Industria

La plantilla de Nissan 'toma' Cantabria y prepara una protesta en Madrid

Los trabajadores de Barcelona alertan a sus colegas de Cantabria de las "mentiras" de la multinacional japonesa con sus promesas de inversión

Manifestación de trabajadores de Nissan en la planta de Cantabria / EFE / PEDRO PUENTE HOYOS

Manifestación de trabajadores de Nissan en la planta de Cantabria / EFE / PEDRO PUENTE HOYOS

Toni Fuentes

01.07.2020 21:47h

3 min

Los 11.000 habitantes de Los Corrales de Buelna y, especialmente, el cuerpo de antidisturbios GRS de la Guardia Civil estaban este miércoles en alerta ante la llegada de los trabajadores de Nissan de Cataluña. Centenares de empleados han llevado la protesta contra el cierre de las fábricas catalanas a las puertas de la estratégica factoría de componentes de Nissan en la pequeña localidad de Cantabria como primer paso para visualizar el conflicto fuera de Barcelona y Cataluña. El siguiente paso en la lucha contra un ERE de 2.525 afectados será una manifestación en Madrid, según ha anunciado el comité de empresa. 

La llegada de los manifestantes "catalanes", tal como se les cita en la prensa local cántabra, se produjo con temor a incidentes por parte de la Guardia Civil y también del comité de Los Corrales de Buelna. El presidente del comité de empresa de Nissan en Cantabria, Ángel Anibarro, brindaba a sus colegas de Barcelona plantados a las puertas de la factoría el apoyo de sus 500 empleados "siempre que todo transcurra de forma pacífica". Esas palabras no fueron bien recibidas por los manifestantes, que reiteraron que son "obreros, no terroristas", lo mismo que le espetaban a los miembros del amplio dispositivo policial que blindaba el acceso al centro de trabajo. 

 

Pero el conato de tensión se quedó ahí después de que tanto los sindicalistas cántabros como los catalanes coincidieran en que Nissan no es de fiar y que la planta del norte de España se puede ver en una situación similar en poco tiempo pese a la promesa de Nissan de invertir 40 millones tras conseguir el respaldo de la plantilla a un acuerdo de moderación salarial, reducción de jornada y un ERTE. 

Abrazos de cántabros y catalanes

"A nosotros nos prometieron futuro pero nos mintieron. Nissan es mentirosa", ha advertido Miguel Ruiz, responsable de Sigen-USOC en Barcelona, a sus colegas de la planta de Cantabria, que ha prometido una inversión de 40 millones para mejorar la competitividad a cambio de contención salarial y una reducción de jornada.

"Somos un ejemplo de lucha, no buscamos enfrentamiento. Aquí venimos a luchar por todos", ha afirmado en referencia a los trabajadores de la factoría cántabra. La respuesta de los empleados de Barcelona ha sido corear gritos de "Cantabria, escucha, Nissan está en lucha". 

Algunos de sus colegas cántabros se han fundido en un abrazo con mascarilla con trabajadores y sindicalistas de Barcelona, tal como destacan algunos medios de comunicación de la comunidad autónoma.

"Es una vergüenza el dispositivo de seguridad que se ha montado en la fábrica de Nissan. No lo decimos por la Policía Local de Los Corrales de Buelna. pero lo que no puede ser es que el Gobierno nos ponga en helicóptero a vigilarnos. Somos trabajadores", ha asegurado Ruiz. 

Manifestación con Alcoa

Los dirigentes sindicales han anunciado que están planeando una manifestación en Madrid junto a los trabajadores de Alcoa para visualizar en el centro de la capital española los problemas que sufre la industria del país con miles de empleos en peligro. Miguel Ángel Boiza, de CCOO, se ha referido a una gran movilización dentro de unos 15 días que necesitará "el apoyo de todos los trabajadores".

Desde el inicio del conflicto en Nissan Barcelona, el comité había intentado que la factoría de Cantabria se sumara a la huelga con el fin de paralizar las factorías de la alianza Renault Nissan en Europa, a las que suministra piezas de fundición y mecanizado.

La protesta en Cantabria sigue este jueves con protestas en Santander, donde el comité tiene previsto reunirse con el presidente autonómico, Miguel Ángel Revilla, antes de volver a concentrarse frente a la planta de Los Corrales de Buelna.

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