y no se queda ahí la contundente nota firmada por el analista Michael Viehs, que lamenta que Volkswagen desaprovecha una nueva oportunidad de mejorar su independencia y solucionar algunas carencias en el contexto de exigencia derivado del dieselgate.
LA COGESTIÓN, EN JUEGO
"Han pasado ya casi tres años desde que estalló el escándalo de las emisiones y necesitamos urgentemente pruebas tangibles y creíbles de mejoras en la gestión", afirma la nota hecha pública por Hermes EOS como recomendación a los accionistas de Volkswagen que representa. Por ello considera urgente poner en marcha "una revisión independiente y sistemática del papel corporativo jugado en el escándalo de las emisiones". El peso de los inversores institucionales de referencia en Volkswagen hizo que, finalmente, las propuestas del consejo fueran aprobadas con unos porcentajes que van del 99% al 92%. Además, la junta de accionistas llegó en un momento de tensión entre la cúpula de Volkswagen y la dirección de los representantes de los trabajadores encabezados por el poderoso sindicato IG Metall, en una pugna en la que está en juego la cogestión aplicada con prerrogativas adicionales en el caso del fabricante automovilístico. El nuevo presidente del comité ejecutivo, Herbert Diess, tendrá que emplearse a fondo para apaciguar los ánimos.
69% DE COCHES DEL DIESELGATE REVISADOS
Diess ha agradecido la paciencia de los accionistas durante los años dieselgate en los que "el futuro no estaba claro", y les ha premiado con un aumento del dividendo hasta situarlo en los niveles previos a la crisis de los motores diésel. El nuevo presidente ejecutivo del grupo ha defendido la gestión llevada a cabo para hacer frente a las consecuencias legales del dieselgate incluso con "verdades incómodas", y ha asegurado que la compañía ha aprendido de los errores y ha puesto en marcha sistemas para detectar y castigar conductas inadecuadas o ilegales. Según los datos aportados en la junta de accionistas, el programa de revisiones gratuitas para coches con el'software' ilegal que camufla las emisiones de gases altas ha llegado ya al 69% de los afectados en todo el mundo, al 76% en la Unión Europea y al 94% en Alemania, país en el que es obligatorio que el coche pase por el taller.