Sostenibilidad

El Gobierno prepara la puntilla para el diésel

El diésel vive sus últimos días de privilegio fiscal en España tras años de advertencias de la UE, debates políticos y presiones de ecologistas

Gasolinera de Repsol con el diésel Nexa / REPSOL

Gasolinera de Repsol con el diésel Nexa / REPSOL

Toni Fuentes

18.07.2025 15:54h

3 min

El diésel vive sus últimos días de privilegio fiscal en España. Tras años de advertencias, debates políticos y presiones de ecologistas, el Gobierno se dispone ahora a asestar al diésel la estocada definitiva. El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ha confirmado que el Ejecutivo intentará aprobar en los próximos seis meses la equiparación fiscal entre el diésel y la gasolina, una exigencia de Bruselas que España lleva tiempo postergando.

No se trata de una decisión estrictamente ambiental, sino de dinero. Un total de 460 millones de euros de fondos europeos están congelados porque la Comisión Europea considera que España no ha cumplido este hito comprometido en el Plan de Recuperación. Bruselas dio un acceso de más de 24.000 millones a España en su quinto desembolso, pero dejó fuera más de 1.000 millones, de los cuales casi la mitad dependen de este ajuste fiscal al gasóleo.

La historia no es nueva. En noviembre, el Congreso tumbó la medida: una coalición inesperada entre Podemos, PP y Vox frenó la subida, consciente de su enorme coste político en un país con más del 55% del parque móvil diésel y un sector logístico altamente dependiente de este combustible.

Subida a la vista del diésel

Pero Europa aprieta. La justificación es medioambiental: penalizar el diésel para reducir emisiones y acercarse a los objetivos climáticos de la UE. La realidad es que, para el Gobierno, se ha convertido en un peaje imprescindible para desbloquear fondos.

“Seguiremos trabajando para sacar adelante la subida de la fiscalidad del diésel”, aseguró Carlos Cuerpo, recordando que el plazo máximo de Bruselas expira en seis meses.

No es el único compromiso pendiente. También están bloqueados fondos por el incumplimiento parcial de hitos en la digitalización de administraciones locales (40 millones) y la reducción de la temporalidad en el empleo público, un asunto agravado por una reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la UE.

Mientras tanto, el diésel agoniza en el mercado. Años de anuncios de prohibiciones futuras, restricciones urbanas y penalizaciones fiscales han minado la confianza de los compradores. Las matriculaciones de turismos diésel apenas superan el 14% frente al 70% de hace una década. Y ahora, cuando el diésel empezaba a estabilizarse gracias al auge de SUV ligeros y vehículos comerciales, el Gobierno ultima la que podría ser su puntilla definitiva.

Pocas ventas pero mucho parque

Porque no es solo subir el impuesto. Es enviar un mensaje nítido: el diésel ya no tiene hueco en la transición energética de España. Y ningún comprador, autónomo o empresa logística invierte con tranquilidad en un combustible sentenciado. Pese a que las ventas de vehículos con motor diésel se han desplomado en los últimos años, especialmente después del dieselgate de Volkswagen en 2015, los vehículos de gasóleo siguen siendo mayoría en el parque automovilístico en circulación.

La medida, que el Ejecutivo intentará pactar para no repetir el fracaso parlamentario de noviembre, será una de las decisiones fiscales más polémicas antes de fin de año. Para la industria del automóvil y el transporte, un nuevo golpe de realidad: Bruselas marca el paso, y el diésel es un objetivo prioritario en su cruzada climática.

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