El proveedor alemán del automóvil Mahle vuelve a recortar puestos de trabajo en España. La compañía ha anunciado la supresión de 740 empleos en sus plantas de Motilla del Palancar (Cuenca) y Paterna (Valencia). Mahle alega las bajas ventas de vehículos eléctricos como causa del ajuste laboral, que se enmarca en el giro estratégico hacia el mercado chino.
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Según explicó la compañía en un comunicado, la decisión responde a los “múltiples vientos en contra” que atraviesa el sector, entre ellos la ralentización global de la automoción, las incertidumbres arancelarias y, de forma especial, la baja utilización de sus instalaciones ligadas a la electrificación. “Nuestros centros en España están actualmente extremadamente infrautilizados y no se espera que alcancen su plena capacidad en un futuro próximo”, admitió la empresa.
El ajuste afectará a unos 550 trabajadores en Cuenca y 190 en Valencia, que dejarán la compañía en diferentes fases durante los próximos meses. Mahle emplea actualmente a unas 2.500 personas en España, repartidas en ocho centros de producción, y produce tanto componentes para vehículos eléctricos y motores de combustión limpia como soluciones para bicicletas eléctricas.
Un mazazo para Cuenca
El sindicato CCOO de vCuenca ha rechazado “frontalmente” el expediente de regulación de empleo (ERE), al considerar que tendrá un impacto social de “repercusión incalculable”. La planta de Motilla del Palancar da trabajo directo a cerca de un millar de personas y sostiene un tejido de empresas auxiliares en la comarca. “Apenas hace un año Mahle era puesta como ejemplo de crecimiento gracias a los fondos europeos del Perte VEC. No entendemos cómo ahora se plantea un hachazo injustificado e inasumible”, señaló la organización sindical.
El sindicato ha pedido a la empresa la máxima transparencia en el proceso de negociación y ha instado a las administraciones a implicarse para garantizar el mantenimiento del empleo.
Giro estratégico hacia China
El recorte en España se enmarca en un contexto de reorientación global del grupo alemán. Mahle cerró 2024 con una caída de facturación del 5,6%, hasta 11.681 millones de euros, aunque logró mejorar su rentabilidad gracias a la eficiencia operativa. Mientras Europa y Norteamérica se enfrían, la compañía ha decidido volcarse en China, donde ve el mayor potencial de crecimiento en electrificación y gestión térmica.
El pasado año firmó un contrato de 200 millones de euros para suministrar convertidores eléctricos a un fabricante internacional a partir de 2028, y mantiene en cartera su mayor pedido histórico, de 1.200 millones, para un módulo de gestión térmica.
Cierre de una fábrica en 2022
Pese a las dificultades, Mahle insiste en que la electrificación sigue siendo un “campo estratégico clave” en su plan “MAHLE 2030+”. “Seguimos plenamente comprometidos con producir y desarrollar soluciones tecnológicas de alto rendimiento e innovadoras para que esta área esté a la vanguardia cuando los mercados se recuperen”, aseguró el grupo.
En 2022, Mahle cerró la fábrica de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) y despidió a toda su plantilla, formada por 343 empleados. La planta catalana producía pistones y otros componentes para motores de combustión interna que la empresa trasladó a otras factorías.