La histórica marca italiana de vehículos industriales Iveco -con una planta en Madrid y otra en Valladolid- vuelve al centro de las especulaciones tras un reciente repunte de sus acciones y la ausencia de desmentidos sobre un posible acuerdo con el grupo indio Tata Motors, que finalmente se ha confirmado. La operación, liderada por el holding Exor -Elkann/Agnelli-, suscita preocupación entre los sindicatos, sobre todo italianos, y podría suponer un bombazo en el mundo del vehículo industrial europeo.
El futuro de Iveco vuelve a situarse en el epicentro de la actualidad económica e industrial europea. Según informaciones de medios italianos como Il Sole 24 Ore y La Repubblica, la compañía de Turín estaría en negociaciones avanzadas para su venta al gigante indio Tata Motors, una operación que podría reconfigurar el tablero de los vehículos industriales en Europa.
La noticia cobró fuerza hace 10 días, cuando las acciones del Grupo Iveco registraron un espectacular ascenso bursátil del 9,7% en la Bolsa de Milán. Este repunte se atribuye directamente a los insistentes rumores sobre conversaciones entre Exor—el holding dirigido por John Elkann, también presidente de Stellantis y principal accionista de Iveco— y Tata Motors, aunque ninguna de las partes ha confirmado oficialmente la existencia de dichas negociaciones.
Una desinversión planificada y estratégica
Desde su escisión del grupo CNH Industrial en 2022, Iveco ha sido objeto de especulación continua sobre su futuro. El proceso de separación marcó el final de una era dentro del antiguo imperio Fiat y supuso el primer paso en una estrategia de desmembramiento cuidadosamente orquestada por Exor. En febrero de 2025, durante la junta de accionistas, se anunció la inminente desinversión en las actividades de defensa, con la venta de las unidades de vehículos especiales IDV y Astra prevista antes de fin de año. Esta operación podría no solo busca atraer a compradores especializados en territorio de Defensa como Rheinmetall, KNDS o Leonardo, sino también eliminar el derecho de veto del Estado italiano, presente en sectores considerados estratégicos.
La escisión de la división de defensa allanaría el camino para una eventual venta del núcleo industrial de Iveco, valorado actualmente en unos 4.200 millones de euros. Exor, que tiene el 27,1% del capital pero controla el 43,1% de los derechos de voto, obtendría una notable plusvalía en línea con su estrategia de maximización de activos.
El posible desembarco de Tata Motors en el accionariado de Iveco no es casual. El grupo indio, propietario también de Jaguar-Land Rover, busca fortalecer su división de vehículos industriales y ampliar su presencia en Europa. La adquisición de Iveco supondría también un hito simbólico para Tata: en la década de 1980, Iveco adquirió una participación en el rival local de Tata Motors, Ashok Leyland.
El silencio de la dirección y la opacidad en torno a las negociaciones han generado un clima de preocupación entre los trabajadores y sindicatos italianos. El sindicato Fim CISL ha emitido un comunicado denunciando la "incertidumbre" y exigiendo transparencia sobre el futuro de las plantas y el empleo en Italia. La organización reclama una reunión urgente con el Ministerio de Empresa y Made in Italy, subrayando la necesidad de proteger los intereses industriales nacionales y garantizar la estabilidad laboral.