La pugna entre fabricantes europeos y marcas chinas de automóviles suma un nuevo capítulo. Esta vez, no se trata de acusaciones de subvenciones encubiertas ni de aranceles de Bruselas o una copia de diseño, sino de una batalla por los nombres. Seat ha presentado una impugnación ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) contra varios registros de nombres de modelos de la china BYD. La empresa con sede en Martorell sostiene que la nomenclatura de algunos de los modelos del gigante asiático puede inducir a confusión con los suyos, según informó El Economista

Seat León vs. BYD Sealion

El conflicto gira en torno a cuatro modelos: BYD Seal, Sealion, Seal S y Seal U. Tres de ellos ya se venden en España, donde BYD ha colocado 12.354 vehículos hasta julio, un crecimiento superior al 700% respecto al año anterior. Seat argumenta que el parecido entre "Seal" y "Seal" es evidente en escritura, y que la denominación Sealion recuerda mucho al popular Seat León, uno de los pilares de la marca española.

La EUIPO trasladó a comienzos de agosto a la compañía china los argumentos de Seat, y BYD tiene hasta mediados de octubre para responder. El proceso puede prolongarse meses, incluso años, mientras los coches en cuestión siguen comercializándose en Europa.

Las disputas legales por marcas registradas no son extrañas en el sector. Seat ya se ha opuesto en el pasado a intentos de registrar denominaciones FR por parte de Eon Automotive o a logotipos demasiado similares al de Cupra. Lo novedoso es que, en este caso, el rival no es un actor menor, sino BYD, uno de los fabricantes que lidera la ofensiva china en Europa. El Seat Toledo ya fue objeto de una versión china por parte de Chery bajo el nombre de Cowin en décadas pasadas, aunque en ese caso fue tras la compra de la vieja cadena de montaje del Toledo.

Historial de disputas con China

La batalla legal con BYD llega en un momento delicado para la firma española. Su modelo más estratégico, el Cupra Tavascan, fabricado en Hefei (China), se ve penalizado por los nuevos aranceles de hasta el 20,7% que la Comisión Europea ha impuesto a los eléctricos chinos. El impacto ha sido directo: las ganancias de Seat se desplomaron un 90% en el primer semestre de 2025, hasta apenas 38 millones de euros.

El presidente interino de Seat y Cupra, Markus Haupt, lanzado una advertencia hace unos meses en relación con las marcas chinas: “Ellos tienen unas ventajas que nosotros no tenemos”, indicó Haupt en referencia a los productores chinos de automóviles. “Necesitamos un entorno de ayuda a la empresa”, aseguró el presidente de Seat, que también rechazó los aranceles: “Estamos en contra del proteccionismo. El libre comercio es lo que hace que las marcas compitan y evolucionen”.

De la copia al diseño propio

Más allá de los nombres, el trasfondo de la disputa de Seat contra BYD recuerda a otras polémicas históricas centradas especialmente en el diseño. En el pasado, las marcas europeas han tenido que lidiar con copias descaradas de sus modelos en China: del Landwind X7 que replicaba al Range Rover Evoque, al Zotye SR9 calcado al Porsche Macan o al Weikerui V7, prácticamente indistinguible de un Volkswagen Up!. Incluso el nuevo Xiaomi SU7 ha sido señalado con un gran parecido con el Porsche Taycan, según la opinión de muchos usuarios.

Aunque en ocasiones, como en el caso de Land Rover, la justicia china ha llegado a dar la razón a la marca occidental, lo habitual es que los procesos sean largos, costosos y con compensaciones mínimas.

Sin embargo, en los últimos años se aprecia un cambio de estrategia por parte de los principales grupos automovilísticos chinos con el desarrollo de modelos adaptados a los gustos de los consumidores europeos. Para ello, los fabricantes han fichado a diseñadores europeos o han ubicado sus centros de diseño en el viejo continente. El último movimientos lo ha dado, precisamente, Xiaomi con la incorporación de un peso pesado del diseño de BMW unos años antes de su desembarco en Europa previsto para 2027.