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Carlos Sainz celebra su primera victoria en la F1 en Silverstone / BRADLEY COLLYER / DPA

Carlos Sainz celebra su primera victoria en la F1 en Silverstone / BRADLEY COLLYER / DPA

La declaración de intenciones de Carlos Sainz. Por Josep Viaplana

Su victoria con Ferrari en Silverstone, la primera en 150 carreras, ratifica al madrileño como uno de los pilotos punteros de la F1

Josep Viaplana

04.07.2022 21:08h

5 min

Carlos Sainz, que en Silverstone disputó su 150º gran premio de Fórmula Uno, logró su primera victoria en un circuito repleto de historia y uno de los templos del Motorsport. En una carrera con constantes alternativas, repleta de incidentes y, sobre todo, tremendamente espectacular el madrileño se consagró entre los grandes protagonistas del Mundial de F1 y consiguió un merecido triunfo que llevaba tiempo acariciando.

El éxito del madrileño puede significar un antes y un después en su carrera deportiva. Un triunfo de este calado comporta en muchas ocasiones una liberación del protagonista, que ahora, si cabe, se sentirá más arropado, capacitado y seguro para optar a más victorias. Dos casos que nos pueden servir de ejemplo: Fernando Alonso y Carlos Sainz (padre).

El primero vio como la primera pole en el GP de Malasia le daba un plus de confianza que le llevó a la primera victoria (Hungría) en 2003, escribiendo a partir de entonces las páginas más gloriosas del automovilismo español, que fueron rubricadas por los títulos de 2005 y 2006. Este despegue lo vivió el propio Sainz Sr. con su triunfo en el Rally Acrópolis de 1990, primer paso hacia sus dos títulos en el Mundial de Rallyes (1990 y 1992).

Una carrera de obstáculos

Pero Carlos escribe su propia historia. “La primera victoria siempre es un alivio. La pole no lo era, pero la victoria sí. Ahora estoy seguro de que voy a luchar por más, seguiré mejorando con este coche para hacerlo posible”, apuntó el piloto español tras la carrera después de impartir toda una declaración de intenciones sobre el asfalto.

Canadá le devolvió la confianza y la pole del sábado la certificación de que era capaz de hacerlo. La bandera roja de la primera vuelta tras el espeluznante accidente de Guanyu Zhou le dio una segunda oportunidad después de que Verstappen le robara la cartera en la salida y los problemas en el chasis de Max subsanaran un error de pilotaje en una carrera más propia del Dragon Khan que de un circuito en el que históricamente había sido difícil adelantar.

Nunca bajó la guardia, pese a la fortaleza de Leclerc y cuando parecía que Hamilton podía superarles encarando la recta final un Safety Car le brindó otra chance. Con Charles atado de pies y manos, la estrategia fue decisiva al poner un juego de neumáticos nuevos para el sprint que se avecinaba. Ahí, imponiéndose a todos sus rivales en pista y también a las directrices de Ferrari, que primero le pedían que guardase las espadas a Leclerc, rubricó el carrerón con una victoria incuestionable que le dio el primer triunfo a la Scuderia tras el de Leclerc en Australia.

Entra en la historia

Después de once podios, 150 grandes premios y en su octava temporada en la F1 –debutó en el GP de Australia de 2015-, Sainz se ha hecho en Silverstone un hueco en la historia de este deporte… con todo merecimiento. El madrileño, que es el 112º ganador de una carrera y el segundo piloto español en conseguirlo –después de las 32 de Fernando Alonso-, se ha bendecido en un gran premio espectacular.

Tras acariciarlo en varias ocasiones, en Inglaterra pudo rematar la faena con un triunfo justo, más que merecido, y que volvió a evidenciar su ambición, carácter, confianza, constancia, inteligencia, trabajo y talento. Llegar a Ferrari fue un sueño tras pasar por varios equipos, siempre en franca progresión, ganar su primera carrera ha sido ascender otro peldaño y éste camino le tiene que llevar a luchar por el título.

Red Bull le incorporó para su programa de jóvenes pilotos cuando dio el salto en monoplazas, en 2010. El madrileño condujo el F1 en Silverstone, en 2013, y rápidamente llamó la atención de todos. Ganó las World Series en 2014 y aterrizó en la Fórmula 1 en 2015 compartiendo equipo con Verstappen en Toro Rosso. De hecho, hasta hoy, ha sido el rival más duro que el holandés se ha encontrado en el box.

Permaneció tres temporadas y media en el equipo de Faenza, en las proximidades de Imola, y se marchó a Renault a finales de 2017. Su peor año en la Fórmula 1, en cuanto a resultados, lo vivió en el equipo francés durante 2018. De ahí se fue a McLaren, donde su carrera se relanzó, superando las mejores previsiones con un podio en el GP de Brasil de 2019 y el sexto puesto en la clasificación del campeonato.

Ferrari, un sueño hecho realidad

En el invierno de 2020 fichó por una Ferrari en reconstrucción, aunque se mantuvo un año más en las filas de McLaren, donde siguió destacando hasta el último día. Carlos superó todas las expectativas en su primera temporada como piloto de la Scuderia con cuatro podios y el quinto puesto final, delante de Leclerc.

El arranque de esta temporada no fue fácil. Ferrari había hecho un coche muy competitivo, pero su compañero se adaptó mejor, más rápido, y él tuvo que hacer trabajo extra para revertir la situación. Barcelona significó un punto de inflexión, mejorando su rendimiento día a día, peleando ya por el triunfo en Mónaco y Canadá hasta conseguir en Silverstone la deseada primera victoria.

Restan todavía 12 grandes premios, más de media temporada: “Mis sensaciones con el coche son mucho mejores y en Austria podemos afinar los reglajes. Hay que focalizar en las carreras, porque si llegan más victorias eso nos devolverá a la lucha por el título”, remarcó Carlos, sin tiempo para celebraciones, ya rumbo al Red Bull Ring, donde el próximo domingo escribirá un nuevo capítulo. De momento, sin embargo, “que le quiten lo bailado”.

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