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Ruta por la Costa Brava de Dalí, Pla, Capote y Ava Gardner

Un recorrido de 180 km por carreteras que bordean una costa muy recortada y nos acercan a algunas de las calas más bonitas del Mediterráneo

Ruta por la Costa Brava

Ana Montenegro

20.08.2021 00:00h

8 min

Fue en 1908 cuando por primera vez se le llamó Costa Brava a esta zona mediterránea de Girona, entre Blanes y Portbou ya en la frontera con Francia. La idea se achaca a un periodista de un diario local y, como todo lo acertado, se impuso rápidamente. En aquellos años esta zona de costa, recortada y escarpada, con pequeñas calas blancas y azotada periódicamente por la tramontana, el viento del norte, era sólo una sucesión de pueblos marineros, calas blancas y pequeñas zonas industriales.

A lo largo del siglo XX, y según avanzaban las décadas, la Costa Brava se fue transformando en un cosmopolita destino turístico para pintores, escritores y artistas de todo el mundo, incuso estrellas de Hollywood. En los años 50 y 60 sufrió, como toda la costa mediterránea, el boom del turismo que machacó el paisaje, pero, por suerte, preservó muchas zonas. Fue el refugio de verano de la ‘Gauche Divine’ catalana y la puerta de entrada a una España en blanco y negro de las boite (como se llamaba entonces a las discos) y el top-less. En el siglo XXI se convirtió en escenario del templo de la gastronomía más importante del mundo durante décadas, el Bulli, aumentado así su repercusión internacional. 

Imagen de una cala de Lloret de Mar, una de las playas catalanas con badera azul en 2019 / WIKIPEDIA

Nueva ruta de verano

Os propongo una nueva entrega de las rutas para este verano que combina playa, carreteras para amantes del volante o el manillar, cultura, gastronomía y muchos lugares sorprendentes. Arrancamos en Lloret de Mar, a sólo 5,7 km del inicio ‘oficial’ de la Costa Brava, Blanes, y 60 km al norte de Barcelona. Lloret es la típica ciudad turística de avalancha, llena de edificios, puestos de souvenirs y playas sembradas de sombrillas, aunque con cierto encanto naif que recuerda los veraneos de los años 50 y 60, como un castillo sobre la playa que se ha transformado en uno de los símbolos de la localidad pero que en realidad es una casa particular de los años 40. Tiene algunas opciones de alojamiento sorprendentes, como el Hotel Alva Park, un oasis de lujo y sofisticación que se hizo sobre un hotel barato de los años 70 y que incluye un Spa de agua salada de estilo las mil y una noches.

La localidad conserva restos arqueológicos, porque antes de los turistas del norte aquí llegaron los romanos en el siglo III a.C. Además tiene un precioso jardín, colgado sobre el mar que puede recordar a los de las villas toscanas, se llama jardines de Santa Clotilde. Pero su mejor baza es el irresistible encanto del Mediterráneo.

En esta ruta vamos a buscar carreteras poco convencionales así que nos dirigimos hacia el norte, a Tossa del Mar y Sant Feliu de Guíxols, por la más complicada pero también la más bonita, la Gi-682. Abstenerse los que se marean porque enlaza curvas a derecha e izquierda bordeando el mar, con precipicios de vértigo, subiendo y bajando siguiendo la línea de la orografía. El tramo más duro es entre Tossa y Sant Feliu, pero también el más estimulante. Son solo unos 35 km pero se tarda un tiempo en trazarlos, aunque la ventaja es que como hay alternativas más fáciles no suele haber mucho tráfico. Ojo, eso sí, a los ciclistas, y a los que como nosotros no les asustan las curvas sobre dos o cuatro ruedas. 

Tossa de Mar, uno de los pueblos con más encanto de Cataluña / PIXABAY

Calas de Tossa 

Tossa tiene unas calas maravillosas donde podemos hacer un alto para bañarnos. Aquí se rodó hace 70 años ‘Pandora y el holandés errante’ con Ava Gardner (la que sale en la serie de TV ‘Arde Madrid’) y Mario Cabré. En el bar del hostal La Gavina de S’Agaró, donde se alojaban los artistas, a 25 km, se vivió en ese momento una escena que ha pasado a la historia. Frank Sinatra, el marido de entonces de Ava, se presentó de repente alertado por los chismorreos de que la actriz se lo estaba haciendo con su compañero de trabajo entre copa y copa. Llegó tan caliente que le soltó una bofetada antes de saludar. Por el mismo hostal pasó unos años después Elisabeth Taylor, John Wayne, Charles Chaplin, Sean Connery, Humphrey Bogart con Lauren Bacall, Peter Sellers con Elke Sommer, Rock Hudson y otras estrellas de Hollywood ayudando a impulsar el turismo en la zona.

En el siguiente tramo, hasta Palamós podemos optar por la carretera que costea y atraviesa S’Agaro y Platja d’Aro, la C-253 o si hay mucho tráfico subir a la C-31, un poco más largo, pero más rápido. En total son unos 15 o 20 km. En cualquier caso tenemos que tomar la C-31 para llegar a Palafrugell, que está a unos 12 km, y desde ahí bajar al mar, a Calella de Palafruguell, a sólo 5 km más.

