La buena vida para los fabricantes de vehículos se ha acabado. Hasta ahora, sus inversiones iban encaminadas a mejorar las prestaciones y la eficiencia de los coches y su gama de turismos. No había necesidad de salir del carril de un modelo de negocio centenario y más que probado. Pero eso se ha acabado. Los fabricantes tienen que transformar en profundidad su modelo de negocio con coches sin emsiones de gases y ampliarlo con las actividades de la nueva movilidad

Por más que sepas conducir, es muy probable que te haya pasado como a mí, que a la hora de enfilar una cuesta confías en exceso en la marcha que llevas engranada en el coche hasta que notas que el motor entra en la fase previa a calarse. Todo sucede muy rápido, por lo que hay que cambiar de marcha con la misma presteza. Los fabricantes de vehículos se encuentran al inicio de la rampa y ya notan que el motor empieza a calarse. 

La pendiente que tiene por delante la industria de automoción es probablemente la más pronunciada que ha tenido por delante en toda su dilatada historia. Un reciente estudio de Alix Partners cifraba en 316.000 millones de dólares la inversión conjunta planificada por las marcas de automóviles hasta 2023 y alertaba del riesgo de que muchos de esos proyectos sean fallidos.

Nuevos tiempos en el MWC

El nuevo modelo de negocio que están preparando los fabricantes mantendrá la actividad de producción, aunque su facturación perderá perso frente a los servicios de movilidad en auge. La reciente alianza firmada por Daimler y BMW marca el camino a seguir por el sector. La consigna es que es mejor aliarte con tu eterno rival antes que se cale el motor. El acuerdo entre Ford y Volkswagen también va en esa línea, aunque inicialmente esté centrado en compartir modelos del viejo negocio.

La presencia de fabricantes de automóviles en el MWC que tiene lugar en Barcelona también es un símbolo de los nuevos tiempos y necesidades que comportan. Grandes compañías como Volkswagen, Ford, Daimler, BMW y Toyota ocupan un espacio pequeño frente a los gigantes de la tecnología, de los que se han convertido en grandes dependientes. Por ello, el futuro del automóvil estará repleto de alianzas de todo tipo para afrontar las ingentes inversiones que tiene por delante las empresas.