Las montañas rusas se caracterizan por tener una primera fase de aparente calma, con una velocidad reducida y estable mientras asciende, que da paso al sobresalto que supone una brusca aceleración y un desplome. Ese puede ser el resumen del año 2018 para el sector del automóvil. Unos primeros meses en los que la vagoneta de la montaña rusa avanzaba con suavidad hacia el cambio brusco de rasante.
El problema es que muchos de los ocupantes de las vagonetas iban desprevenidos, demasiado despreocupados ante lo que siempre viene a continuación en una montaña rusa. A algunas marcas especialmente, el sobresalto con la entrada en vigor del nuevo protocolo de homologación de vehículos WLTP les ha pillado, inexplicablemente, con los deberes por hacer, a pesar de que el calendario de implantación estaba previsto desde hacía años.
La profundización en el sorpaso de la gasolina frente al diésel ha dejado todavía más descolocados a otros fabricantes. Algunas de las marcas que ahora están más apuradas por la falta de motores de gasolina para satisfacer el trasvase de la demanda que huye del diésel respondían con seguridad que lo tenían todo preparado en las fábricas para afrontar cambios en el mercado. La realidad ha demostrado que los altos directivos que daban esa respuesta estaban muy equivocados, probablemente porque en sus cálculos no entraba un desplome de las ventas de coches de gasóleo del orden del 20%.
¿Otro susto en la montaña rusa?
La industria y la distribución de automóviles encara 2019 con la sensación de que lo peor ha pasado, pero ¿acertarán esta vez en sus previsiones? Los días de parada de las fábricas se han ido estabilizando aunque varias fábricas tienen un ERTE disponible hasta final de 2019 o bien días de flexibilidad para reducir la producción si es necesario.
Se trata de una situación que las fábricas no podrán mantener indefinidamente y que puede tener otras consecuencias a medio y largo plazo si el mercado no mejora. Volviendo a la montaña rusa, lo importante es saber si, tras el primer sobresalto, viene otro salto brusco más adelante. Si es así, habrá que prepararse agarrándose con firmeza a la barra protectora.