Industria

Stellantis confirma la producción en España de Leapmotor

Las plantas de Zaragoza y Madrid, candidatas para albergar la producción de modelos eléctricos de Leapmotor para esquivar los aranceles

Nuevo modelo C11 de Leapmotor

Nuevo modelo C11 de Leapmotor

Toni Fuentes

16.09.2025 21:53h

4 min

La marca china Leapmotor producirá coches en España. Antonio Filosa, nuevo consejero delegado de Stellantis, confirmó los planes industriales, aunque no dijo ni cuándo ni en qué planta, pero las miradas del sector apuntan a un destino claro: Figueruelas (Zaragoza), aunque Madrid también está en la carrera.


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“Recientemente hemos anunciado una colaboración industrial para dotar a Leapmotor de capacidad en una de nuestras plantas españolas para fabricar sus coches sobre su plataforma. Comenzará muy pronto”, declaró Filosa en la conferencia de Kepler Cheuvreux. Por primera vez, la cúpula de Stellantis verbaliza un proyecto que llevaba meses circulando como rumor, alimentado por visitas discretas de directivos asiáticos, conversaciones con proveedores locales y hasta las palabras del propio embajador de China en España.

El escudo frente a Bruselas

El movimiento responde a una lógica evidente: esquivar los aranceles europeos. Los coches eléctricos de Leapmotor fabricados en China pagan un 20,7% adicional sobre el 10% general de importación, un peaje que encarece notablemente modelos como el Leapmotor B10, un SUV compacto con un precio de salida inferior a 30.000 euros. Ensamblarlo en España convierte un problema en oportunidad: fabricar barato, vender competitivo y ganar cuota en un mercado europeo que se tambalea entre la urgencia climática y el proteccionismo comercial.

El calendario ya se empieza a dibujar: a partir del tercer trimestre de 2026, Stellantis podría arrancar en Zaragoza con la producción del B10, que podría convertirse en el estandarte europeo de Leapmotor.

Aragón, nodo estratégico

Si Figueruelas acaba imponiéndose, el anuncio reforzará la candidatura de Aragón como hub eléctrico europeo. A pocos kilómetros de la planta, Stellantis y el gigante chino de baterías CATL levantarán una gigafactoría de 4.100 millones de euros para producir celdas de litio-ferrofosfato (LFP), más baratas que las actuales. Coches y baterías en el mismo ecosistema: una cadena de valor completa que ya despierta expectativas en toda la industria auxiliar.

La planta aragonesa no solo es versátil y altamente productiva; también se ha convertido en el epicentro de la estrategia eléctrica del grupo. Ese factor explica por qué aventaja a Madrid en la pugna, aunque nadie descarta que la capital se lleve parte del pastel en fases posteriores.

De 5.000 a 50.000 unidades mensuales

La velocidad de Leapmotor impresiona. Hace apenas dos años fabricaba 5.000 coches al mes en China. Hoy ensambla 50.000 unidades mensuales y aspira a llegar a las 600.000 en 2025, apoyada en la inversión de Stellantis, que en 2023 adquirió un 20% de la compañía y el control del 51% de Leapmotor International, su brazo para salir de China.

“Hoy celebramos esa inversión como muy buena”, aseguró Filosa, que elogió la visión de su predecesor, Carlos Tavares, y del financiero Doug Ostermann, artífices de la operación. El mercado respondió con entusiasmo: Stellantis subió más de un 9% en la Bolsa de Milán tras sus declaraciones.

El tablero europeo

El desembarco de Leapmotor en España se produce en medio de un pulso geopolítico: Bruselas endurece aranceles contra los coches chinos, mientras Ursula von der Leyen promete incentivos para los modelos urbanos y eficientes. Filosa recogió el guante: “Los coches pequeños consumen y emiten menos; merecen políticas de apoyo”.

La apuesta por Leapmotor no solo es una jugada industrial; es también un gesto político. Con este movimiento, Stellantis envía un mensaje doble: a Pekín, que su socio tiene un espacio real en Europa; y a Bruselas, que la única forma de sobrevivir a la tormenta eléctrica es producir en casa lo que hasta ahora llegaba en barco desde Shanghái.

La confirmación de Filosa marca un antes y un después: España no será solo terreno de ensamblaje de modelos tradicionales, sino también puerta de entrada para marcas chinas al mercado europeo. La primera marca en buscar una base de operaciones industriales ha sido Chery para hacer el montaje final de los modelos Omoda y Jaecoo y de los derivados con la marca Ebro en la antigua fábrica de Nissan en Barcelona.

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