Playa de Palamós (Girona) / GOOGLE MAPS

Palamós y Palafrugell, muy literarias

Si Tossa y Sant Feliu tienen ecos cinematográficos, en Palamós y Palafrugell son literarios. En la primera el escritor estadounidense Truman Capote vivió tres años, de 1960 a 1963, fundamentalmente los veranos, para terminar su obra más importante ‘A sangre fría’, aunque la más famosa sea ‘Desayuno en Tiffani’s’. Capote viajaba con su novio, su perro y su gato y era cliente habitual de las tabernas de toda la zona. La segunda fue cuna de Josep Pla, el genial escritor catalán que tiene una guía sobre la Costa Brava con ese mismo nombre, aunque en toda su obra trasmite el amor que sentía por esta tierra y la hacía con la inteligencia y socarronería de la que no se desprendía.

Hasta la siguiente etapa, l’Escala, tenemos 30 km por la C-31. La visita a este pueblo de pescadores, que cierra por el sur el golfo de Roses, es para mí siempre sagrada. En este encantador puerto de pescadores se mantienen tradiciones como la pesca y salazón de las anchoas que me encantan. Un amigo catalán me enseñó a limpiarlas de sal y espinas y luego macerarlas en aceite para que queden como las de lata, pero mucho mejor. 

Una playa con turistas en Cadaqués, en la Costa Brava / EFE

De Empúries a Cadaqués

Imprescindible acercarse a Empúries, por la GI-623 son menos de 5 km. Este puerto natural es famoso desde hace siglos. En él se asentaron griegos y romanos y dejaron muchísimos restos arquitectónicos, parte de ellos guardado en un pequeño museo allí mismo. Se dice que solo el 25% de los restos grecorromanos han salido a la luz. Como todas las ruinas que están al lado del mar tienen un encanto muy especial. Cuando estás paseando por allí parece que vas a ver llegar una nave romana. Cerca de las ruinas tenía una preciosa casa el escritor catalán Terenci Moix.

Desde aquí a Cadaqués tenemos un recorrido de 40 km, la primera parte por la C-260, que nos hace pasar por Empúriabrava y Sant Pere Pescador, donde está uno de los mejores campings de Europa, hasta que tomamos la GI-614. Este pequeño pueblo de pescadores, que hizo famoso Salvador Dalí porque veraneaba aquí está en la punta del cabo de Creus asi que es el pueblo más oriental de la Península Ibérica. Sólo hay una carretera que llega hasta allí y es la misma que hay que usar para salir así que los últimos 15 km de esta etapa, los que nos acercan a Cadaqués vuelve a ser territorio para apasionados de la conducción. Carretera estrecha, con buen asfalto, pero con muchas curvas que recorre montañas suaves y peladas, un paisaje muy diferente al que nos enfrentamos al inicio de la ruta, este está golpeado muchos meses del año por el viento.

Cadaqués es un pequeño villorrio marinero de postal con casas blancas que se reflejan en el agua azul del Mediterráneo. Su bahía es el puerto natural más grande de Cataluña, pero su encanto se esconde en las tabernas y las callejuelas que atrajeron a artistas de todo el mundo. Pese a lo difícil que es llegar. 

Teatro-Museo Dalí, una propuesta para 'culturetas' en Figueres / PIXABAY

Dalí en Portlligat y Figueres

Esta es Dalí, aquí tenía su residencia de verano en la colindante bahía de Portlligat que ahora se puede visitar. Es tan curiosa como su propietario y creador, combina lo típico de la zona con el surrealismo setentero que tanto le gustaba y aquí hacía sus divertidas performances que escandalizaban a los vecinos. Pero Dalí no fue el único pintor atraído por este encantador córner de la Península, también pasaron por él Marcel Duchamp, Picasso, Miró y Federico García Lorca cuando volvió de Nueva York.

Siguiendo las huellas de Salvador Dalí volvemos al interior, a Figueres la capital de la comarca del Alt Empordà. Inevitablemente hay que salir del Cap de Creus por la GI-614, para luego seguir por la C-260, pero es un viaje corto de solo 36 km. Figueres tiene todos los elementos de una localidad de provincias emprendedora, a lo que suma su ubicación cerca de la frontera de Francia y ser un nudo de comunicaciones. Edificios religiosos, militares y casas señoriales de diferentes estilos dan idea de su rico pasado. La vida gira entorno a la rambla a la que se asoman las terrazas de los cafés bajo la sobra de los plátanos. En ese decorado ‘convencional’ resalta aún más la barroca fachada, coronada por una ristra de gigantescos huevos, del Teatro-Museo Dalí. Construido sobre un antiguo teatro del siglo XIX que se reconstruyó entre 1966 y 1974 siguiendo las directrices del artista. Una cúpula reticular, habitaciones que parecen sacadas de una pesadilla y obras que Dalí hizo específicamente para este museo como la sala Mae West. con el famoso sofá con forma de labios. Su peculiar versión de un Cadillac camino del desguace es especialmente atractiva para los que nos gustan el arte y los coches. Al lado está la Torre Galatea, donde el artista vivió los últimos años de su vida y está enterrado bajo la cúpula así que el edificio no puede ser más daliniano.

Por su cercanía podemos hacer una última etapa hasta Peralada, que está a sólo 10 km. En su castillo se celebran (o celebraba antes del Covid) un fantástico festival de música y danza cada verano. El edificio, originario del siglo XIV, pertenece desde 923 a la familia Mateu y es la sede de un grupo empresarial que incluye bodegas, hoteles, casinos, empresas de distribución y… Hispano Suiza. La marca de automóviles de lujo del siglo XX, resucitada en el XXI como superdeportivos eléctricos, tendrá próximamente aquí un museo que recoge sus más de 100 años de historia.

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